martes, 28 de junio de 2011

GOMBROWICZ Y LA MÍMESIS

Witold Gombrowicz (1904-1969)

El hombre nace del hombre, es modelado por el hombre, todo lo aprende de los demás, vive en continuo estado de otredad. Es ya un terreno común, establecido a partir del legado de Marx, asegurar que el ser del hombre viene determinado, estricta y directamente, por la clase social a la que pertenece o por la cultura que lo acoge, pero el fenómeno de la constitución del ser de cada hombre entraña realmente elementos de mayor complicación, no atribuibles a una única causa (por general que ésta sea) sino a una multiplicidad de causas que se juega en cada ocasión de manera particular, aunque siguiendo una misma lógica estructural, la que René Girard define como 'deseo mimético' (o deseo de ser otro).

En el blog de Ferran Toutain descubro una cita de Witold Gombrowicz que me lleva a sus Diarios (Seix Barral, 2005), en algunas de cuyas inacabables páginas teoriza sobre la mímesis a cuenta de su novela Ferdydurke, malinterpretada por cierta crítica (romántica) en la misma línea que fue malinterpretada la historia del Quijote y el hombre del subsuelo de Dostoievski, es decir, aplicando patrones identitarios (de afirmación de una identidad dominante) a lo que no es más que el reflejo de la torturada complejidad humana, su esencial carencia de ser y la consecuente y desesperada búsqueda de identidades fuertes (esto es, excluyentes, expiatorias, etc.) cuyo fin consiste en escapar a la incertidumbre, la angustia, la ambivalencia y el desarraigo. Gombrowicz señala aquí el papel que juega el otro (alguien que juega el rol de modelo-adversario para el sujeto mimético, que no entiende la desgarrada lógica de su relación amor-odio con su referente emulado) en la formación del 'yo', entendiendo que la dimensión del sujeto, aunque su proyecto de autonomía personal trate de desfigurar el sentido del mecanismo que lo dirige, siempre se ve referido al otro, de manera que cuanto más débil es su ser interno más centrífugo resulta su proyecto de ser persona (máscara), más dependiente es de los demás (búsqueda de reconocimiento), en los que cree percibir aquello (una imbatible autonomía) que a él secretamente le falta.

"El hombre también es creado por el individuo, por otra persona. Por el simple hecho de que yo soy siempre 'para otro', calculado para ser visto por otro, de que puedo existir de un modo definido sólo para alguien y por alguien, y de que existo, en tanto que forma, a través de otro (...). Mi hombre es creado desde el exterior, es decir, que es en su esencia inauténtico; nunca es él mismo, puesto que lo determina la forma que nace entre los hombres. Por tanto su 'yo' le es atribuido en la esfera de lo 'interhumano'. Es un eterno actor, pero un actor natural, ya que su artificio le es congénito, es la característica de su condición humana, ser hombre quiere decir ser actor, ser hombre significa imitar al hombre, ser hombre es 'comportarse' como hombre sin serlo en lo profundo de uno mismo, ser hombre es recitar lo humano. No se trata de que el hombre haya de desprenderse de su máscara -pues detrás de ella no tiene ninguna cara-; lo único que se le puede exigir es que tome conciencia de su artificiosidad y que la confiese. Si estoy condenado a la falsedad, la única sinceridad posible para mí consiste en confesar que la sinceridad está fuera de mi alcance. Si nunca puedo ser del todo yo mismo, lo único que me permite salvar mi personalidad de la destrucción es la misma voluntad de ser auténtico, ese deseo obstinado que grita en contra de todo: "yo quiero ser yo mismo", y que no es más que una rebelión trágica y desesperada contra la deformación. No puedo ser yo mismo y sin embargo quiero ser yo mismo y debo ser yo mismo: he aquí una de esas antinomias que no es posible resolver".
Related Posts with Thumbnails