viernes, 5 de febrero de 2021

MI VÍA CRUCIS JUDICIAL

Todo comenzó el ya lejano 12 de septiembre de 2016, lunes. Mi disección semanal en El Mundo de Baleares, ese día llamada Salvadores de almas, intentaba criticar la gestión del ayuntamiento de Palma de Mallorca. Con un tono claramente irónico (como atestigua el mismo título) que no entendió el concejal psocialista de Movilidad, uno de los aludidos, que decidió demandarme por la vía civil. Me exigía 12.000 euros por entrometerme en su intimidad y vulnerar su honor.

Meses después, el gobierno balear de Francina Armengol (del mismo partido que mi demandante) me abre un expediente administrativo, por el mismo artículo, en el que se propone sancionarme con 3.000 euros de multa. Permanece abierto varios meses, pero se acaba cerrando tal vez por las críticas de medios de comunicación de diversas ideologías o porque queda feo que unos políticos sancionen a un columnista.

Una antigua entrevista concedida por el concejal en la prensa local, hablando abiertamente de esa intimidad que en su demanda aseguraba que era desconocida, parecía darme la razón judicialmente hablando. También que la ley acostumbra a proteger a un columnista cuando se refiere a una figura pública, o que el mismo 12 de septiembre ya me había disculpado con el concejal en un mensaje de Facebook (él nunca respondió a mi mano tendida). Pero el juez de primera instancia, para mi sorpresa, desestimó la prueba decisiva, así que me condenó a 5.000 euros de multa más las costas procesales en septiembre de 2018.

Recurro al tribunal de segunda instancia, recalcando la prueba citada. Tampoco sirve para nada: con diferentes criterios (aquí más la vulneración del honor que la intimidad. De nuevo, la ironía subestimada), se me condena a lo mismo, los 5.000 de marras más costas de primera y segunda instancia. Era junio de 2019.

Segundo recurso, esta vez al Tribunal Supremo. Mucha gente del ramo me comenta que la tarea es muy complicada, porque ese tribunal sólo acepta a trámite el 10% de los recursos. Para nuestra alegría, se admite justo antes de la pandemia, en febrero de 2020. Parecía al fin cambiar la suerte, porque al admitirse todo indica que se van a considerar al menos gran parte de tus argumentos, pero de nuevo la decepción: sólo me quitan costas de segunda y tercera instancia, aunque mantienen las de primera, más la dichosa e inalterable multa de 5.000 euros. Diciembre de 2020, días antes de Navidad.

Se acaban los recursos, dado que no parece que el Constitucional vaya a cambiar nada, y fin del trayecto judicial. Toca pagar primero la multa, de ahí que me haya visto obligado a recurrir a un crowfunding para sufragarla.

El proceso ha sido para mí muy costoso en lo personal, y sobre todo disuasorio, porque además de perder dos trabajos entendí que el precio de ejercer la libertad de expresión en España está sometido a criterios progresivamente más restringidos y a veces desconcertantes. Digamos que no sale a cuenta, así que decidí dejar de escribir en los medios, tras cuatro años como articulista de opinión.

sábado, 12 de septiembre de 2020

DEL ‘VIVA CARTAGENA’ AL CHECKPOINT CHARLIE

Era ya previsible que en este 2020, salvo el ascenso del Atlético Baleares, estábamos destinados a vivir todas las experiencias insólitas posibles. Algunas de ellas, sin embargo, nos retrotraen a épocas medivales, como la larga cuarentena que nos tocó padecer esta primavera, seguramente la más estricta y larga del mundo occidental. También la más inútil. Y ahora nos cae del cielo, o mejor dicho del saber hacer de nuestro egregios gobernantes, una reedición de los guetos que en Palma habíamos elevado a modelo de ingeniería social con los judíos y chuetas de hace siglos. En este último caso, unos 23.000 elegidos, entre los cuales no tengo más remedio que incluirme, vamos a poder paladear las delicias de otra performance que pondrá a prueba nuestro baqueteado equilibro mental. Bienvenidos a los Guetos Armengol & Hila S.A., el gueto de la gent. 
 
