miércoles, 30 de diciembre de 2009

SUEÑOS CTÓNICOS: LA MUERTE LÍQUIDA

Venecia, la pasada noche de Navidad

Los fenómenos del agua tienen un epicentro importante en la decadente Venecia, la ciudad construida sobre una nada sustancial. La ciudad convive desde hace siglos con esa situación de estar asentada sobre el elemento líquido; mucho tiempo sin combate, en extraño y sosegante apaciguamiento. Pero el equilibrio lentamente se trueca en desnivelamiento, en pérdida de pie de lo pétreo. El nivel del agua asciende progresivamente, según el ritmo lento pero seguro de lo natural. De repente, una erupción. Una noche fría, los efluvios ctónicos emergen de sus diques, inundando las precarias plataformas apolíneas, invadiendo el núcleo vital de la ciudad, acunándola, meciéndola como en un sueño. La inundación todavía no es letal, pero es un nuevo paso en la erradicación del suelo firme. Como una amenaza de lo que vendrá. El poder ctónico, desplazado durante siglos, vuelve para adueñarse del centro del escenario, insinuando la muerte horizontal que acabará disolviendo ese sueño llamado Venecia, esa idea llamada civilización. El largo apaciguamiento ha dado paso a un combate cuyo vencedor está decidido. Venecia todavía resiste, sumergida en "el seno de un agua triste y sombría que transmite extraños y fúnebres murmullos" (Gaston Bachelard, El agua y los sueños). La ensoñación melancólica de la muerte.

Agua, sueño, purificación, muerte. Pocos han hundido tanto su espíritu en estas profundidades como Bachelard. Las aguas "llegan a ser en las imágenes lo que llegan a ser en nuestra ensoñación, en nuestras interminables ilusiones. Contemplar el agua es derramarse, disolverse, morir".

(entrada publicada en el NICKJOURNAL)

viernes, 25 de diciembre de 2009

GIRARD CUMPLE 86 AÑOS


Hoy mismo, día de Navidad, cumple René Girard nada menos que 86 años. Aprovecho la circunstancia para colgar unos videos de una entrevista que le hizo Peter M. Robinson, investigador del Hoover Institution, en la Universidad de Stanford. Su título: Insights with René Girard.

Dejo aquí los otros cuatro videos (el primero versa básicamente sobre el deseo mimético), que se corresponden con cuatro segmentos independientes de la entrevista:

martes, 22 de diciembre de 2009

ICH BIN ENRIC MARCO


Me entero estos últimos días de la existencia de una película, recién estrenada, que trata de la impostura de Enric Marco, quien fuera cabeza visible durante muchos años de la asociación Amical Mauthausen. Para quien no recuerde o conozca el caso, Marco fue una de las figuras más recurridas por los medios de comunicación españoles a la hora de rememorar los crímenes del Tercer Reich. Su condición de testigo directo de los crímenes en un campo de concentración (Flossenbürg) le confería una privilegiada posición como superviviente y hombre-memoria. Marco fue durante tres décadas el rostro y la voz de las víctimas españolas de Hitler. El problema vino cuando se descubrió que toda esa vida rememorada no era tal, sino un puro invento. Marco ha sido nuestro Binjamin Wilkomirski, otro gran farsante experto en el relato emotivo y edificante; se trata de individuos que parecen haber encontrado una especial satisfacción en vivir una mentira, vinculada a la Gran Historia, que de cara a los demás les procuraba admiración, respeto y cariño. Parece que los directores de la película, Santiago Fillol y Lucas Vermal (primogénito de mi gran maestro Juan Luis Vermal), destacan de esta experiencia el enfrentamiento (o no) de Marco con su impostura, el hecho de vivir en una mentira pero sin asumir las consecuencias que, al desvelarse, acabarían con la identidad construida durante décadas. La narración emotiva y edificante constituye en este caso el tuétano de la identidad personal de Marco, una usurpación de la Historia por la Poesía, una apropiación de lo que nunca le perteneció; cuestionada la verdad de fondo, Marco se ha mostrado incapaz de separarse del tejido de su discurso (el periodista Santiago González señalaba estos días que Marco habría sido un perfecto patrón de la Memoria Histórica de ZP). La identidad se mantiene en pie aunque los hechos empíricos que la sustentan se quiebren por todas partes; este detalle, la separación de identidad y hechos empíricos, es más norma que excepción en la articulación del Sí Mismo (ya sea individual o colectivo). En esto la personalidad de Marco resulta muy afín a la de un terrible hombre subsuelítico que vivió muchos años en otra gran mentira, el doctor Jean-Claude Romand, retratado por Emmanuel Carrère en El adversario.

jueves, 17 de diciembre de 2009

VOCABULARIO (21): APOTROPAION

Imagen de la película Spider (Cronenberg, 2002)

Apotropaion es un término griego que viene a significar aquel amuleto cuya finalidad consiste en alejar el miedo a algo determinado o a los 'malos espíritus'. Camille Paglia recurre a él en las páginas de su monumental (en tamaño e importancia) Sexual personae para tratar de explicar ese principio que nos lleva a intentar protegernos de alguna amenaza, en lugar de alejarnos de ella, desarrollando una cierta relación con la misma (1), ya sea en un palno religioso como en uno cultural o psicológico. Lo apotropaico vendría a ser algo así como la formalización en un objeto de la cuestión del phármakon, es decir, aquello que en su esencia ambivalente es a la vez bueno y malo, el veneno y su antídoto, etc. El apotropaion nos permite alejar los miedos pero manteniéndonos cerca de ellos, en un peligroso ritual de conjura que mantiene una clara afinidad con la psicología girardiana del deseo mimético y las paradojas a las que nos aboca el double bind (Gregory Bateson). Como señalaba Cesare Pavese, "no nos liberamos de una cosa evitándola, sino sólo atravesándola".

(1) Paglia señala tres ejemplos apotropaicos en clave artística (ella entiende que las dimensiones religiosa y artística son permeables): la Mona Lisa de Leonardo Da Vinci, la Irlanda de James Joyce y la novela Al faro de Virginia Woolf (p. 93-4). A mí se me ocurre, a bote pronto, otro: la película de David Cronenberg titulada Spider, en la que el personaje principal, que acaba de salir de un psiquiátrico, se entrega a extraños rituales apotropaicos (imagen de arriba) que se encuentran vinculados con un doloroso y decisivo capítulo de su pasado.

