viernes, 30 de mayo de 2008

EL MITO DE LA TRANSGRESIÓN


La modernidad vive obsesionada con la idea de transgresión. Parece como si algo sólo tuviera un cierto valor si alcanza a 'transgredir' ciertas normas o códigos, ya sean sociales o culturales. Pero toda transgresión se articula alrededor de una referencia a la que le debe todo: la ley. Sin ley, no hay transgresión que valga, pues no se ataca nada fijado. Lo problemático es que en la modernidad las leyes y los tabús han perdido gran parte de su poder sagrado, y ello pone en claro peligro cualquier tentativa transgresora. Si no hay leyes fuertes, ¿qué sentido o mérito tiene atacarlas en su raíz?

El director teatral Lluís Pasqual tocaba hace unos días esta cuestión en las páginas de El Mundo (domingo 25 de mayo). Refiriéndose a los impostores estilo Bieito & Fura: "A mí me aburre el desafío gratuito de algunos. Hace 20 años poner una raya de coca en un escenario era un acto revolucionario: hacerlo hoy es reaccionario". En suma, la transgresión es algo que está muy ligado a un tiempo concreto, a un contexto muy delimitado. No es extraño que ciertas obras 'transgresoras' hayan envejecido tan mal. El verdadero arte se debería medir a partir de otros criterios.

Coda: "En el terreno del deseo, las ideas que, de siglo en siglo, calificamos de subversivas para rejuvenecerlas, son en realidad las más conservadoras posibles, tópicos ya trasnochados en el Renacimiento y de los que Shakespeare se burla sin piedad" (René Girard, Shakespeare. Los fuegos de la envidia).

martes, 27 de mayo de 2008

SIMULACROS


"Vivimos el infierno de las suplencias. Donde rendir culto al icono de una sigla u otra nos consuela como acto sacro, en el cual nuestras vidas recobrarían, por milagro, lo que nunca tuvieron: sentido. Lo que nunca tendrán: vida".

Gabriel Albiac

jueves, 22 de mayo de 2008

LA MUJER CTÓNICA (6): LA MUJER-VERDAD



"La 'mujer' se interesa tan poco por la verdad, cree tan poco en ella, que su propia verdad ni siquiera la concierne.


Es el 'hombre' el que cree que su discurso sobre la mujer o sobre la verdad concierne a la mujer. La circunscribe.
Es el 'hombre' el que cree en la verdad de la mujer, en la mujer-verdad (...).

Modelo de verdad, goza de un poder de seducción que subyuga al dogmatismo, extravía y espolea a los hombres, los crédulos, los filósofos. Pero en cuanto que no cree en la verdad, a pesar de ser esta verdad que no le interesa la que la hace interesante, se convierte en el modelo (...). Representa la disimulación, el adorno, la mentira, el arte, la filosofía artista. Es, en definitva, un poder de afirmación".


Jacques Derrida, Espolones.

viernes, 16 de mayo de 2008

MÚSICA DEL SUBSUELO (6). VIAJE DE INVIERNO


Dije hace poco en este blog que la música clásica es una gran desconocida para la triste generación de la que formo parte. Todo el día preocupándonos por las novedades de la música actual, ya sea en la vertiente 'mainstream' o en la 'alternativa', y resulta que se nos escapan unas joyas impresionantes cuyo único pecado es tener historia (esto no sólo pasa con la música, claro). Esta semana he descubierto (ya la conocía, aunque no había llevado a cabo una escucha atenta) el glorioso Viaje de invierno (Die Winterreise) de Franz Schubert, y me ha dejado estupefacto y sobrecogido. Especialmente su lied número 24, Der Leiermann (arriba en la imagen), interpretado aquí por el divino Dietrich Fischer-Dieskau (barítono), y creo que por Daniel Barenboim al piano. Hace un tiempo leí, no recuerdo dónde, que Wittgenstein, al escuchar esta obra, se sentía arrebatado por un fuerte deseo de suicidarse. No me extraña nada. Schubert la compuso desde el mismísimo Subsuelo, al borde ya de su final (murió a los 31 años), arrancando una belleza absoluta a algo que ya se confundía entre lo que llamamos vida y lo que llamamos muerte.

martes, 13 de mayo de 2008

STRUMMER, KAURISMAKI Y UN ASESINO A SUELDO


El finlandés Aki Kaurismaki es, a mi juicio, uno de los mejores cineastas de la actualidad. En sus películas la música juega un papel importante a varios niveles (no sólo extradiegético), siendo incluso un grupo, los delirantes Leningrad Cowboys, protagonistas de algunas de sus obras. Una de sus mejores películas es I hired a contract killer, la única rodada en inglés (la mayoría han sido rodadas en finlandés, alguna en francés e incluso tiene una muda, Juha), y que trata del proceso agónico de su protagonista, interpretado por el francés Jean-Pierre Leaud (en la línea de su 'truffautiano' Antoine Doinel), que decide matarse pero, al no ser capaz de darse muerte él mismo, contrata para ello los servicios de unos asesinos a sueldo que deberán liquidarlo en cualquier momento, sin avisar, días después de firmar el extraño contrato. Pero, durante la resignada espera, el derrotado personaje de Leaud se enamora casualmente de una rubia y, en consecuencia, ya no desea morir. Sin embargo, carece de posibilidades de anular el contrato fatídico, así que se ve expuesto a una muerte que no sabe cuando caerá sobre él. Las consecuencias de este ocurrente argumento son deliciosas, sobre todo teniendo en cuenta la habitual sutileza que caracteriza al cine de Kaurismaki. Si no la han visto ahora pueden encontrarla en dvd (Intermedio), así que no tienen excusa.

El caso es que en un escena de la película aparece el gran Joe Strummer, interpretando su Burnin lights (arriba, video) de día en un bar, que supone un breve y extraño descanso en la huida de Leaud de sus perseguidores (nota: el que le vende las gafas de sol no es otro que el tío Aki, en uno de sus habituales cameos). Strummer y Kaurismaki fueron amigos durante un tiempo, y en esta película el ex-líder de The Clash colaboró con otras piezas musicales. ya que estamos, sobre su figura se acaba de estrenar un documental, Joe Strummer: The future is unwritten (Julien Temple), que parece interesante.

miércoles, 7 de mayo de 2008

A VUELTAS CON LA CIUDADANÍA


Hoy nos vemos en el NICKJOURNAL.

lunes, 5 de mayo de 2008

ACERCA DE LA IDEA DE CIUDADANÍA


Últimamente está de actualidad en España el tema de la ciudadanía. Pero la manera en la que se está desarrollando el debate sobre esta cuestión ya nos dice mucho sobre la incapacidad que evidenciamos en nuestro país para poder hablar sobre determinados temas con un mínimo de racionalidad crítica. Parece que en España no se puede discutir prácticamente de nada (aborto, eutanasia, nacionalismo, etc.) sin que uno se encuentre automáticamente encajonado, aunque no lo pretenda, en la polarización maniquea que caracteriza nuestra vida política (y que va más allá de ella). En este texto me gustaría hablar un poco del tema de la ciudadanía dejando de lado maniqueísmos de esta especie...

(artículo completo en KILIEDRO)

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