sábado, 30 de septiembre de 2017

LA VIDA EN LA SOMBRA


  (disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Cuando llega el otoño, me paso las tardes en la terraza del Panorámica, un bar escasamente conocido, a pesar de contar con varias décadas de vida, que está en Bellavista y tiene, como indica el nombre del lugar, la mejor perspectiva posible de la bahía de Palma. Ahí aflora lo que cohibe la áspera cotidianidad. “Todo lo interesante ocurre en la sombra”, escribió Céline. Llevo un tiempo con dos sueños que se reiteran: uno muy concreto y el otro más intuitivo y difuso. En el primer caso, veo precisamente desde la elevación apolínea del Panorámica la bahía palmesana vaciada de agua, con el fondo seco, aunque a veces se manifiesta todavía mojado y fangoso. Una visión convulsa en su belleza furiosa y también en su fisura de toda lógica. Me fascinan esas estampas de la desolación, como aquella imagen veneciana que deleitaba al pintor Riera Ferrari, fallecido hace unos meses: un cementerio de barcos que se pudren en una dársena.
En el otro sueño, y de alguna manera insuflado por una de las películas que mayor impacto me han causado, Érase una vez en América de Sergio Leone, brota la alienante sensación de que fallecí en el accidente de moto de julio del año 2000 que he relatado en estas páginas y que me seccionó la femoral; fue un milagro que una ambulancia que pasaba por el Mercapalma me cogiera a tiempo. Ahí presiento que los 17 años que han venido después no son más que una proyección onírica: el breve momento del estertor comprimiendo más de 6000 días como si fuera el núcleo de un agujero negro.
Releyendo textos de Heidegger sobre el nihilismo, tomando unas hierbas dulces y fumando un habano pasan mis tardes en el Panorámica a la espera del crepúsculo, ese final de la luz y del tiempo que siempre insinúa ser el último (¿mi segundo sueño?). A pesar del fabuloso avance científico, a veces parece que el emancipador paso del mito al logos definido por Wilhelm Nestle, refiriéndose a la Grecia clásica, no se acaba de producir en nuestras mentes. El sistema progresa, pero el hombre diría que menos. Nos acosan fantasmas primigenios que se han hecho fuertes en un punto ciego de nuestro ser; no podemos alcanzar esos rincones, lo que imposibilita su completa fumigación, pero sí podemos acotarlos con disciplina y desde luego sin ingenuidades que podían entenderse hace siglos, incluso hace décadas, pero que ahora ya no nos podemos permitir. La dicotomía entre tragedia y catástrofe; no entrenarse en la incertidumbre y el desarraigo nos conduce a lo peor. Como decía Dante en la Divina Comedia, “no hay remedio para tu fractura, tu herida es incurable”.

lunes, 25 de septiembre de 2017

EL NO Y EL SÍ


 (disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

En plena regresión a épocas tumultuosas y con efectos más alucinógenos que el depurado LSD de Albert Hofmann, la homeopatía política de los trumpianos ‘hechos alternativos’ ha triunfado entre el catalanismo y sus compañeros de viaje. “La revolución es el opio de los intelectuales”, decía una pintada en una película del free cinema, y sin duda la individualidad queda anulada por la visceral detonación de la turba, esa ola unánime que exhibe su facilidad para deificar dogmas (que no verdades) capaces, en su sectarismo inherente, de liquidar neuronas, dignidades y libertades. Gran momento para releer Masa y poder de Canetti. Repasemos higiénicamente la cuenta factual de noes y síes en esta modesta urna llamada Disecciones.
Ni Estado ni Gobierno han vulnerado ley alguna, ni Rajoy ordenó las detenciones del miércoles. No se han movilizado reservistas. Le Monde no ha apoyado el Sí, ni tampoco Letonia o Hungría. No es cierto que la ONU reconozca el derecho a autodeterminarse en Cataluña. No han entrado tanques por la Diagonal. No es cierto que “Espanya ens roba”. Tampoco es cierto que un concierto económico o el derecho a decidir sean propios del discurso de la izquierda socialdemócrata, sino del ultraliberalismo austríaco de Von Misses. No es verdad que haya dos extremos, porque sólo un bando se está saltando la legalidad. Es una broma que Dinamarca o Alemania sean el modelo del catalanismo.
Sin embargo, sí ha vulnerado unilateralmente el Parlament catalán su Estatut, la Constitución e incluso la ley europea. Sí se han movilizado a chavales en horario escolar para manifestarse, al igual que Consejerías han librado a sus funcionarios para lo mismo. Sí es cierto que algunos oficiales de los Mossos acosaron, vestidos de civiles, a la Guardia Civil. Sí es palmario que la presidenta del Parlament ha proferido arengas al más puro estilo del fascio mussoliniano frente a los tribunales de justicia. Sí se han pegado amenazas en el negocio materno de Albert Rivera. Sí han impedido los estibadores (5800 euros al mes) que la Guardia Civil (1400) sea abastecida de forma normalizada. Sí se insulta y persigue a todas horas a cualquiera que se atreva a discrepar. Sí que TV3 funciona, en clave norcoreana, como inspirador y organizador de las masas, hasta el punto de que algunos de sus reporteros saltaron sobre vehículos de la Guardia Civil. Sí que durante la Diada en muchos pueblos catalanes se escenificaron aquelarres con antorchas como los registrados en El triunfo de la voluntad de Leni Riefenstahl. Sí es cierto que Putin está apoyando el secesionismo vía Assange, Snowden y multitud de bots. Sí parece verídico que cada vez más ciudadanos catalanes quieren huir de esa ‘tierra de libertad’.

