(disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
Es
fascinante esto de obligar a los demás a lo que no permites en tu
casa. Señalé la semana pasada que la banda del Prusés no contempla
el derecho a decidir para una hipotética república catalana, y eso
es tener una jeta de cemento olímpica, pero es que no dejan de
superarse en estos momentos de absoluta melopea que están
protagonizando para bochorno del resto. Estamos en un momento en el
que no sabe uno a qué atenerse, cuando nuestros políticos juegan a
ser fiscales y jueces. Sus leyes son endebles, por eso el poder
judicial se las está tumbando una a una, pero es que las que siguen
vigentes se interpretan con criterios tan dispares que es memorable
la inseguridad jurídica que se está generando.
Ya
saben de mi affaire con el concejal de Movilidad, e imagino
que también del acoso, vía dibujitos injuriosos, de un señor de
Sóller a Miquel Ensenyat. El segundo caso es muchísimo más
punible, salta a la vista, pero resulta que se ha arreglado
tranquilamente con una charleta entre ellos. Aunque alguno podrá
pensar que lo ha hecho para lucirse en la foto, Ensenyat ha
demostrado cintura y bonhomía, cualidades humanas que están muy por
encima de su aciaga gestión política (la última: que su Consell
escamotee gasto social para pagar pleitos armengolianos). Pero,
claro, es disparatado que esto se resuelva con un cafelito y pelillos
a la mar, sin aplicarle al solleric la ley LGTBI, mientras que a mí
sí me la endosan, y con el máximo coste posible (3.000 euros),
añadiendo que el concejal me demanda por lo civil (12.000). ¿O es
que esta ley tiene dos protocolos cuya aplicabilidad sigue patrones
cuánticos?
Continuemos
con Més. Estarán al tanto de que Noguera, junto a conmilitones
berroqueños como Carrió y Apesteguia, acudió al acto de la OCB y
los acólitos de Tòfol Soler en la Plaça Major para celebrar el
Putsch(demont) a la legalidad, no sólo estatal sino también
catalana. Aunque no estuvo en todo el acto, ¿no entiende Noguera que
mientras sea alcalde no puede ni acercarse a estas mascaradas? Es
más, imagino que si el máximo dirigente de una ciudad de la que
sólo le ha votado el 15 % apoya que se vulnere la legalidad, también
aplaudirá a manos llenas cuando los sufridos habitantes de Palma
decidamos hacerle un correspondiente corte de mangas a los decretos o
normas que Cort haya aprobado, ¿verdad? Es que si no es así, si no
entienden que la desobediencia o es para todos o no es para nadie,
entonces es que andan aquejados de una dolencia bastante grave cuyo
diagnóstico podrán encontrar en cualquier libro de historia del
siglo XX.
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