viernes, 31 de julio de 2009

RAUL HILBERG EN SHOAH


Estas últimas semanas TVE ha vuelto a programar (la última ocasión fue hace unos 3 años) Shoah, el documental que Claude Lanzmann rodó sobre el Holocausto. De nuevo en domingo, de madrugada, en cuatro pases de dos horas y media cada uno (la película alcanza las diez horas). Más de 20 años después de su estreno (1985) y sigue la magna obra de Lanzmann viviendo en la clandestinidad.

Poca gente ha visto Shoah entera, pero toda la filmación es indispensable, esencial. Se trata en su concepción de filmar el acontecimiento más espeluznante de la historia de manera seca y pegada a lo físico, a los testimonios de los supervivientes (también de algunos de los verdugos), a la filmación de los lugares de la masacre y al análisis de algunos investigadores del Holocausto. No aparece, por propia voluntad de Lanzmann, ni una sola imagen de archivo rodada durante el momento de la masacre. Todo se da en diferido, en una elipsis sobre el acontecimiento que abre posibilidades y que traslada a la mente del espectador el dibujo minucioso de lo que se llevó a cabo entre 1942 y 1945, la llamada Solución Final.

Como he dicho, todo en este film es esencial, pero me gustaría destacar la intervención de un tipo al que admiro desde hace tiempo: el historiador Raul Hilberg, judío americano de origen vienés, que fue una de las primeras personas que se dedicó a estudiar minuciosamente el Holocausto antes incluso de que la tragedia adquiriera este mismo término para darse a conocer, es decir, antes de que este tema se convirtiera en El Tema del siglo XX. Su obra más importante, a este respecto, es la colosal La destrucción de los judíos europeos (libro que en su última edición española, en Akal, consta de más de 1.000 páginas... y vale más de 100 euros). La primera vez que contemplé estas imágenes que dejo arriba me quedé fascinado: el obsesivo Hilberg explica al atento Lanzmann los entresijos de la máquina de matar nazi, punto por punto, detalle a detalle; progresivamente, a medida que desvela sus descubrimientos, el rostro de Hilberg se encoge en una mueca, triunfal, casi maléfica. El espíritu del conocimiento y el deseo frenético de verdad se abren paso en la opacidad casi impenetrable de la infernal maquinaria nazi adoptando para ello la perspectiva del verdugo, su particular sentido burocrático del crimen. Sólo así, desde una 'perspectiva nazi', se revela la clave, la prueba, y la mueca del sabueso se torna extática, pura, tras volver desde lo oscuro con el hueso ensangrentado entre sus apretados dientes.

[Existe en España un interesante libro sobre Shoah escrito por Carles Torner. Se titula Cavar con la mirada y fue editado por Gedisa en el año 2005.]

lunes, 27 de julio de 2009

VOCABULARIO (20): KIDOS

René Noël Téophile Girard (Aviñón, 1923)

[A pesar de estar realizando, aunque de forma muy lenta, una tesis sobre René Girard, apenas hablo del pensador francés en este blog. Pero este mes de julio se cumple una década exacta desde que descubrí su obra La violencia y lo sagrado (Anagrama, 1983), que supuso una auténtica revelación para un servidor. Rindo tributo a tan deslumbrante obra y soberbio autor con esta entrada.]


"Hay varios términos en Homero que revelan de manera evidente la relación entre la violencia, el deseo y la divinidad. El más característico de ellos tal vez sea el sustantivo kidos, que debe definirse en términos de prestigio casi divino, de elección mística unida al triunfo militar. El kidos es la puesta de las batallas, y especialmente de los duelos, entre los griegos y los troyanos.


En su Dictionnaire des institutions indo-européens, Benveniste traduce kidos por 'talismán de supremacía'. El kidos es la fascinación que ejerce la violencia. Por todas partes donde se muestra, seduce y asusta a los hombres; nunca es simple instrumento sino epifanía. Tan pronto como aparece, la unanimidad tiende a crearse en contra o alrededor de él, lo que equivale a lo mismo. Suscita un desequilibrio, hace inclinar el destino a un lado o a otro. El menor éxito violento tiende a convertirse en una bola de nieve, a pasar a ser irresistible. Los que poseen el kidos ven centuplicada su potencia; los que carecen de él tienen los brazos atados y paralizados. Siempre posee el kidos aquel que acaba de asestar el golpe mayor, el vencedor del momento, el que hace creer a los demás y puede él mismo imaginarse que su violencia ha triunfado definitivamente. Los adversarios del triunfador deben realizar un esfuerzo extraordinario para escapar al hechizo y recuperar el kidos.

Cuando la rivalidad se hace tan aguda que destruye o dispersa todos sus objetos concretos, se toma a sí misma por objeto, y este objeto es el kidos. Es posible traducir kidos por gloria pero se pierde entonces, como hace notar Benveniste, el elemento mágico-religioso que constituye el máximo valor de este vocablo".

miércoles, 22 de julio de 2009

FILORUGBY


Nueva cita en el NICKJOURNAL, de nuevo con el rugby (gira de los British and Irish Lions, inicio del Tri Nations y links sobre este deporte).

viernes, 17 de julio de 2009

MÚSICA DEL SUBSUELO (21). WATERFRONT (THE SINKING ROAD)





Aprovechando que The Black Heart Procession acaba de registrar su sexto álbum, titulado Six, que va a salir a la venta creo que allá por octubre, dejo aquí una de sus piezas más oscuras y subsuelíticas, corte cuatro de su tercer disco, Three.

