jueves, 21 de abril de 2011

DIARIO DEL SUBSUELO (9). CATALEPSIA, DÍAS IMPARES, THE ASHES

¿Qué hay más subsuelítico que un muerto que se despierta en su ataúd y, enloquecido, incrusta furiosamente sus uñas en la madera de la tapa? Caso real: un bisabuelo de Francisco Ferrer Lerín, a principios del siglo XX. Cuando años después de la sepultura se abrió la tumba de su abuelo paterno Abilio comprobaron la siniestra estampa que fundía madera y carne. Lo cuenta en su blog, junto a otro caso conocido más recientemente, en el que las labores de esponjamiento en el ataúd de turno desvelaron que el finado había dejado un mensaje escrito a lápiz en el interior de la caja. No podía dejar de referirme a este tema: resucitar en un agujero infernal para volver a morirte envuelto en la peor de las desesperaciones. La cuestión de la catalepsia aflora en mis conversaciones recientes, y mi librero (también enólogo) me cuenta el caso de su tío Benito, que falleció a los 7 años, para resucitar 24 horas después, todavía en el afortunado plazo del velatorio. Sucedió en la posguerra de la Castilla del norte, y el joven cataléptico, en honor a su experiencia, fue agasajado a cuerpo de rey el resto de sus prolongados días.
Descubro mediante su temprana muerte (50 años), que el traductor Miguel Martínez-Lage, gracias al que he podido leer a Coetzee (entre otros autores) en un espléndido castellano, llevaba meses escribiendo un blog (Días impares) desde su refugio en las desérticas tierras almerienses, donde trataba de reconfigurarse a sí mismo tras diversas rupturas de distinto signo. Además de la fascinación necrófila que procuran unos textos ya clausurados por la muerte del autor, su lectura en sí resulta muy recomendable.

  Interés en aumento por la extraña mecánica del cricket y el ethos que lo rodea y explica. Me fascina que en la isla se encuentre un Mallorca Cricket Club, en Magalluf (Calviá), y curiosa ha sido la forma de descubrir su existencia: gracias a un asesinato entre ingleses aficionados al cricket en un bar de Magalluf. Cualquier día de estos me acercaré a palpar el ambiente de partido. Con la liga inglesa en marcha (County Championship), en largos partidos de cuatro días (los internacionales del test cricket alcanzan los cinco), me detengo en el reciente capítulo de The Ashes, enfrentamiento que disputan bianualmente Inglaterra y Australia. Dejo arriba la inspirada actuación del dúo formado por los bateadores ingleses (de origen sudafricano ambos) Jonathan Trott y Matt Prior en el partido número 4 de estas últimas series (noviembre 2010-enero 2011), ganadas meritoriamente por los británicos a domicilio.

martes, 12 de abril de 2011

LA MIRADA MÁS ALLÁ DE LA FORMA

Antoni Tàpies

"Buena parte de la plástica del último siglo puede entenderse como un intento de escaparse de la forma, de diluirla, de acceder a algo más primigenio. Si se deja deslizar la visión a la vez más allá y más acá, donde las cosas aún no lo son o ya han dejado de serlo, se diluye la pretendida naturalidad del enfrentamiento entre el yo y el mundo, dando lugar a un nuevo espacio. Espacio sin límites, que continuamente se desborda. El espacio se vuelve cósmico y abismal, sin lugares de apoyo, en una peculiar oscilación, o casi indistinción, entre la serenidad y la amenaza. Experiencia de lo elemental. Como si una vez transitado por ese punto de no retorno, se presentara otra vez, transfigurada, la multiplicidad del mundo".

Juan Luis Vermal

domingo, 3 de abril de 2011

VOCABULARIO (26): ESQUIZOFRENIA


Dividir, escindir, quebrar, hendir, romper, etc. Trastorno de la conciencia, desdoblamiento de la psique. Esto sentencia la definición esquizofrénica. Pero surgen las dudas cuando consideramos que la conciencia no se produce más que en la división, a partir de la separación e identificación de dos planos separados. Si el esquizofrénico divide su ser, tal vez se deba a que en su experiencia de lo real no encuentra la clave que lo adapte a la división cotidiana y general de la conciencia.  

No soy psiquiatra ni experto en el tema, pero leo interesado lo que dos profesionales del gremio van explicando en El misterio de nuestro mundo de René Girard. Se trata de sus dos interlocutores a lo largo de todo el libro, Jean-Michel Oughourlian y Guy Lefort, que sólo en este punto toman el mando para ser ellos los que capitalicen el discurso. El ser del hombre parece huir de la indiferenciación, buscando la división, el entramado de lo dual, una identidad más o menos blindada, una separación fija. Es, por tanto, la unidad que ahoga la que lo conduce a proyectar su propia dualidad. No sería éste un caso de caída fuera de la estructura de la normalidad, sino la más fiel profundización en la misma; no hay regreso hacia un subconsciente unificador y extrahumano, sino hundimiento en la norma del ser del hombre, en la regla que fundamenta todo su universo (pensamiento, instituciones, etc.). Lo que se suele percibir, desde fuera, como una perturbadora desestructuración, no es más que el deseo de estructuración más fundamental, el ansia por la otredad desarrollado a partir de la más espectral fuerza imaginativa de la mente. La lógica de la escisión, la necesidad de la diferencia, de la alteridad, siempre en los dos casos, aunque formalizado de manera distinta. El bicho esquizo siempre presente, unas veces designado por lo general, otras elaborado por lo propio, es el mediador del yo, el modelo que dirige sus pasos, en un proceso de construcción hacia no se sabe donde. 


Algunos de estos bichos se heredan. Jodorowsky heredó el suyo, 'el Rebe', personaje que nació de la esquizofrenia de su abuelo paterno, un extraño y bondadoso judío ruso emigrado a Chile. Él era huérfano y creó el Rebe (de nuevo, la unidad blindada, la soledad angustiosa que promueve la escisión del sí mismo), después se lo pasó a su hijo y de éste lo heredó el nieto, Jodo. Su padre le dijo: "El Rebe te educará". Le enseñó a leer a los 5 años, fue su mentor interior y sigue con él hasta hoy. Una buena muestra de esa especial relación podemos apreciarla en el video de arriba.
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