lunes, 7 de diciembre de 2009

LA PINTURA HOLANDESA QUE EMERGE DEL SUBSUELO

Judit presentando la cabeza de Holofernes, Salomon de Bray (1636)
Haciendo memoria, me doy cuenta de que apenas he hablado de pintura en este blog. El motivo no consiste en una falta de aprecio por el arte pictórico, es otra cosa. Suele pasar: determinadas pasiones quedan relegadas a una cierta interioridad que no busca ansiosamente manifestarse ante los demás. Me sucedió mucho tiempo, por ejemplo, con el rugby, pero también me ha pasado en este caso, especialmente con la pintura flamenca y holandesa, que con apreciable diferencia son mis predilectas en su materia. Aprovecharé pues para dejar salir por las rendijas del subsuelo un poco de mi interés por la pintura, sirviéndome de un hecho de actualidad, como es que el Museo Nacional del Prado acaba de inaugurar una exposición sensacional. Se trata de una colección de pintura holandesa del siglo XVII que está en posesión de dicho museo, aunque se encontrara prácticamente desaparecida desde la década de 1940 (la exposición permanecerá abierta desde el pasado día 3 de diciembre hasta el 11 de abril del 2010). Literalmente, estos cuadros fascinantes acaban de emerger de un subterráneo madrileño para mostrarnos en qué consiste la 'mirada holandesa' sobre las cosas. Sepultadas por miles de banalidades y engendros de nuestra reciente modernidad, prácticamente relegadas a una casillero de la historia, estas deslumbrantes obras regresan ahora del olvido para poder observarnos con su ojo apolíneo y marcarnos con el sello de lo necesario. La pena es que en esta colección no podamos contemplar ningún Vermeer, aunque sí hay un Rembrandt, Artemisia. Otra obra interesante, la que ofrece su imagen en el catálogo, pertenece a Salomon de Bray y tiene una historia muy curiosa que nos desvela la comisaria de la exposición madrileña, Teresa Posada, en este video. Hasta que fue restaurado, en 1992, la cabeza de Holofernes que hoy día podemos ver era en realidad un jarrón azul. Sólo gracias a una radiografía se pudo comprobar lo que el lienzo ocultó durante siglos, y que la restauración posterior acabó por desvelar a una mirada directa.
Artemisia, Rembrandt (1634)
La pintura holandesa del siglo XVII se caracterizó principalmente por una resistencia a seguir los parámetros de la pintura italiana renacentista, es decir, que prefirió la descripción minuciosa de unas situaciones cotidianas antes que la narración de hechos excepcionales. En esa dicotomía el ojo holandés se decantó por una mirada introspectiva sobre la realidad cotidiana y sus pequeños rincones, por llevar a cabo pormenorizadas presentaciones figurativas de situaciones estáticas. Pero, en su naturalismo milimétrico, escondía la pintura holandesa significados escurridizos; la perfección de lo evidente abría y a la vez cerraba puertas a aquello que escapaba a la mirada y también al sentido inmediato. Sin embargo, el significado profundo que se sugiere no es otro que lo que se ve. En el lienzo se articula en torno a una idea de plenitud, de realismo tan puntilloso que semeja fantástico, pero paradójicamente esa plenitud excava una ausencia, se sugiere un sentido oculto, pero el sentido, de existir, reside en la superficie, en la riqueza espléndida de lo visual y a su autonomía más allá de toda interpretación teórica (el arte italiano, por contra, y debido a su vínculo con el referente literario, mantiene una relación más acorde con la interpretación textual. Por ejemplo, tratados sobre arte abundaban en la Italia renacentista, mientras que apenas aparecen en la Holanda del siglo XVII). Si hay un sentido oculto en la pintura holandesa no puede apresarse mediante palabras.

Emblema de la muerte, Pieter Steenwijck (1635-40)

El cineasta británico Peter Greenaway, probablemente el director cuyo trabajo tiene más que ver con el legado pictórico de Occidente, ha sido uno de los pocos que ha tratado de asimilar a sus películas las características de la pintura holandesa: ausencia de sentido (fuerte) narrativo, autonomía absoluta de lo visual, significados ocultos cuya finalidad no consiste en su desvelamiento explícito, etc. En el caso de una de sus primeras películas, ZOO (A Zed & Two Noughts), incluso se encarga de reproducir (creativamente) determinadas obras de Johannes Vermeer: El astrónomo, El geógrafo o La lección de música. También, en la que ha sido hasta ahora su última obra estrenada, Nightwatching, se dedica a especular con las circunstancias que rodearon la creación de la Ronda de noche de Rembrandt (en Google Video puede verse la película completa). Para encontrar a herederos contemporáneos de esta 'mirada holandesa' tenemos que recurrir al minoritario y exquisito Greenaway, y eso tal vez quiera decir alguna cosa sobre nosotros.

viernes, 4 de diciembre de 2009

NOCTURNOS DE CHOPIN Y UN BALÓN OVALADO


Vale que los de Teledeporte en muchas ocasiones tratan al rugby como si fuera el último mono de su parrilla deportiva, cambiando los horarios a placer, pasando de dar partidos en directo, etc. Pero, teniendo en cuenta el páramo rugbístico de los medios de comunicación españoles, al menos esta cobertura muy mejorable es alguna cosa. Y qué coño, la promoción en forma de video, como el que dejo arriba, es muy estimulante. Éste era el video veraniego de promoción del rugby en Teledeporte, en cámara lenta mecida al embriagador son de Chopin (su Nocturno nº 2, opus 9). De cara a la promoción otoñal han decidido entregarse a las solemnidades (embriagadoras también) del Requiem de Mozart (el Confutatis Maledictis).

lunes, 30 de noviembre de 2009

JEAN AMÉRY, LOS OJOS DEL INFIERNO

En realidad se llamaba Hans Mayer, aunque prefirió el nombre de Jean Améry (1912-1978) para su trabajo de escritor a partir de 1955, diez años después de sobrevivir al infierno de Auschwitz (y a la muerte de su joven mujer, que lo esperaba en Bélgica). Nacido en Austria, de orígenes judíos, su relación con el propio judaísmo no fue inmediata ni tampoco fácil sino que se fue labrando con los años; en realidad, su vínculo dialéctico con lo hebreo se inició con el preámbulo de los campos de la muerte, es decir, que fueron las Leyes de Nüremberg (1935) las que lo hicieron judío ("No puedo ser judío. Y sin embargo me veo obligado a serlo"). Autor de algunos de los libros más escalofriantes que he leído jamás (Más allá de la culpa y la expiación o Levantar la mano sobre uno mismo, ambos en Pre-textos), Améry es uno de los pensadores más incómodos que han existido; alejado de toda autocomplacencia, entendía la experiencia vital como un proyecto en el que la identidad debe ser minuciosamente desmantelada hasta no quedar de ella ni siquiera el tuétano. La verdad y lo identitario como cosas antagónicas. También, como pocos pensadores, su vida particular devino un fiel ejemplo práctico de sus reflexiones.

Améry sobrevivió a la destrucción más hecatómbica que han visto los siglos. Llevó sobre su cuerpo la herida, la huella que esa destrucción labró a fuego en su carne. Dio testimonio de su experiencia, no se escondió, ni tampoco olvidó, al contrario; su moral fue vigorosa y preñada de un resentimiento filtrado por la lógica y la dignidad. Aguantó en pie hasta 1978, cuando se suicidó con una sobredosis de barbitúricos en un hotel de Salzburgo. Unos años más tarde también se suicidó otro compañero en la 'universidad' de Auschwitz-Monowitz, el italiano Primo Levi. Dejo unas palabras lapidarias escritas por Améry, de las páginas finales de su tremendo y asfixiante, pero necesario, Más allá de la culpa:

"Sobre mi antebrazo izquierdo llevo tatuado mi número de Auschwitz; es de lectura más sucinta que el Pentateuco o el Talmud y, sin embargo, contiene una información más exhaustiva. También es más vinculante como cifra de la existencia judía.