sábado, 23 de septiembre de 2017

¡VIVA LA REVOLUCIÓN!


(disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Hay que reconocer que las cargas que imprime sibilinamente el aburguesamiento son una cadena de hierro que evita o retrasa cualquier acto de conciencia plena. Por eso me ha costado tanto entender la legitimidad del camino de libertad que guían las trémulas esteladas y la puigdemontiana ensaimada capilar. Pero al fin he captado el extático resplandor: la voluntad del pueblo libre y unido es lo que más nos conviene a todos, por dignidad y agudísima inteligencia, sin las puritanas represiones de ese instrumento de eunucos llamado Derecho. De esta forma, en el cambio de vida que inicio palpitante estos días, he dejado mi Twitter despejado de fachas y equidistantes, consagrado a las higiénicas amistades de Toni Albà, Pablo Iglesias, Assange, Snowden y cientos de bots rusos, ya que Putin (junto a Maduro) sí que entiende lo que nos merecemos en Europa.
Es fabuloso cómo todo queda gozosamente transfigurado cuando encajan las piezas. Por ejemplo, ayer mismo, el Día sin coche. ¿Qué es esa terminología autoritaria, pura reliquia franquista, de “zonas permitidas” y “zonas no permitidas”, eh? ¡Basta de líneas rojas, botiflers! A ver, recordemos que el alcalde Noguera es de los nuestros, pues ha demostrado con creces estar a favor de la desobediencia y del derecho a decidir, en este caso decidir dónde aparcar el buga. Así que aquellos que fuisteis ayer vilmente multados, fora nirvis: Cort apoyará vuestra libre decisión y no sólo no os cobrará la multa sino que os brindará un homenaje público como ejemplo de ciudadanos responsables, atentos al emancipador signo de los tiempos.
En unos días me consta que los hoteleros también se van a apuntar a la Buena Nueva, renunciando a pagar la ecotasa y pasando olímpicamente del convenio colectivo. Incluso algunos puede que le hagan algún escrache a las autoridades locales, pintarrajeando y destruyendo los coches oficiales, y rodeando tanto Cort como Consolat durante días. Barcelona es nuestro faro, y debemos importar su ejemplo lo antes posible. Seny, Volk y calimocho.
Luego toca empadronarse en Son Banya. Sí, tal vez piensen que no es precisamente Son Vida, aunque en ingresos por cierto tipo de comercio a lo mejor deja en pañales al opulento mercado textil de Amancio Ortega, pero es el momento de apoyar a Cort en esta sabia y ecuánime decisión de regalar 1000 euros al mes durante 5 años a cada familia que se comprometa a, ojo a la despiadada exigencia, ¡llevar a sus hijos a la escuela! ¿Es que nos hemos vuelto locos, amado alcalde? Lo sensato, me cuentan Varufakis y Pancho Sánchez, sería 5000 al mes y sin condiciones abusivas. Seguro que Cort tomará nota para seguir a buen ritmo con su impecable itinerario democrático.

