martes, 29 de marzo de 2016

EL ESPÍRITU DE LA CARNE

 (artículo publicado ayer lunes en El Mundo-El Día de Baleares)

Estas fiestas las celebré con unos amigos en el restaurante El Ceibo de Santa Ponça, en la que muy probablemente ha sido la mejor cena de mi vida. Unas carnes épicas (bife y picaña) y un vino (Pago de Carraovejas) escalofriante, digno de hacerse una transfusión perpetua.


En estos placeres me regodeo en tiempos penitenciales, porque a estas alturas ya pocas cosas me parecen más espirituales que las delicias materiales. Los licores, los habanos, el sexo. Todo aquello que odian los psicópatas del EI, apóstoles de la pureza sacrificial cocida en sus piras. No todos son musulmanes ni llevan explosivos, pero estamos rodeados de sermoneadores enfurecidos, abortos fallidos cuya finalidad es boicotear cualquier forma de dignidad y placer sobre la Tierra.


De las religiones, tras una infancia en la que iba para sacerdote kierkegaardiano, camino que abandoné sin conversión a su opuesto, me quedo principalmente con sus rituales. Desde hace unos años me interesa mucho la Semana Santa ortodoxa, que este año, al seguir el calendario juliano y no el gregoriano, se celebra un mes más tarde que la católica.
Para un ritual palpitante que tiene el cristianismo como es el Oficio de Tinieblas, y lleva demasiado tiempo relegado del repertorio pascual, en beneficio de esos ostentosos pasos de vírgenes, ecos de la Pacha Mama que intentan relegar al protagonista de la fiesta. Este Oficio escenifica el momento de pánico del Sábado Santo, la vigilia angustiosa del Jesús muerto en el sepulcro y su regreso, en forma de cirio encendido, a la vida, momento en el que se corea el Miserere.
Nuestra existencia parece bastante trágica, y lo mejor es resignarse a ello porque el resto de opciones 'salvadoras' son mucho peores. La catástrofe a la que nos abocan los dogmáticos de la creencia que son incapaces en su venenosa bestialidad de disfrutar o siquiera permitir los placeres mundanos, de aceptar la ambivalencia de las cosas, su otredad, el sinsentido de un mundo de miles de millones de galaxias cada una con sus miles de millones de estrellas. El sendero criminal de lo identitario, la necesidad de imponer algo permanente y totalizador como motor de lo peor de nuestra historia.
El Sábado Santo, día de la incertidumbre y el desarraigo, en realidad dura 13.800 millones de años. Jesús seguiría siendo igual de fascinante (o más) sin necesidad de recurrir al Séptimo de Caballería del domingo redentor. Si de su relato se hubiera hecho más filosofía (derridiana, ya que estamos) que religión (creencia).

lunes, 28 de marzo de 2016

'SA NORMA SAGRADA'

       

        Sa semana passada se va publicar es meu segon llibre: Sa norma sagrada. Un viatge a ses fonts amagades des catalanisme de ses Balears, editat per sa Fundació Jaume III. Si es primer (Disecciones, Sloper; firmat com Johannes A. von Horrach) ja va ser polèmic, imagin que aquest encara ho serà més. Perquè toca un tabú des nostros dies: es discurs des catalanisme a Balears.
       Escrit amb en Joan Font Rosselló (jo m'he encarregat més o manco des 65% des llibre. És exclusivament meu s'epíleg: 'Identitats expiatòries'), li hem dedicat uns dos anys de feina i investigació, cercant arxius, llegint obres importants que han definit es canon de lo que s'entén com correcte filològicament xerrant, i hem vist que per molt que se digui hi ha més d'ideologia maximalista que d'esperit científic en es catalanisme balear. Qualcú dirà que sa Jaume III (de sa que no som membre, sino un col·laborador) també té sa seva ideologia, però en aquest cas no és així si observam que sa mateixa postura que defensa, una reivindicació de sa pluralitat des català, és a dir, un ús habitual i públic de ses seves modalitats, coincideix amb sa de reconeguts independentistes com es filòleg Albert Pla Nualart (responsable lingüístic des diari Ara), o es pare de sa sociolingüística catalana Lluís V. Aracil. Simplement se planteja que, de sa mateixa manera que a Argentina s'empra sa seva modalitat des castellà i no sa modalitat espanyola, en es medis de comunicació balears se pugui fer lo mateix.
         En fi, lo que m'agradaria, al marge de que agradi o no, és que es crítics al manco se prenguin sa molèstia de pegar-li una ullada en es llibre (si s'el llegeixen sencer, ¡els convid a cafè a tots!). Perquè no seria es primer pic, com recordam en es text, que critiquen algo sense coneixer-lo. Una molèstia que jo i en Font mos hem pres seriosament amb aquest llibre, com dic, dedicant-li centenars d'hores a culejar arxius i biblioteques, i en es meu cas fent un sacrifici alienant: deixant de banda per un temps a Proust i Derrida per exposar es meu cervell i sa meva dignitat intel·lectual a analisar es texts de Gabriel Bibiloni, Damià Pons o Bernat Joan. Probablement d'aquestes seqüeles que m'han deixat no me pugui recuperar en molt de temps.