sábado, 11 de julio de 2009

VOCABULARIO (19): SKEPSIS


Skepsis es un término griego que viene a significar 'duda' o 'investigación', y de él procede la expresión 'escepticismo'. En su último libro titulado Pasión tranquila. Ensayo sobre la filosofía de Hume (ed. Antonio Machado Libros), Felipe Martínez Marzoa profundiza en este concepto desde un punto de vista puramente filosófico, vinculándolo a la cuestión del ser, es decir, a aquella búsqueda del fundamento de todo ente que, en su naturaleza no tematizable, escapa a toda pretensión de ser fijada totalmente:

"La palabra sképsis significa el acto o la actitud de mirar, observar, considerar. Tal actitud o acto comporta una distancia; no se puede 'ver' si se está lisa y llanamente dentro, si sin más se 'pertenece a'. A la vez, sin embargo, sólo se 've' aquello a lo que de alguna manera se pertenece. Parece seguirse de todo esto que el ver tiene en todo caso el carácter de una ruptura o suspensión; ruptura o suspensión de la familiaridad, del obvio habérselas-con. Ello admite una interpretación relativamente trivial cuando la distancia lo es con respecto a algún ámbito o juego determinado; el que reconozcamos las reglas del juego implica entonces, en efecto, que nuestro ser no se agota en ser jugadores de ese juego. Más grave es el que quizá pueda o incluso deba en algún caso tratarse del juego que siempre ya se está jugando, o sea, de eso que en el capítulo 1 hemos mencionado en los siguientes términos: no contenido alguno válido o no válido, sino el en qué consiste el que algo sea (o no sea) contenido válido, en qué consiste la validez, qué es ser válido o simplemente qué es ser".

lunes, 6 de julio de 2009

MÚSICA DEL SUBSUELO (20). MY COCK'S ON FIRE

En el subsuelo se vive en los extremos, saltando de un polo a otro. No se trata de que todo valga en esta dinámica bipolar, pero sí que se encuentra un placer verdaderamente gozoso en pasar de un cierto estado (musical, en este caso) al opuesto, jugando con el grado de las discontinuidades y las rupturas provocadas. Es por ello que uno tiene debilidad por piezas tan delicadas y sutiles como esta famosa aria de Haendel...



... pero también por los sonidos arrasadores y hecatómbicos, junto a las letras dementes, de Whitehouse, grupo británico de música industrial. My cock's on fire, 13 despiadados minutos que, si se atreven a escucharlos enteros, no olvidarán jamás (es la séptima y última pieza del disco Great white death, de 1985). El subsuelo en su estado máximo de oscura pureza.

jueves, 2 de julio de 2009

BIBLIOTECAS

Biblioteca del Trinity College de Dublín

Fascinante e inaudito reducto es aquel al que llamamos biblioteca. Como algo concreto, es decir, como catálogo o recopilación de unas obras determinadas, y también como símbolo enciclopédico del conocimiento, como figura que en sí lleva la tensión de lo absoluto y el reflejo de la eternidad. El pensamiento es un lujo, algo que debe ser cuidado diariamente con meticulosidad; es una pequeña pero poderosa luz, siempre cultivada por una minoría, que se mantiene viva para guiar los caminos decisivos, aunque estos sean subsuelíticos. Borges escribió que la biblioteca justifica el universo, pero yo diría algo más: la biblioteca es el universo realmente existente, su centro absoluto.

Biblioteca de la abadía de Waldasen (Baviera)

Todo esto que digo viene a cuento de una exposición que se celebra estos días en París, en la que se presenta una serie de fotografías de las bibliotecas más imponentes de Europa realizadas por el fotógrafo turco Ahmet Ertug (reportaje de prensa). Tenía que ser alguien no europeo quien nos mostrara la cara de la Europa más deslumbrante. A la perenne simbología de la biblioteca añaden las aquí retratadas, que son de diversos tipos (públicas, privadas, conventuales), una extraordinaria fisicidad, la ingravidez de un aura que está más allá de los estragos del tiempo, lejos de las estériles conmociones de la historia. Los espacios retratados en esta exposición son cámaras sepulcrales cerradas a lo exterior, pero que en sí llevan la clave de aquello que permanece fuera, su secreto implícito. Ertug retrata esos interiores de belleza depurada y detallista con una frontalidad que permite realzar su suntuosidad. La biblioteca del Trinity College de Dublín, por ejemplo: qué ejemplo de sublime elegancia en sus formas y volúmenes, qué belleza la de sus líneas geométricas. O la biblioteca de la abadía de Waldassen, en Alemania. O la biblioteca benedictina de la también alemana abadía de Metten. La del monasterio de Wiblingen. La Nacional de París o la de la Universidad de Salamanca. ¡Qué travellings más sublimes podría realizar a través de estos espacios el Alain Resnais de L'Anné dernière à Marienbad!

Biblioteca de la abadía de Saint Gallen (Suiza)

"La Biblioteca existe ab aeterno (...). El hombre, el imperfecto bibliotecario, puede ser obra del azar o de los demiurgos malévolos; el universo, con su elegante dotación de anaqueles, de tomos enigmáticos, de infatigables escaleras para el viajero y de letrina para el bibliotecario sentado, sólo puede ser obra de un dios (...). Sospecho que la especie humana está por extinguirse y que la Biblioteca perdurará: iluminada, solitaria, infinita, perfectamente inmóvil, armada de volúmenes preciosos, inútil, incorruptible, secreta" (Jorge Luis Borges, La biblioteca de Babel).

Biblioteca de la abadía de Saint Florian (Austria)
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