jueves, 21 de septiembre de 2017

PROGRAMAS (ELECTORALES) TRAMPA


(disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Si no fuera porque estudié a Freud y Girard, y por tanto conozco cómo funcionan los psicológicos mecanismos de proyección que conducen a quien los padece a denunciar en otros aquello que sufren de raíz, me sorprendería escuchar a tanto supuesto defensor de las esencias democráticas justificar golpes de Estado e infinidad de delitos cometidos por la Generalitat de Catalunya. Tanto criticar a Trump, sobre todo un Cort que lo declaró persona non grata, y resulta que son sus más fieles discípulos: noticias falsas cada hora y ataques con napalm a la división de poderes. Enhorabuena, campeones.
Hemos tolerado durante demasiados años que se fuera incubando, no sólo en Cataluña sino también en nuestras escuelas y medios de comunicación en Baleares, un huevo de la serpiente que cada día se parece más al de la Europa de los años 30. Se ha ido inoculado un supremacismo evidente en una parte de la sociedad, y ahora vemos las consecuencias de tanta irresponsabilidad. Pujol sabía muy bien lo que hacía desde 1980. Los nacionalistas y una preocupante parte de la izquierda se ha batasunizado ya sin caretas, con Otegi de estandarte, y ahora viene lo peor: violencia explícita y una declaración unilateral de independencia. O sea, un golpe de Estado estilo Tejero. Que todavía algunos pretendan engañarse dice mucho de cómo nos ha podrido las entendederas nuestro infantilismo buenista.
Aquí no nos quedamos cortos. La conselleria de Cultura, más revuelta que la cama de los Clinton, perpetrando ayer infames llamamientos en favor de la ilegalidad desde su cuenta oficial de Twitter. Pero no olvidemos lo de Més. ¿De verdad alguien todavía pensaba que no eran independentistas? Eso no es delito, aunque hayan engañado a más de 20.000 electores hace dos años en las autonómicas con el fin de incrementar sus apoyos, en un caso de fraude electoral del que, si tuvieran decencia, deberían pedir disculpas. También en Cort, porque ni ellos si sus socios de gobierno llevaban en sus programas el derribo del monumento de Sa Feixina, pero no fue óbice para que lo elevaron a sacrosanto problema de la ciudadanía. Una cosa es que no se cumplan ingenuidades, como acabar con el paro, y otra este fraude político en toda regla.
Pero lo peor es que ahora, en su melopea irresponsable, apoyen enfáticamente golpes a la legalidad, solidarizándose con los delincuentes. ¿Diálogo? Muy bien, pero con todos los delincuentes. Hablemos con asesinos, violadores, defraudadores. No ‘judicialicemos’ problemas políticos, ¿verdad que sí, Abrilet? Ah, no, que hay delitos de primera y otros de segunda. Parts i quarts, el totalitarismo de hoy y siempre, defendido por los que nos llevan perdonando la vida desde hace demasiado tiempo.