lunes, 21 de marzo de 2016

LES LUTHIERS EN EL CONSELL


 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

El humor es un elemento exclusivo del ser humano. Y pocos han destilado más humanidad a través de la risa como Les Luthiers. En noviembre regresarán a Palma, tras 19 años de ausencia, y la verdad es que podrían aprovechar la coyuntura para ofrecernos una renovada versión de La comisión, su número más político. Pero cambiando sus dirigentes pre-peronistas, que quieren vampirizar el himno nacional y buscar un nuevo enemigo al que poder odiar a placer, por nuestro entrañable Miquel Ensenyat, president del Consell de Mallorca. Su populista incursión en Quíos y el agasajo a un referente de la extrema derecha alemana serían componentes preciosos para un cóctel de carcajadas infinitas.
El ultraderechista en cuestión se llama Karl Albrecht Schachtschneider, y es además antieuropeísta y contrario a los refugiados. Lo presentaron pomposamente como “máxima autoridad europea en Kosovo”. Es muy habitual que los catalanistas califiquen de autoridad eminente a todo aquel que coincide con sus tesis, para intentar anular preventivamente cualquier crítica que se le pudiera hacer. Se trata de utilizar la etiqueta de lo científico con fines anticientíficos, blindando credos ideológicos como si fueran la verdad absoluta.
De todas maneras, tampoco veo excesiva contradicción en que Més y este tipo armonicen postulados: el derecho a decidir unilateralmente no es un ingrediente progresista, pues se acogen al mismo los que están contra el solidario principio de redistribución de la riqueza. Un confuso juego de máscaras que ya es cotidiano en España: disfrazarse de progresista para promover los fines más conservadores. Podemos y los Conciertos económicos, otro ejemplo.
El caso es que Ensenyat, un tipo campechano, ha sido superado por la política que va más allá del ámbito municipal. En Esporles no dejó mala imagen, pero en el Consell se está quemando muy rápido. Hace poco coincidimos en el plató de Dues Voltes, el programa político de IB3 TV. Los allí presentes le reprochamos su propagandística experiencia griega pagada por la ciudadanía mallorquina. Al final del debate, a cuenta de los famosos whatsapps de Letizia con su “compi yogui”, Ensenyat afirmó con énfasis que democracia y monarquía son incompatibles.
No tuve margen para replicarle ante las cámaras, pero sí en el receso siguiente: “¿Estás diciendo que no son democráticos los países considerados precisamente como los más democráticos del mundo, cuatro de las cinco socialdemocracias nórdicas que son monarquías: Holanda, Dinamarca, Suecia y Noruega?”. Me contestó, algo aturdido: “¿Y Estados Unidos?”. Este es el nivel de la melopea conceptual de Més: de referencias, un Le Pen alemán y el “imperialismo yankee”.