No me angustia ni el ser ni la nada ni dios ni la ausencia de dios, sólo la sociedad: pues ella, y sólo ella, me ha infligido el desequilibrio existencial al que intento oponer un porte erguido. Ella y sólo ella me ha robado la confianza en el mundo
".

lunes, 23 de noviembre de 2009

EL PARTIDO DEL SIGLO (EVENTOS Y EPÍLOGOS)


¿Por qué los llamados 'Partidos del Siglo' siempre se circunscriben únicamente al mundo del fútbol? En teoría se trata de partidos únicos e irrepetibles, pero, ya se sabe, luego la diarrea mental de los medios demuestra que realmente se juegan cada par de semanas. Se supone que un partido de estas características debería ser un auténtico evento, algo decisivo que dejaría una huella definitiva: su marcador final sería una cifra absoluta que marcaría un antes y un después, la que rubricaría un resultado inatacable. El vencedor del Partido se lo llevaría todo: el éxito, la gloria, etc. Pero no siempre suele ser así, ni en fútbol ni, por supuesto, en el rugby.

Evento: Uno de los mejores partidos de rugby que se han visto nunca (en muchas ocasiones ha sido calificado como 'el mejor' a secas) fue el Australia-Nueva Zelanda de hace 9 años, jugándose el Tri Nations (torneo anual que enfrenta a Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia) y la Bledisloe Cup (que únicamente tiene en cuenta los enfrentamientos entre los dos últimos). Este partido sí que cumpliría los requisitos que en teoría se le exigen a todo un Partido del Siglo. Corría el 15 de julio del 2000, 9 días después de la muerte de Wladyslaw Szpilman, 'el pianista' de Polanski, y 7 después de que un servidor casi se matara en un accidente de motocicleta, cuando se disputaba en el Australia Stadium de Sydney la primera jornada del torneo (el partido está COMPLETO en Google Video). Los wallabies, vigentes campeones de la Copa del Mundo 1999 de Gales (vencieron en la final a Francia, sorprendente verdugo de sus rivales esta noche), liderados por los míticos George Gregan y Stephen Larkham, sestearon durante los primeros 8 minutos y les cayó encima una tormenta increíble: encajaron nada menos que un parcial de 24-0, fruto de tres ensayos trepidantes (Tana Umaga, Pita Alatini y Christian Cullen, convertidos todos por el apertura Andrew Mehrtens) y un tiro a palos (de éste último). Como dice el narrador, "llueven ensayos" en Sydney, una auténtica "demolición", una humillación en toda regla para los campeones del mundo. 24 abajo sólo a los 8 minutos, jugando en casa, y la que podía seguir cayendo ante el impulso arrasador de los imperiales hombres de negro. Sin embargo, los australianos sacaron orgullo y clase para darle la vuelta a la demolición: esta vez eran los all blacks los que fueron pisoteados de forma inclemente, de manera algo menos súbita pero sí extremadamente minuciosa, encajando en 23 minutos infernales, ¡otro parcial de 24-0! (cuatro ensayos, dos de Stirling Mortlock, uno de Chris Latham y otro de Joe Roff, sólo dos transformados por Mortlock, que también anotó un tiro a palos). Se llega 24-24 al descanso. Pocas veces se habrán visto tantas cosas, y sobre todo tan intensas, en únicamente 40 minutos de juego. Estratosférico.

En la reanudación, 3 puntos más para los wallabies (tiro de Mortlock), que la dan la primera ventaja del partido, 27-24. Pero inmediatamente un ensayo del medio melé Justin Marshall, en una brillante jugada individual, concedía de nuevo la ventaja a los neocelandeses. Un intercambio de tiros, por parte de Mortlock y Mehrtens, deja un 30-34 para los visitantes. La paliza física era ya extrema; apenas quedaban fuerzas, así que se dejó todo para el final. A falta de 3 minutos para la conclusión de la contienda, los australianos presionan en el vértice derecho de su ataque y una rápida combinación, finalizada por Jeremy Paul, perfora la defensa rival. 35-34 (no hay transformación) y nos vamos al descuento. Los all blacks buscan desesperadamente ganar metros. ¡Se les está escapando un partido que ganaban 24-0 a los 8 minutos! Un drop o un penalty les bastan, pero ya en el minuto 83 una combinación de Byron Kelleher con Taine Randell permite al bestial Jonah Lomu asfaltar un pasillo para conseguir nada menos que el décimo ensayo del partido. 35-39, victoria para Nueva Zelanda. Una noche en el Olimpo del rugby.

Epílogo: Nueva Zelanda se llevó la victoria en uno de los mejores partidos de la historia de este deporte, pero el título, el del Tri Nations y también el de la Bledisloe Cup, fue finalmente... ¡para Australia! Gracias a un penalty, transformado in extremis por el larguirucho segunda línea John Eales, otro mito del rugby, en el partido de vuelta (23-24), disputado en Wellington el 5 de agosto, aunque también gracias a la posterior derrota de Nueva Zelanda en Sudáfrica (46-40, 19 agosto) y a la victoria de los wallabies frente a los springboks en el último partido del Tri Nations 2000 (18-19, 26 agosto). Los campeones del mundo no necesitaron ganar El Partido del Siglo para llevarse la gloria del torneo (el primero de sus dos títulos del Tri Nations).

[artículo publicado en el NICKJOURNAL]

sábado, 21 de noviembre de 2009

SUICIDIO DE GÉNERO: EN EFECTO, ELLAS LO INTENTAN MÁS


Sigo con mi monotema suicida, pero hay motivo. Primero: parece que al fin la prensa llama a las cosas por su nombre y califica como lo que son, suicidios, varias muertes de personas más o menos conocidas en los ámbitos en que discurrían sus vidas. Ya hablamos del caso de Enke, en Alemania, pero hay más. Por ejemplo, el de una modelo surcoreana, Daul Kim, o el de una actriz británica, Lucy Gordon. Parece como si la prensa se encontrara en vías de dejar de lado la absurda teoría del contagio del suicidio cuando éste es expuesto en las noticias. Sin embargo, no parece ser así, al menos en el caso español, dado que estas noticias afectan a personas con las que difícilmente podríamos realizar ninguna tentativa mimética; es decir, que no valdrían como modelos de conducta en general (vale que Enke jugó en España hace años, pero no brilló precisamente, de ahí que apenas nadie lo recordara ya. Por tanto, su muerte aquí tiene menos trascendencia mimética que en Alemania). Pero en un caso más cercano, de persona más conocida para nosotros, el del periodista Andrés Montes, se mantiene en pie esta teoría, pues la prensa sigue negándose a reconocer que su muerte fue un acto de suicidio (que la familia se niege a que los datos de la autopsia se conozcan es un indicio muy claro en este sentido. Pero es que hay otros, como las palabras de su mujer nada más descubrir el cadáver: "¡Yo también quiero matarme!").
De todas formas, la intención de esta entrada tenía que ver con algo sobre lo que se informó hace semanas pero que estaba pendiente de, digamos, una cierta confirmación empírica. Me refiero al 'suicidio de género', que presentaba dos patrones antagónicos: mientras que la mayoría de suicidas son hombres (en proporción de 3 a 1), sin embargo son las mujeres las que más veces tratan de autoliquidarse sin conseguirlo. Arcadi Espada, que es quien en un artículo de El Mundo, el 29 de septiembre, ofrecía ese dato tan suculento que llamó mi atención, ha tenido la amabilidad de facilitarme unas pruebas empíricas que contrastan lo dicho. En efecto, ellas lo intentan más. Luego fracasarán (se matan mal) o sus intentos tienen más de amenaza, chantaje (emocional) o vete a saber qué antes que de un verdadero intento de ejercitar la tentativa de autolisis. Un detalle muy significativo sobre las verdaderas intenciones del candidato a suicida lo podemos encontrar en el método utilizado: ellos, que suelen consumar su tentativa, escogen métodos drásticos e irreversibles, como el ahorcamiento, dispararse con armas de fuego, arrojarse desde elevadas alturas, etc.; por otra parte, ellas se decantan precisamente por lo contrario, es decir, por métodos más amables cuya reversibilidad no es imposible (fármacos). También ellos, dado que están verdaderamente decididos a matarse, optan por llevar a cabo su particular tentativa más allá de toda posible publicidad sobre la misma; no avisan de su futura muerte para no encontrar ningún obstáculo, lo contrario que una gran proporción de ellas, que con dicha publicidad consiguen aumentar las posibilidades de ser descubiertas y rescatadas.
Dejo AQUÍ la prueba que me suministra Arcadi.