lunes, 18 de septiembre de 2017

VILEZAS DEL CASO ALPHA PAM


 (disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Un serio error de mi anterior vida como político (aunque el peor fue dejarme arrastrar a ese foso) consistió en exigir, cuando era portavoz y candidato de UPyD, que los políticos imputados se vieran obligados a dimitir, quedando como preventivos e irredimibles apestados. También es cierto que apenas nadie se opuso a esa corriente antigarantista, pero eso no es excusa. Si racionalmente no supimos anticipar lo que podía suceder, es decir, que muchos inocentes fueran pisoteados en el camino del oprobio, ahora ya no tenemos pretextos porque los hechos en forma de absoluciones han evidenciado lo inquisitorial de sentenciar a quien no ha sido juzgado.
El asunto es todavía más grave cuando el acusado, ya liquidado por la opinión pública, no llega ni a sentarse frente al tribunal. Ejemplos hay muchos de estas tergiversadoras e histéricas piras sacrificiales, pero el caso Alpha Pam, cerrado judicialmente esta última semana, me parece muy recordable para calibrar la indignidad de cierta gente, que mira a otro lado cuando su furia persecutoria se ha quedado sin sustento. Cuando este hombre senegalés falleció por tuberculosis, hace cuatro años, la oposición en bloque acusó al Hospital de Inca y a la conselleria de Sanidad de haber provocado la muerte del inmigrante, que no tenía los papeles en regla pero que llevaba residiendo en Mallorca casi diez años.
Estamos ante un ejemplo no tanto de post-verdad como de pre-verdad: se asume una verdad maniquea cuando el asunto no ha sido ni siquiera investigado por la justicia. Y cuando ésta dictamina en contra de la averiada pre-verdad, sus feligreses miran a otro lado. El documental que Jarabo produjo sobre el caso Pam es un ejemplo infame de agitprop, pero también deberían pedir disculpas Camargo, Fina Santiago, Armengol y cierto periódico que tras inundar sus portadas con este asunto ahora calla. Sin olvidarnos de Sansaloni, conseller de Sanidad que cesó al gerente del hospital, el hoy diputado de C’s en el Congreso Fernando Navarro, como cortafuegos con el que blindarse en el cargo.
Todas las sentencias han dado la razón a los acusados: no hubo omisión del deber de socorro; tampoco mala praxis; y mucho menos fue un caso de homicidio imprudente. Pero la jauría fue incapaz de desaprovechar la manipulación repugnante de un tema tan delicado. Son los mismos que falsifican el asunto, vinculado a este caso, de la sanidad universal. Primero, hacen ver que esto es moneda habitual en toda Europa, cuando no es así (al parecer, ningún país la aplica). Y segundo, más manipulador aún, se hace creer a la ciudadanía que sin esta universalidad los inmigrantes (todos, sin especificar entre legales o no) quedarían sin derechos sanitarios, pero tampoco es cierto.

sábado, 16 de septiembre de 2017

BURBUJAS ESTELADAS Y NORCOREANAS


 (disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Una vez acabados los vibrantes partidos veraniegos de cricket de Inglaterra contra Sudáfrica y West Indies (una selección de países del Caribe, algunos destrozados por el huracán Irma), últimamente tengo margen para pensar mucho en otras cosas. Sobre todo en burbujas. Pero no las del champán, sino en la burbuja estelada, ese modo de recogerse en un cubículo doctrinario y sentimental que nos conduce a desvaríos como el putsch de la semana pasada en el Parlament catalán. Sólo en lo más miasmático de esa guarida se puede entender que Assange y Varufakis sean respetables ”entidades supranacionales” (Rufián), que Juncker haya dicho lo contrario de lo que ha dicho, que el valle de Arán podrá autodeterminarse aunque eso haya quedado excluido del borrador de constitución, que (falsos) premios Nobel apoyen la independencia, que España no sea democrática y Cataluña permanezca exenta de corrupción.
Pensando en burbujas, la verdad es que ninguna ha podido alcanzar, seguramente en ningún momento de la historia, el absoluto nivel de depuración opaca y tiránica de la norcoreana. Si no están al tanto, yo sí, pues por algo la foca de Kim Jong-un (ese sí una auténtica entidad supranacional en su oronda mismidad) me tiene bloqueado un libro desde hace muchos meses. No es que me lo haya censurado o me amenace, es que yo tenía casi finiquitado una recopilación de ensayos, continuación natural de Disecciones (Sloper, 2013), cuando las conclusiones del capítulo dedicado al gulag gracias al cual la familia Kim tiene secuestrados a 25 millones de norcoreanos quedaron en suspenso al empezar la tanda de misilazos y amenazas del pequeño de la saga. De algo bastante permanente se pasó a una inestabilidad explosiva.
Todo ese país único vive bajo llave hasta el punto de no saber nada del exterior (tampoco mucho del interior), no existe apenas internet, sólo hay unas pocas webs estatales, y andan consagrados a un hiperculto al líder que deja en paños menores los ensayitos de Stalin o Hitler. Pero más que nadie vive en una burbuja lóbrega el propio Kim Jong-un. No porque carezca de vías de comunicación con el resto del mundo, porque las tiene todas, sino que, a diferencia de su abuelo y su padre, ya nació en esa placenta surrealista y demente que es su país, sumido en un engranaje del que no puede salir más que un megapsicópata capaz de volar en pedazos el statu quo mundial. Ayer envió otro regalo de fuego planeando sobre Japón. Qué pena que, a diferencia de las películas, los tipos de gatillo fácil sean menos solucionadores que empeoradores. Si tiene que pasar algo, que suceda ahora y así pueda cerrar mi libro de una puñetera vez.

