(disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares. Foto)
Como
estoy harto de no andar a la moda, de llegar siempre tarde a todo y
con el pie cambiado, he decidido por una vez seguir la corriente. Así
que, ¡viva el burka! Estoy convencido al fin de que el Islam no
puede ser más pacifista, y que el burkini y derivados son
intrumentos seguros para la liberación de la mujer. Que por algo el
feminismo nació en La Meca, como la democracia.
Así
que me he puesto a la tarea y, como no quiero resignarme a estar a la
moda sólo de boquilla, me ha agenciado un buen burka tradicional. De
tamaño normal, que soy pequeñito y sobra sitio. Desde aquí dentro
les escribo mi disección. Qué fresquito se está, no parece ni
agosto. Y me siento muy empoderado. Vale que biológicamente no soy
mujer, pero algo femenino debo tener para parecerse mi rostro, según
una ex, ¡nada menos que a Marilyn Monroe! Sí, sí.
Parafraseando
el célebre lienzo de Poussin, Et in Arcadia ego (Y en la
Arcadia estoy), me someto a la buena nueva, incondicionalmente. Hagan
lo mismo, por favor. Sólo si son mujeres o tienen un ramalazo
femenino, como yo. Huyan de lujuriosas miradas ajenas. Como Cristina
Almeida una mítica noche en La Sexta, yo también quiero ir
tranquilamente por la calle sin que me acribillen a piropos. De
hombres y mujeres, tal es el pasmo libidinoso que produce mi
presencia.
Otra
ventaja es que aquí dentro se le despejan las ideas a uno. Así, ya
no veo problemático en absoluto elecciones de nuevo en Navidad. Si
votar es “la fiesta de la democracia”, ¿por qué limitar el
sarao a un día cada cuatro años? Mejor cada seis meses. O cada seis
días. Para empezar, me he procurado una urna. Electoral, no
funeraria, aunque puede que sean intercambiables, quién sabe. Llevo
toda la semana frotándola dentro de mi burkatienda, como si fuera la
lámpara de Aladino, a ver qué superpoderes atesora.
Mientras
espero sus efectos, leo sobre Rodríguez, ese hombre. O lo que sea.
Dice que ha hecho examen de conciencia y “no veo delito”. Asunto
zanjado, circulen. Luego otra perla: “Jamás he pasado ni por
delante de la puerta de un club de alterne”. Tal vez, no sé, haya
que leer esto en la línea del gran Francisco Rico, experto en el
Quijote, cuando escribió una tribuna en la prensa nacional
criticando la ley antitabaco de ZP. Acababa así: “En mi vida he
fumado un solo cigarrillo”. Y era cierto: se había fumado
millones.