PD: y más de Arcadi... el Correo Catalán de hoy, también con el suicidio como tema.

jueves, 19 de noviembre de 2009

SUICIDIOS SOBRE LA HIERBA

A estas alturas ya todo el mundo se habrá enterado del suicidio de un portero de fútbol, Robert Enke. También sabrán los pocos que lean este blog que una de las cosas que más fascina a un servidor es el suicidio, en sí mismo, es decir, como problema filosófico-existencial, y también como tabú social. Ya he hablado en otras ocasiones de este tema, así que quien tenga interés puede consultar el backstage subsuelítico (principalmente las entradas El tabú del suicidio y Suicidio de género). En el caso de Enke, dado que era futbolista, me ha recordado un viejo proyectillo que llevo entre manos desde hace muchos años, y del que he dado constancia en el blog (entrada LA MUERTE Y EL FÚTBOL): una lista de los futbolistas que se van muriendo, de una o de otra manera, mientras estaban en activo. El suicidio no es la forma más habitual de muerte, pero algunos hay (Saric, Tupper, Castillo, etc.). Ya lo único que me vincula al 'fungol' es la muerte.

sábado, 14 de noviembre de 2009

LA MUJER CTÓNICA (12). PENES DE GOMA vs MUÑECAS DE PLÁSTICO


Los artilugios sexuales que manejan hombres y mujeres siempre han acostumbrado a presentar diferencias llamativas. Por todos es sabido que las mujeres tienen debilidad por consoladores o penes de goma (o, a estas alturas, de cualquier otro material), mientras que los hombres, de toda la vida se decantan por muñecas de plástico (u otros materiales), hinchables o no. La diferencia sexual llevada hasta el extremo de los artilugios placenteros que tratan de substituir (o en ocasiones complementar, aunque menos) al partenaire de turno.

La saga ctónica, consciente de que este hueso tiene un elevado potencial polémico que roer, se decide a entrar a saco en estas diferencias para tratar de indagar el significado que ocultan. En este sentido, parece que el hombre suele buscar un doble de la mujer, una substituta que mantenga la referencia corporal femenina, aunque sea cambiando carne por plástico y voz por mudez. Se busca el placer físico, claro está, básicamente el del pene, en contacto con la vagina o la boca de plástico de turno, pero no se pierde de vista que el cuerpo del otro en su totalidad es lo que no se pretende erradicar, al contrario. La referencia humana sigue ahí; la figura, su cercanía, su capacidad de ser abrazada o agredida, amor u odio, pero emociones al fin y al cabo. El hombre, en su querencia por la muñeca de plástico, sigue manteniendo su sexualidad particular en una dimensión que va más allá de la pura genitalidad. Casi se podría decir que es sentimental su opción substitutoria. Pensemos en el caso de Michel Piccoli en Tamaño natural de Berlanga, película en la que el protagonista interpretado por el actor francés se llega a enamorar verdaderamente de su novia de plástico (y a desenamorar de su esposa carnal), confiriéndole un sin número de intenciones, voluntades y demás parafernalia psicológica. Un calor humano, un amor sentimental es lo que en este caso se trata de buscar en la figura femenina sin aliento. Ya no estamos hablando únicamente de puro sexo, sino de "una bonita historia de amor" (como dice Piccoli en el video de arriba, escena final de la película).

Pero por la otra parte, la que toca a la mujer ctónica, ese vínculo con el doble se ha perdido por completo. No hay (o al menos no existían hasta hace un tiempo, no sé si ahora...) hombres hinchables de goma. La mujer ctónica tiende a dejar de lado cuando le conviene la sentimentalidad aparente a la que suele recurrir (de forma estratégica) para dejarse llevar por las urgencias y la inmediatez del placer vaginal. ¿Para qué buscar el contacto con un hombre (de plástico) si lo que se desea es únicamente su pene? En este caso un pene duro y a la vez sensible, de tamaño importante y vibraciones multiorgásmicas. Una joya al alcance de todos los bolsillos. Lo decisivo aquí, para la saga ctónica, es que en el placer substitutorio de la mujer ctónica se pierde la dimensión humana; toda la representación onanista, todo este simulacro, se da en este caso en un ámbito puramente abstracto, despojado de alteridades y de emocionalidad alguna. Sólo la mujer y su pene de goma. Solipsismo ctónico, ausencia de alteridad, ni que sea artificial, y situación de dominio absoluto (no hay potencial enfrentamiento alguno con un pene sin cuerpo; no hay rivalidad explícita ni implícita). No hay amor ni emociones, sólo puro gozo carnal y disfrute del esquema de dominio que prescinde del otro masculino. Muchas ctónicas corean la cantinela de que "los hombres sólo pensáis con la polla", pero lo hacen para luego reverenciar extáticamente a este Grial de goma en la oscuridad miasmática de su refugio solipsista. El mundo ctónico es aquel que busca acabar con el hombre para suplantarlo con penes de goma, misma contradicción que los hombres maltratadores que agreden a la que dicen amar.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

SIX - THE BLACK HEART PROCESSION

Se ha publicado este pasado octubre el disco Six, la sexta y nueva entrega de 'la procesión del corazón negro', proyecto encabezado desde 1998 por Pall Jenkins y Tobias Nathaniel. En cierta forma, Black Heart Procession (BHP) vuelve a sus orígenes, en lo que tiene que ver con titular un disco con el número correspondiente al orden de salida (el cuarto se titulaba Amore del Tropico y el quinto The Spell), y con la originalidad musical recuperada. Las dos últimas entregas de BHP eran bastante buenas, muy superiores a la media en este tipo de grupos, pero, a mi juicio, quedaba por debajo de la inspiración y originalidad de los tres primeros trabajos de larga duración (titulados 1, 2 y Three). Se notaba que cada día estaban más cerca de un estilo mainstream, más accesible. Pero en el caso de Six (disco que cuenta con una edición gráfica muy lograda, repleta de cruces, cementerios, ahorcados y demás parafernalia lúgubre tan querida por BHP) se recuperan las esencias, el fuego purificador y doloroso que puso en marcha todo el proyecto, aunque combinadas para abrir caminos que antes apenas habían transitado (como la pieza Suicide, de una dureza 'militar' similar a lo que suele hacer Nine Inch Nails).