lunes, 11 de septiembre de 2017

MÉTODO ENSENYAT O PROTOCOLO FERRER


 (disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Es fascinante esto de obligar a los demás a lo que no permites en tu casa. Señalé la semana pasada que la banda del Prusés no contempla el derecho a decidir para una hipotética república catalana, y eso es tener una jeta de cemento olímpica, pero es que no dejan de superarse en estos momentos de absoluta melopea que están protagonizando para bochorno del resto. Estamos en un momento en el que no sabe uno a qué atenerse, cuando nuestros políticos juegan a ser fiscales y jueces. Sus leyes son endebles, por eso el poder judicial se las está tumbando una a una, pero es que las que siguen vigentes se interpretan con criterios tan dispares que es memorable la inseguridad jurídica que se está generando.
Ya saben de mi affaire con el concejal de Movilidad, e imagino que también del acoso, vía dibujitos injuriosos, de un señor de Sóller a Miquel Ensenyat. El segundo caso es muchísimo más punible, salta a la vista, pero resulta que se ha arreglado tranquilamente con una charleta entre ellos. Aunque alguno podrá pensar que lo ha hecho para lucirse en la foto, Ensenyat ha demostrado cintura y bonhomía, cualidades humanas que están muy por encima de su aciaga gestión política (la última: que su Consell escamotee gasto social para pagar pleitos armengolianos). Pero, claro, es disparatado que esto se resuelva con un cafelito y pelillos a la mar, sin aplicarle al solleric la ley LGTBI, mientras que a mí sí me la endosan, y con el máximo coste posible (3.000 euros), añadiendo que el concejal me demanda por lo civil (12.000). ¿O es que esta ley tiene dos protocolos cuya aplicabilidad sigue patrones cuánticos?
Continuemos con Més. Estarán al tanto de que Noguera, junto a conmilitones berroqueños como Carrió y Apesteguia, acudió al acto de la OCB y los acólitos de Tòfol Soler en la Plaça Major para celebrar el Putsch(demont) a la legalidad, no sólo estatal sino también catalana. Aunque no estuvo en todo el acto, ¿no entiende Noguera que mientras sea alcalde no puede ni acercarse a estas mascaradas? Es más, imagino que si el máximo dirigente de una ciudad de la que sólo le ha votado el 15 % apoya que se vulnere la legalidad, también aplaudirá a manos llenas cuando los sufridos habitantes de Palma decidamos hacerle un correspondiente corte de mangas a los decretos o normas que Cort haya aprobado, ¿verdad? Es que si no es así, si no entienden que la desobediencia o es para todos o no es para nadie, entonces es que andan aquejados de una dolencia bastante grave cuyo diagnóstico podrán encontrar en cualquier libro de historia del siglo XX.