lunes, 14 de marzo de 2016

LA TIRANÍA DE LA DOXA


 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Hace unos meses me referí a la filodoxia, término utilizado por Kant en su Crítica de la razón pura que vendría a significar la acrítica inclinación hacia la doxa, es decir, la opinión o creencia. A la doxa Platón contraponía la episteme, el conocimiento objetivo y riguroso.
Uno de los problemas más desquiciantes del mundo digital es comprobar como unas posibilidades infinitas se reducen a la mediocridad inmediata y trivial. Tenemos a mano filones enormes de conocimiento que vamos orillando en beneficio de banalidades matarratos. Más grave es cuando esa querencia por lo superfluo incide de lleno en el periodismo y genera un eco confuso en la sociedad civil. Y en muchas ocasiones el desconocimiento se manifiesta en actitudes dogmáticas: cuanto menos se sabe de algo, más se pontifica.
Casi todo está a tiro de click. Pero hay que currárselo un poco, dado que la prensa no acostumbra a cumplir su prioritaria obligación informativa. Instalada en el modo circense, prefiere entretener. Así hemos llegado a instalarnos paradójicamente en una percepción indocumentada de la realidad en plena Era de la Información.
Creemos fervientemente que cada día hay más violencia en nuestras calles, cuando sucede exactamente lo contrario. Pensamos que apenas quedan zonas verdes, cuando sólo en Baleares éstas se han multiplicado en los últimos tiempos. Un sector numeroso estaba convencido del “expolio fiscal” a Cataluña, hasta que Ángel de la Fuente demostró con todos los datos posibles que eso no es así en absoluto. Cada día hay más críticas a la medicina científica, cuando nunca ha sido más eficiente, permitiendo un aumento increíble de la esperanza de vida en todo el mundo occidental.
El último caso de percepción transfigurada lo hemos vivido esta semana, con motivo del Día de la Mujer Trabajadora. Llevamos mucho tiempo escuchando que la mujer cobra menos que el hombre por el mismo trabajo. Incluso Snchz daba en la campaña electoral el falso dato del 30% de distorsión en favor de los hombres, y Metroscopia ha realizado una encuesta en la que el 80% de los españoles cree esta afirmación a pies juntillas. Pero luego resulta que las cosas no están tan claras.
Como demostraba el martes Carlos Sánchez en El Confidencial, cuando se analizan con detalle los datos vemos que si hay brecha de género no es en lo salarial, pues se cobra básicamente igual por el mismo trabajo, sino en lo laboral, y ahí inciden muchos factores no siempre coercitivos. Sin embargo, seguimos comulgando devotamente con esa escopeta de feria llamada doxa.

lunes, 7 de marzo de 2016

BISEXUALIDAD POLÍTICA


 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Hace unos días la policía brasileña detuvo a un mito del progresismo: Lula da Silva. Algunos se preguntan si Lula ya no es de izquierdas tras su deshonra. ¿Pasa automáticamente a engrosar las sucias filas de la derecha? ¿Felipe González sólo viró de la izquierda a la derecha tras el GAL? ¿Por qué recordar “la cal viva” era hace unos años una chifladura propia de la caverna y ahora es sello virtuoso del podemismo?
Mucha gente en España piensa en esos términos. En su línea de enfocar la política en términos básicamente maniqueos, entienden que cuando un político progresista se corrompe es porque en realidad es conservador. El esencialismo beligerante como forma de interpretar el mundo. Por supuesto, esto también funciona en el otro sentido. Basta oír las sandeces oligofrénicas que se están diciendo desde los sumisos pelotones político-mediáticos del PP sobre el rojerío de C's tras su pacto con el PSOE.
El politólogo español de moda, Víctor Lapuente, autor de El retorno de los chamanes, muestra la eficiente mezcla de políticas liberales y socialdemócratas mediante términos sexuales. Un ejemplo que aparece en su libro es clarificador: en Suecia, país donde vive, los debates políticos tienden a encauzar en primer término los problemas concretos del ciudadano, sopesando causas y calculando soluciones. La ideología entendida como herramienta.
En España no. Aquí ya de inicio escenificamos una espasmódica deposición ultraideológica para marcar el terreno entre buenos y malos, entre salvados y condenados. Pensamos, en nuesta estructura mental binaria, que no cabe un análisis pormenorizado que deje de lado planteamientos identitariamente categóricos. Y cuando ese análisis roza algún dogma, el escándalo estalla como una furiosa falla valenciana. La clave es identificar un culpable, contumaz saboteador del camino verdadero, e ir a por él. Por eso preferimos la doctrina al método.
Por supuesto, las ideologías todavía existen. Hay planteamientos más propios del progresismo y otros del conservadurismo. Pero ni uno ni otro son la verdad absoluta, y tampoco se trata de un pack de comunión obligada que impida escapar al cepo castrador que señala el límite de lo tolerado por los sumos pontífices de cada lado. Roma no paga traidores ni tibios. Lo curioso es que los mayores defensores del mestizaje en general decreten que el mestizaje político es anatema. Extra Ecclesiam...
El chamán de Lapuente, sea izquierdista o derechista, tiene enfrente al “explorador bisexual” que no teme transitar terrenos ideológicamente híbridos. En España necesitamos más exploradores de esos. ¡Y sobre todo implantar estrictas pruebas antidoping en el Congreso de los Diputados!
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