También se vuelve a cierto patrón narrativo. Si en Amore del Tropico se narraba minuciosamente y por entregas el caso de un crimen pasional, en este caso se pone en marcha una historia psicológica personal en 13 canciones, el final de una relación y los momentos que en ella se juegan. Tras el inicial y soberbio When you finish me (arriba), pieza insólita en el álbum, que señala la ruptura, la escisión proyectándose en la carne, la herida en la mente del narrador, se discurre por pasajes de fondo depresivo aunque la confección recurra a un estilo entre irónico y pop, bastante similar a algunas canciones de Nick Cave (como Red right hand, o todo su último album, Dig, Lazarus, Dig!!!). De este estilo encontramos unos tres ejemplos, como son Rats, Wasteland...



... o Heaven and hell.



Como dice el mismo título de una de las piezas finales, se trata de un regreso al subsuelo en toda regla, de un hundimiento en terrenos ya conocidos para BHP (a nivel personal y musical), aunque recreados de una manera diferente, manejando recursos a los que han sacado bastante jugo. Liar's ink y Drugs son buenos ejemplos de ello de esta tristeza subsuelítica.



El álbum se cierra con la que para mí es su mejor pieza, una recapitulación subsuelítica que conecta más con el estilo de los tres primeros trabajos de BHP, es decir, con una presencia más poderosa del piano de Nathaniel, un mosaico de perturbadoras crepitaciones sonoras y una inflexión más cavernosa en la voz de Jenkins. Se trata de Iri Sulu, una representación del estado de total incertidumbre o ambivalencia al que conduce todo el trayecto del disco. Ya nada se sostiene, ningún punto fijo o terreno seguro; todo cede a nuestros pies. La conclusión es el más absoluto de los desamparos, narrado con tono adecuado por una figura espectral que ya difícilmente puede considerarse humana.

viernes, 6 de noviembre de 2009

GOD SAVE JONNY WILKINSON


Ausente durante un año y medio, tiempo baldío de desesperanza y mediocridad para el quince de la rosa, mañana (1), sábado 7 de noviembre, en el templo de Twickenham, frente a Australia, el gran Jonny Wilkinson volverá a enfundarse el número 10 de Inglaterra. Se lesionó, le daban por muerto, perdieron la fe en favor de becerros de oro mediáticos como Danny Cipriani. Pero ya resucitó en otras ocasiones. Wilko siguió a lo suyo, como siempre, ajeno al voluble frenesí de la actualidad, confiando en su inmenso talento y en una voluntad granítica Se recuperó de su enésima lesión, cambió el Newcastle Falcons de toda su vida rugbística para dar el salto al otro lado del Canal de la Mancha, con destino a Toulon. Ahora vuelve a situarse por derecho propio en el centro del escenario del rugby mundial. God save Wilko.

(1) Si la epidemia de lesiones que está asolando la selección dirigida por Martin Johnson no se acaba extendiendo al propio Wilkinson.

[nota a posteriori: video del partido, que acabó 9-18 para los australianos, aunque Wilko jugó a gran nivel.]

lunes, 2 de noviembre de 2009

UNA NADA FRENTE AL INFINITO

(fotograma de El exilio, de Andrey Zvyagintsev)

"¿Qué es el hombre en la naturaleza? Una nada frente al infinito, un todo frente a la nada, un medio entre nada y todo. Infinitamente alejado de comprender los extremos, el fin de las cosas y su principio le están invenciblemente ocultos en un secreto impenetrable, igualmente incapaz de ver la nada de donde ha sido sacado y el infinito en que se halla sumido".

Pensamientos, Blaise Pascal

miércoles, 28 de octubre de 2009

CICATRICES DEL SUBSUELO

Revisando una libreta en la que fui anotando cosas muy diversas durante una de mis peores etapas subsuelíticas, hace seis o siete años, me he topado con una serie de citas que no puedo reprimir dejar constancia en este blog. Tienen que ver con temas y autores distintos, pero tal vez haya en ellos un hilo (subsuelítico) que vincule estas cicatrices del desarraigo:

"La autodestrucción es el auténtico acto filosófico, la génesis real de toda filosofía" (Novalis).

"Lo esencial se ve constantemente amenazado por lo insignificante" (René Char).

"Cualquier utopía será mañana un arma más de destrucción" (Max Nettlau).

"Hasta los muertos morirán un día" (Miguel de Unamuno).

"Es la muerte la que dota a la vida de su significado más profundo y singular" (Bruno Bettelheim).

"El conocimiento intuitivo del otro mundo sólo puede obtenerse con cierto menoscabo del entendimiento que es necesario para este mundo" (Immanuel Kant).

"La desmesura es una comodidad... la mesura es pura tensión" (Albert Camus).

"El que camina cabeza abajo ve el cielo debajo de él como si fuera un abismo" (Paul Celan).

"Sólo son bellas las cosas que dicta la locura y la razón escribe" (André Gide).

"La política es lo que un hombre hace a fin de ocultar lo que es y lo que no sabe" (Karl Kraus).

"En lo sucesivo todo aquel que tenga cierta cultura pasará en España por hereje, lleno de errores y taras judías. Así se impone el silencio a los doctos" (carta a Luis Vives de Rodrigo Manrique, hijo del Inquisidor general Manrique, sobre la prohibición de leer la Biblia).

"Somos parte de una tradición que nunca ha sido capaz de asimilar su originalidad" (Harold Bloom).

"La belleza no es un capricho de un semidiós, sino el ojo implacable de un simple carpintero" (Osip Mandelstam).

"De todas la aberraciones sexuales, la más peculiar puede que sea la castidad" (Rémy de Gourmont).

lunes, 26 de octubre de 2009

MÚSICA DEL SUBSUELO (24). MICHAEL GIRA




Ya he hablado en alguna ocasión de Michael Gira en este blog. Gira es un músico americano escasamente conocido en España, aunque estos olvidos patrios suelen llevar vinculados la pátina de la calidad. Su música suele ser dura, áspera, abrasiva, con una ambivalente inclinación hacia lo terrible. En el mejor de los casos (como en su más reciente proyecto, The angels of light), se abisma en un folk elegíaco preñado de tristeza y tonos crepusculares. Ideal para escuchar en estas épocas otoñales tan depresivas del cambio de hora y menos luz solar. Dejo aquí una de las mejores piezas de un hombre que ha vivido siempre al margen de todo, en un camino totalmente personal. En su época de Swans (1982-1997) creó este monumento a la melancolía titulado BLOOD PROMISE, que dejo arriba en la versión en directo que se puede escuchar en el disco de despedida del citado proyecto, Swans are dead (la versión en estudio contenida en el álbum The great annihilator, de 1995, es algo distinta y también inferior).

lunes, 19 de octubre de 2009

DIARIO DEL SUBSUELO (4)


Domingo 4 de octubre. Hace años que no leía a Salvador Pániker. Estos días me encuentro releyendo su Primer testamento, primera parte de sus memorias, a medio camino entre la autobiografía y el diario. Pániker es uno de esos escasos hombres españoles en los que se conjugan el paradigma científico y el de las humanidades. No hace falta topar con muchas afinidades para leerlo con agrado, aunque me reconozco en un rasgo suyo, alejado de las emocionalidades tan inmediatas a las que es dado nuestro país: "Sólo al cabo de un proceso abstracto tengo la sensación de topar con algo mínimamente concreto".