jueves, 7 de septiembre de 2017

BON VOYAGE


 (disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Si a algo estoy bastante sincronizado es al Voyager, esa doble sonda de la NASA que acaba de cumplir cuatro décadas y que es el artefacto creado por el hombre que más lejos ha llegado: fuera de la heliosfera y en pleno espacio interestelar. El Voyager I tenía que nacer a la vez que un servidor, aunque yo me retrasé unas semanas sobre lo esperado, pues soy diezmesino como el Alvy Singer de Annie Hall. El ginecólogo de mi madre era un familiar, y con la confianza prefirió esperar a que yo saliera por las buenas. Pero como siempre he tenido un don para irritar al personal y la molicie introspectiva, tuvieron que venir a por mí los Geos.
Como decía, la sonda Voyager cumple años y va camino de la desconocida Nube de Oort, algo que nadie podía pensar cuando fue propulsada fuera de nuestro planeta. Sus baterías de plutonio siguen activas, y parece que su contacto con la Tierra (aún envía información de su periplo) se prolongará hasta 2025, cuando seguirá su senda pero ya muda y ciega. Estamos ante un ejemplo fascinante del poder y alcance de la ciencia, y si se ha llegado hasta aquí es por el espíritu universalista del asunto, tanto a nivel metodológico como en lo meramente colaborativo. Sin ir más lejos, en el CERN de Ginebra, donde carbura el fabuloso Gran Colisionador de Hadrones, conviven científicos de todos los países sin que lo particular afecte al engranaje superior.
Pero cualquier avance cuenta con su contrapeso: la sórdida y estéril política. Ahí todo funciona al revés. De hecho, ni funciona: sólo crispa, tergiversa, se repliega. Lo identitario es lo primero, el mandamiento máximo. Sin identidad que defender, uno no vale para eso, es automáticamente rechazado por el circuito tóxico que transmuta la preocupación por lo público en hostilidad a cara de perro. El Putsch ayer del Parlament catalán contra las formas democráticas al menos sirve para certificar que la palabrería embaucadora del Seny se ha hecho el harakiri. No olvidemos tampoco los ataques que está recibiendo en Baleares, tras la paralización del derrumbe de Sa Feixina y de la gratuidad del túnel de Sóller, el poder judicial por parte de políticos del Pacte y ciertos plumillas. Si el siglo XXI nos ha dejado progresos científicos fabulosos, cotas que generan asombro y admiración, la cainita burbuja política parece abismarse ante tal exhibición de su Némesis (meritocracia y provecho) para retrotraerse a formas de gestión y convivencia propias del Antiguo Régimen. El fair play, las formas y los procedimientos, son la clave de la democracia, pero llevamos demasiado tiempo dando legitimidad a puros caprichos basados en falacias históricas. Un viaje suicida.

lunes, 4 de septiembre de 2017

A VUELTAS CON LAS FOBIAS


Es la palabra, o más bien el sufijo, de moda: las fobias pululan como turistas en verano. Odios por aquí, fobias por allá. En la época más victimista de la historia, en la que es más importante conseguir que a uno se le perciba como mártir antes que tener razón o argumentar con rigor, la hipermoralidad nos conduce a un campeonato enfebrecido por decidir quién llora más, es decir, a quien se le deben más apoyos, ayudas o privilegios. Como siempre, conviven casos reales con otros exagerados, y es decisivo saber distinguir a unos de otros. Es el peligroso y manoseado mecanismo: servirse de una causa legítima (defender al débil) para hacer justo lo contrario (perseguir a los discrepantes).
La llamada islamofobia ahora mismo ostenta la cabeza en la carrera victimológica, hasta el punto de que para algunos es más urgente parar su supuesto influjo que el terrorismo yihadista. Sin embargo, el riesgo es que se pretenda blindar la doctrina implicada, demonizando la crítica con la excusa de luchar contra la demonización. En este sentido, dando un salto tan mayúsculo como la elipsis de 2001 (cuando del hueso del homínido pasamos a la nave espacial de Hal 9000), para escapar a la posible islamofobia se está consagrando la islamofilia, una desorbitada consideración del islam como “religión de paz”, obviando que incluso sus versiones más amables, sobre todo en cuanto a derechos de las mujeres y los homosexuales, podrían quedar a la derecha del cristianismo actual más conservador.
Sin embargo, siempre subsisten odios fuera de foco, y en este caso no es otro que la judeofobia. De Francia y otros países europeos, los judíos huyen en masa. Recordemos el atentado al supermercado kasher en París o a algunas sinagogas. Pero apenas se habla del viejo y arraigado antisemitismo. Cuando en el mundo musulmán está muy extendido, como se vio en una pancarta tras los atentados de Barcelona en la que se acusaba a Israel de los crímenes. En Baleares hemos oído inculpaciones judeófobas en clave conspiranoica de la boca de Juan Peralta, imam de Pere Garau, o de Yousef Jouihri, portavoz islámico en la isla. También del empresario palestino asentado en Galicia Ghaleb Jaber Ibrahim. Todo ello sin que sus entrevistadores pusieran la mínima pega a la propagación de este odio. Pero es que entre nosotros dicha fobia no está mal vista. De hecho, apenas se la menciona, señal de que persiste en España, uno de los países europeos donde menos se tolera a los judíos, según estudios de la UE. Por no hablar del caso tan mallorquín de los chuetas, una aversión omnipresente durante siglos que realmente no se ha superado sino sólo aparcado.

(disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
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