Es cierto que el perímetro de esta nueva judería coincide con la zona sanitaria de Son Gotleu, bien enclaustrado por cuatro calles o vías importantes, pero salta a la vista para cualquiera que viva por aquí cerca que el foco de los contagios comunitarios se da mayoritariamente en el barrio de Son Gotleu, y mucho menos en los otros tres del encierro. Pero me parece evidente, y también a bastantes vecinos consultados, que un gobierno que dice ser de progreso, y más con la mosca morada en la coalición, no considera conveniente estigmatizar al barrio más entretenido de Palma. De hecho, fue muy delatador escuchar el miércoles a la presidenta y al alcalde referirse a toda la zona con términos que sólo son ajustados si hablamos de Son Gotleu: altísima densidad humana y pisos miniatura. Elementos que propician la transmisión comunitaria del virus. De esta manera las contradicciones entre psocialistas y podemitas tendremos que pagarlas los escudos humanos que vivimos en zonas donde el virus ha sido mucho menos letal. Pero el perímetro es el perímetro. El resto de palmesanos parece bastante aliviado, e incluso divertido, lo que no extraña si pensamos en los globos sonda que circulaban desde la semana pasada y que planteaban un cierre de la ciudad al completo. No hace falta leer a Maquiavelo para darse cuenta de que rebajar un poco la expectativa generada facilita el consentimiento de los amenazados. Si nos secuestra Jack el Destripador y amenaza con amputarnos todas las extremidades, que finalmente nos corte sólo una parece incluso un detalle generoso por su parte. 
 
 Una apreciable ventaja de este sainete es que al fin podremos saber que existe la mítica Policía Local de Palma, aquella que misteriosamente desapareció de la zona tras el Estado de Alarma y de la que nunca más se supo. Porque no ha sido sólo en verano donde la ausencia o inacción de los uniformados municipales (también de los nacionales, por cierto) resultó palmaria. La igualmente inefable Emaya ha jugado el mismo rol espectral, con dos largos meses sin desinfectar los barrios, y eso en la época del año con más ciudadanos en la calle entregados a una frenética socialización. Esa falta evidente de control, como también ha sucedido en el ya famoso a nivel nacional Parque Wifi, convirtió las calles de Palma, y en especial las de Son Gotleu, en un homenaje al ‘Viva Cartagena’, ese lema que ejemplifica que la única regla es que no hay reglas. 
 
Las nuevas normas ya están más o menos claras, definidas en ese Boib que de tan leído estos últimos meses podría ser un superventas, pero falta saber lo más importante: qué protocolo de actuación llevará a cabo la policía. Si recordamos lo que sucedió en marzo y abril, con unos uniformados (muchos de paisano, a la embozada caza de infractores) que en una apreciable mayoría parecían consagrados a emular a Los hombres de Harrelson, me temo lo peor. Con qué facilidad han pasado del cero al infinito, pues habiendo extremos ¿por qué quedarse en el medio, verdad? Pero tampoco parece lógico que al Pacte le convenga un exceso de celo policial, con un Checkpoint Charlie, al estilo muro de Berlín, en cada calle de salida del cerco, pues la imagen de gueto que han puesto en marcha podría marcar la legislatura de forma indeleble y liquidar políticamente a sus artífices. Puestos a vivir al límite, que no se corte el ayuntamiento en facilitar a los encarcelados en el rectángulo covidiano las tan útiles estrellas amarillas, que harían las delicias de judaizantes como un servidor.

miércoles, 29 de abril de 2020

BENDITAS REGLAS



"Benditas las reglas métricas, que impiden las respuestas automáticas y nos obligan a pensarlo todo una vez más, libres de las ataduras del Yo".


W.H. Auden

lunes, 27 de abril de 2020

LA MUERTE UNA VEZ MÁS



"Pero que estaba escrito
desde el origen y marcado a fuego
en la hélice profunda de mi código
que era mi hora y lo sentí en el tuétano.
Muerte, en el despertar
con el milagro roto
de la Resurrección entre los párpados.
Y al arrecife vuelves
del tiempo sumergido,
al galeón de estratos y extravío
para decirme: hermano, vas tú solo,
vas tú solo a la mar".


Miguel Ángel Velasco, La muerte una vez más

domingo, 26 de abril de 2020

RETORNO AL ORIGEN


"Remontar aquel río era como volver a los más tempranos orígenes del mundo. Una corriente vacía, un gran silencio, una selva impenetrable. Allí había una verdad despojada de su manto del tiempo. Tengo la sensación de estaros contando un sueño, pero inútilmente, porque ningún relato de un sueño puede transmitir la sensación del sueño, esa mezcla de absurdo, sorpresa y aturdimiento en un temblor de rebelión agónica, esa sensación de ser capturado por lo increíble, que constituye la esencia de los sueños. Vivimos igual que soñamos: solos".

 Joseph Conrad, El corazón de las tinieblas
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