Martes 6 de octubre. Novedades. Black Heart Procession publica nuevo disco, Six, que es, como queda bien claro, el sexto de su apasionante discografía. A falta de una escucha más detenida, de momento destaco su última pieza, la oscura y depresiva Iri sulu. Por otra parte, no sabía nada de la noticia pero en la librería-cafetería Literanta me topo con una novedad de René Girard: La anorexia y el deseo mimético (ed. Marbot). Me resulta un tanto chocante hasta qué temas puede llegar a alcanzar la omnímoda pretensión de Girard de explicarlo todo en base a la teoría mimético-sacrificial, así que en principio me pongo un poco en guardia. Pero, quién sabe, ya en otros temas la capacidad de Girard para desentrañar madejas espesas me ha fascinado. Dejo el libro en la lista de espera de corto alcance.

Sábado 10 de octubre. El penúltimo morlaco de la ganadería Horrach que todavía pastaba por las fértiles y libres praderas de Apolo abandonará en breve sus amplios dominios para encerrarse en el callejón sin salida del tálamo taurinonupcial. Esta tarde, se supone que para celebrarlo, ha arrastrado su orgullo por las calles de Palma en alegre y desmadrada compañía. Que la gran diosa ctónica, ¡oh, Útero-Tumba!, se apiade de su inconsciencia.

Jueves 15 de octubre. Xavier Pericay presenta sus memorias en Literanta. En un momento del acto, el presentador, el doctor en Economía en la UIB Gonzalo Lozano (y miembro destacado de la coordinadora de UPyD de Baleares), señala un pasaje de las memorias de Pericay en el que se citan unas palabras de una agresividad llamativas: se trata de una encuesta realizada por la revista Taula de Canvi (próxima al PSUC) bajo el título 'Escribir en castellano en Cataluña'. Una de las preguntas que se ofrecían a los encuestados (todos ellos escritores reconocidos, como por ejemplo Pere Gimferrer, Salvador Espriu o Manuel de Pedrolo. Juan Marsé se negó a contestar) era la siguiente (traduzco del catalán): "¿Es necesario considerar (a los escritores en castellano en Cataluña) como un fenómeno coyuntural a liquidar a medida que Cataluña asuma sus propios órganos de gestión política y cultural?". Desde la distancia que aporta el tiempo el sentido de muchas cosas queda diáfanamente al descubierto, y este caso no es una excepción, porque el discurso que destilan estas palabras (discurso que era asumido, tácita o directamente por la mayoría de escritores encuestados) ha ido ampliando su foco de dominio de una manera implacable y progresiva. En 1977, año en el que fueron escritas y publicadas, únicamente una minoría de la sociedad catalana defendía tales ideas. Hoy, sin embargo, fruto de la labor de adoctrinamiento llevada a cabo por el catalanismo (representado, en gran parte, por aquellos que en 1977 eran minoría, pero una minoría con poder), que controla todos los resortes de la sociedad catalana, ha permitido que la proporción de la sociedad que defiende este discurso 'liquidador' sea mucho más mayoritario.

Sábado 17 de octubre. La boda de mi hermano me jode el plan de ver tres partidos de rugby en apenas 8 horas. Se trata de las dos semifinales de la Currie Cup sudafricana, uno de los torneos deportivos más antiguos del mundo (se inició hace dos siglos, en 1889), disputadas entre Western Province y los Blue Bulls (campeones del Super 14), por un lado, y los Sharks de Durban y los Cheetahs de Bloemfontein por el otro; el tercero sería el partido que Teledeporte emitiera de la Heineken Cup.

(entrada publicada en el NICKJOURNAL)

miércoles, 14 de octubre de 2009

MOISÉS ETHAN


           De la estupenda Centauros del desierto, me gustaría recordar su final, uno de los mejor definidos y más emocionantes que he visto en la pantalla. Ethan (John Wayne), un hombre curtido en la violencia y el odio a los comanches, excluido de su comunidad, cumple una misión hercúlea, en tiempo y esfuerzo, que le permite poner orden en un mundo que se había visto devastado. Como señaló Serafín León en su blog, Ethan, rescatando a su sobrina de los apaches, "restablece el orden y la moral y recompone un pequeño pedazo de un mundo circundante y (hasta entonces) odiado". Consigue así redimirse, transmutando su odio en proyecto civilizatorio. El excluido es el que reconfigura el orden grupal.
          Pero su redención no es completa. Como Moisés, no puede entrar en la obra que ha conseguido crear; el mundo que ha ayudado a construir (él más que nadie) no puede ser habitado por su presencia. La escena final, prodigiosa y emotiva, no deja lugar a dudas: por un momento Ethan parece querer entrar en la Tierra Prometida. La resucitada Debbie, devuelta en brazos por su liberador, entra junto a sus tíos, felices de recuperarla, en la casa bendecida por la felicidad tras tantos años de penurias y sufrimiento. Ethan los sigue hacia el interior que permanece en total oscuridad, pero cuando casi penetra en la casa se da cuenta de que la parejita que viene detrás todavía no ha entrado y entonces se aparta para dejarlos pasar. Ellos ni lo miran; es como si Ethan fuera un fantasma, invisible para ellos. En ese justo momento parece cobrar consciencia de que no puede entrar. Detenido en el umbral, se va antes de que la puerta se cierre. Se retira dando tumbos mientras la puerta, bruscamente y como si hubiera sido violentada por un golpe de viento, se acaba de cerrar a sus espaldas.

[nota: además de Ethan, queda fuera también Mose Harper (Hank Worden), el loco de la película. Por cierto, que el actor que lo interpreta es el mismo que hacía de bizarro y ancianísimo camarero en Twin Peaks, en aquel capítulo en el que el agente Cooper recibe un disparo en su hotel.]

martes, 6 de octubre de 2009

MÚSICA DEL SUBSUELO (23). HUGO RACE



Hugo Race es un fantástico guitarrista australiano, poco conocido en España (aunque, cosa rara, en Mallorca lo he podido ver ya dos veces: en Palma y en Muro). Más conocido por haber sido, durante un par de años, un Bad Seed con su compatriota, y también exiliado (uno en Italia y este otro en Inglaterra), Nick Cave, tiene una obra propia remarcable, personal e intensa. Una muestra la encontramos en su disco Chemical wedding, con el corte Chiara, ejemplo de música atmosférica y subsuelítica.

(otra de sus mejores canciones es la más reciente Into the void, del disco Taoist priests)

jueves, 1 de octubre de 2009

SUICIDIO DE GÉNERO


Ayer escribió Arcadi Espada sobre el suicido. No es la primera vez que lo hace; Arcadi ha escrito cosas muy certeras sobre el tabú del suicidio en la prensa. De hecho, me inspiró una disección que escribí, hace unos años, para la revista electrónica KILIEDRO. En su nuevo tratamiento del tema, a propósito de los suicidios en France Telekom, Arcadi saca a colación aspectos curiosos.

Algunos más o menos conocidos, como, por ejemplo, que la tasa de suicidios en Francia es más alta que en España (en nuestro país suelen suicidarse unas 4.000 personas cada año). Concretamente, en nuestro vecino la tasa es de 35 suicidas por cada 100.000 habitantes, mientras que en España no pasamos de 16. Ahora bien, la proporción de hombres y mujeres es muy curiosa, pues de los 35 suicidas franceses únicamente 9 son mujeres, mientras que en el caso español la cifra femenina sólo llega a 4. La proporción es de 3 a 1 a favor de los hombres, curiosamente la misma, aunque en sentido inverso, que se da en la mal llamada 'violencia de género'. Indiscutiblemente, parece que el suicido es un fenómeno que implica en mayor medida a los hombres.

Más curioso es, si cabe, y este dato lo desconocía hasta ahora, que siendo minoría en la práctica efectiva de la autolisis, ¡las mujeres llevan a cabo más intentos que los hombres! Lo intentan más, pero se matan mucho menos. No me digan que no tiene su miga.

jueves, 17 de septiembre de 2009

TEORÍA DE LA PROPINA


Debo a mi conciudadano y amigo Xavier Pericay haber descubierto la 'teoría de la propina' de Josep Pla, muy práctica en tiempos como estos, podridos por el 'optimismo antropológico' del Líder que dirige nuestros caminos. En las memorias de Pericay, Filologia catalana, se incluye la definición que daba Pla (extraída de la obra Humor honesto y vago) a esta concepción sencilla pero inteligente de la vida:

"El hombre que consciente o inconscientemente suponga o crea que éste es el mejor de los mundos posibles vivirá rabioso y frenético. El que por el contrario parta de la idea que esto es un valle de lágrimas corregido por un sistema de propinas, vivirá resignado y tranquilo".

[aprovecho que se acaba de publicar, hace un par de meses, la traducción en castellano de las memorias de Pericay para dejar aquí la crítica del libro que realicé para Kiliedro hace dos años]

(entrada publicada en el NICKJOURNAL)

domingo, 13 de septiembre de 2009

DE LA LITERATURA CONSIDERADA COMO UNA TAUROMAQUIA


"En el hecho de escribir una obra [literaria] no hay nada que sea equivalente a lo que el cuerno acerado del toro es para el torero, única realidad que -a causa de la amenaza material que conlleva- da una dimensión humana a su arte y le impide ser un simple y vano encanto de bailarina.

Así pues, soñaba con el cuerno de un toro. No podía resignarme a ser sólo un literato. El matador que aprovecha el peligro que corre para ser más brillante que nunca y muestra toda la calidad de su estilo en el momento en que está más amenazado: eso es lo que me maravillaba, eso es lo que quería ser.

Para el torero existe una amenaza real de muerte, cosa que nunca existirá para el artista, como no sea de una forma externa a su arte.

Para el torero, la regla [tauromáquica], lejos de ser una protección, contribuye a ponerlo en peligro: dar la estocada en las condiciones requeridas implica, por ejemplo, que pone su cuerpo, durante un tiempo considerable, al alcance de los cuernos; existe, pues, allí una estrecha relación entre la obediencia a la regla y el peligro corrido.

La regla de la tauromaquia persigue un objetivo esencial: además de obligar al hombre a ponerse seriamente en peligro (al tiempo que lo arma con una técnica indispensable) y a no deshacerse de cualquier modo de su adversario, la regla impide que el combate sea una simple carnicería. Tan puntillosa como un ritual, ofrece un aspecto táctico (preparar al animal para recibir la estocada, aunque sin cansarlo más de lo necesario) y también un aspecto estético: en la medida en que el hombre 'se perfile' adecuadamente en el momento de dar la estocada, habrá en su actitud la conocida arrogancia; también en la medida en que sus pies permanezcan inmóviles durante una serie de pases bien ajustados y ligados, moviendo el capote lentamente, formará con el animal esa composición prestigiosa en la que hombre, trapo y enorme masa astada parecen unidos entre sí por todo un juego de influencias recíprocas; en una palabra, todo contribuye a dar un carácter escultural al enfrentamiento del toro y el torero".


MICHEL LEIRIS, De la literatura considerada como una tauromaquia (prólogo de Edad de hombre).

martes, 8 de septiembre de 2009

DESGRACIA (J.M. COETZEE)

Hace poco se estrenó una película que no he visto (y que no veré) basada en una novela que sí he leído. Su autor es J.M. Coetzee, escritor y Premio Nobel, que es sudafricano y tiene un apellido afrikaner que se pronuncia 'cotsía'. Vive en Australia y además resulta que escribe como los grandes, al menos en este caso de Desgracia (Mondadori, 2000), mi desfloramiento con su magistral pluma. Coetzee es de esos raros autores de los que puedes decir, ya en la primera página que lees, que posee una sensibilidad narrativa fuera de lo común. Sutil, sintético, profundo, su estilo va desgarrando capas de materia hasta su mismo tuétano. Al final a lo mejor no lo acaba de encontrar, pero ése no es un problema atribuible a Coetzee sino a las circunstancias del mismo tuétano que busca el sudafricano (vendría a ser como pelar una cebolla, que no tiene corazón ni semilla alguna), cuya naturaleza lleva en sí que no pueda encontrarse.

De las muchas cosas que cabría resaltar de esta formidable novela me decantaré de momento por unas pocas. Por ejemplo, por el periplo del protagonista absoluto, David Lurie, profesor universitario, que lo lleva a moverse entre dos mundos distintos, casi opuestos, y que en esa oposición dialéctica se encuentra mucho significado. Por un lado, la Sudáfrica moderna y occidental, en la que él es profesor universitario, aquella que está podrida por lo 'políticamente correcto' y que se encuentra en manos de innumerables cruzadas buenistas, auténticas purgas de raigambre inequívocamente estaliniana (como va pensando Lurie, mientras se ha iniciado contra él el proceso que lo expulsará de la Universidad: "Es la trituradora de las habladurías, que no para de funcionar de día ni de noche, y que hace trizas cualquier reputación. La comunidad de los rectos, de los que tienen toda la razón, celebra sesiones en cada esquina, por teléfono, a puerta cerrada. Primero, la sentencia; luego ya vendrá el juicio"). Por el otro, Lurie se encuentra y enfrenta con la Sudáfrica negra, en la que vive su hija Lucy, aquella que late según unos códigos menos amables, más telúricos y eternos, encaminados a la salida de las pasiones más viscerales. En esa distorsión del espacio vital de Lurie se encuentra, a mi juicio, una de las mejores bazas de la novela, pues Coetzee analiza, con el estilo sobrio y lúcido de un cirujano, cada uno de estos mundos y, sobre todo, las conexiones que entre uno y otro se van estableciendo en la experiencia desgarrada de Lurie.

sábado, 5 de septiembre de 2009

MÚSICA DEL SUBSUELO (22). KANON POKAJANEN




Dejo aquí la intensa y vibrante Oda VII del Kanon Pokajanen del compositor Arvo Pärt. Aparece en la banda sonora de la película El exilio (una joya de la que hablaré en breve), realizada por el mejor cineasta del mundo: Andrey Zvyagintsev.

miércoles, 2 de septiembre de 2009

LA MUJER CTÓNICA (11). LA MUJER AMERICANA


En el libro Soldado de la Vida. Leonard Cohen (ed. Celeste, 2002) de Alberto Manzano encuentro una categoría ctónica a tener muy en cuenta. Se trata de la temible e invencible mujer ctónica americana, definida por el propio Leonard Cohen. En un momento dado (una entrevista para El Europeo publicada en su número de primavera del año 1993), Manzano le pregunta algo muy jugoso: "¿Cuál crees que ha sido la razón del fracaso de la mayoría de maestros orientales que han llegado a Occidente para enseñar una espiritualidad supuestamente más rica que la nuestra?". Cohen responde:

"Oh, sí. Todos han naufragado en Occidente. No sé si todos, pero muchos, muchos. Los maestros zen acababan alcoholizados, o durmiendo con sus estudiantes, o con las esposas de sus estudiantes. Muchos maestros hindúes cayeron hechizados por las mujeres americanas y sus prácticas. La sexualidad americana es poderosa; las mujeres americanas son poderosas. Hay muy pocos maestros espirituales que hayan alcanzado el poder de una mujer americana. Son como niños en sus manos. Según la opinión popular, Estados Unidos es un niño, un país con poco que enseñar; y los maestros vienen de Oriente con la sabiduría, la antigua sabiduría. Pero todos naufragan en América. Ninguno puede sobrevivir a América. Todos tienen que arrodillarse y empezar a estudiar América. América es el gran experimento espiritual".

viernes, 28 de agosto de 2009

LA MUJER CTÓNICA (10). EL ANTICRISTO DE VON TRIER


Dice un pasaje de la Sunna: "un hombre, una mujer. Y Satán en medio". Éste podría ser el lema del Anticristo de Lars von Trier, una película portentosa, por mucho que diga la mediocre crítica cinematográfica española (ya en lo único que aciertan es en las condenas al cine patrio), un soberbio ejercicio de cine arriesgadísimo y de gran factura. Verla provoca que (casi) todo lo que se había dicho sobre ella, montones de artículos enfebrecidos de indignación, quede aniquilado (sólo salvaría dos críticas, la de Oti Rodríguez Marchante y la de Jordi Costa, aunque lo mejor que he leído sobre la cuestión está en este blog prometedor), sepultado, bajo el peso de un talento perdurable.
 
Cuando vi Dogville pensé en seguida que Trier había leído atentamente a René Girard. Por la profundidad de su análisis de la naturaleza humana, por el enfoque de determinadas conductas y resoluciones. En esta ocasión tengo la sensación de que Trier ha leído a Camille Paglia, con lupa, línea a línea, palabra a palabra. De acuerdo que trazar este tipo de analogías muchas veces indica poco del criterio del que las realiza (lo más fácil del mundo, lo que hasta un niño puede hacer, es recurrir al modelo analógico), pero en este caso, simplemente, todo cuadra, porque esta película es un absoluto homenaje a la mujer ctónica, a sus atributos esenciales, a sus motivaciones, al despliegue de su mortífero poder, etc. Es un retrato de precisión tan milimétrica, tan perfecta, que da miedo auténtico. El terror que practica en esta obra Trier no es otro que el terror ctónico, aquel que verdaderamente provoca pavores insondables.

La concentración dramática de la película es modélica, quedando todo reducido a los dos personajes principales (en toda la película sólo aparece otro ser humano con rostro: el niño que fallece al inicio del filme) y a la dialéctica del conflicto que escenifican de forma obsesiva. La descontextualización es casi total. El marido (Dafoe), terapeuta con aires de cierta prepotencia, orgulloso y convencido representante de las fuerzas apolíneas de la existencia, se erige en mentor psicológico de su mujer (Gainsbourg) en el duelo que ella padece por la muerte del hijo de ambos, poniendo en marcha una terapia cognitiva cuyo fin no es otro que familiarizarse con el dolor, no escapar a él, sino abrazarlo. Por eso el matrimonio se dirige a una cabaña en el bosque, porque es éste último lo que ella dice temer con más fuerza. Pero el bosque es el velo que encubre algo mucho peor, aquello que verdaderamente perturba a la mujer y la conduce a un vertiginoso delirio: ella misma. Enfrascada en la realización de una tesis muy pagliana, que versa sobre la persecución a la que histórica y universalmente ha sido sometida la mujer, la esposa traspasa el papel y adopta en sí misma el rol de la mujer demonizada por los hombres, poniendo en marcha unas fuerzas que acaban desbordándose en la última media hora escalofriante del rodaje. El final, con miles de mujeres (sin rostro) escalando la montaña de la que huye Dafoe, en dirección a la pira funeraria del Anticristo (vigilada por tres figuras alegóricas: ciervo, zorro y cuervo), la sacerdotisa de la Iglesia de Satán (que es la Naturaleza), es una guinda sorprendente a lo narrado en esta durísima pero, a su modo, bellísima, película.

No sé si Trier está loco o no (parece que esto es lo único que interesa a la prensa cinematográfica), pero, desde Dogville, estoy convencido de que es uno de los mejores cineastas de la historia. Aparte del discurso (mucho se podría decir sobre las intenciones del cineasta al respecto, pero yo no me arriesgaría a afirmar simplemente que él defienda un discurso abiertamente antictónico. Trier es uno de esos creadores cuyas intenciones siempre son superadas, y a veces anuladas, en el vórtice del proceso creativo. El resultado de sus películas no tiene por qué darnos el diagrama mental de lo que dice o piensa el señor Von Trier sobre esto y lo otro. Entre otras cosas, porque Trier parece una persona especialmente confusa, de esas que no defienden las mismas cosas durante mucho tiempo), la realización del filme es prodigiosa. Se entiende, entonces, que la película esté dedicada al gran Andrei Tarkovski: el retrato de las emanaciones de la naturaleza (auténtico Útero-Tumba, manantial de las fuerzas ctónicas, siempre en movimiento envolvente, asfixiante, magmas torrenciales de viscosidad irracional) y de la vida onírica de los protagonistas debe lo suyo al particular estilo del cineasta ruso. Anticristo tiene una factura espléndida incluso en el prólogo y en el epílogo, rodados en blanco y negro y a cámara lenta, con música de Haendel (el delicado Lascia ch'io pianga de la ópera Rinaldo), lo que podría vincularse al lenguaje del videoclip, pero nada más lejos. Trier retrata justo aquello que otros cineastas dejan de lado cuando tratan temas similares; opta por la parte oscura, la verdaderamente oscura y no esa que es sólo oscuridad de pega al servicio del espectáculo (estilo Calixto Bieito, vamos).
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