jueves, 26 de marzo de 2009

EL TERCER TIEMPO


Que el rugby es un deporte especial, único entre tantos y tantos deportes que pululan por el mundo (la verdad es que hay demasiados), lo demuestran muchas cosas. Una de ellas es un antiguo ritual llamado 'tercer tiempo', que da una idea de los códigos morales que caracterizan a este deporte. Para quien no sepa en qué consiste un tercer tiempo, dejo que lo explique un redactor de El Diario Montañés, Julián Méndez (una positiva excepción en el páramo de incompetencia que caracteriza al periodismo deportivo en España):

"El tercer tiempo es una ceremonia única en el deporte. Los jugadores de rugby, tras zurrarse de lo lindo en los 80 minutos de partido, se duchan, se visten y quedan con los rivales para charlar con una cerveza en la mano. El tercer tiempo es un rito al que se atienen todos los equipos, incluidas las selecciones nacionales. Es más, hasta hace bien poco, la única compensación que recibían los jugadores que participaban en el V Naciones era el frac que vestían para asistir a ese ritual antiguo del tercer tiempo".

miércoles, 25 de marzo de 2009

VUELVEN LOS VERDES


La dinámica no se detiene: los verdes regresan de años de oscuridad y penurias. Si hace meses le tocó el turno a los Boston Celtics, ahora ha sido la selección irlandesa de rugby (único deporte, si no me equivoco, en el que las dos Irlandas están unidas) la que ha recuperado las sensaciones de ganador que ya tenía olvidadas desde hace demasiado tiempo, ganando el VI Naciones tras 24 de sequía (cuando el torneo todavía era V Naciones), y consiguiendo el Grand Slam (todo victorias) 61 años después. También se ha llevado la Triple Corona (título que recompensa a aquel que vence a las otras tres selecciones británicas). Todo ello en la semana de San Patricio.

La batalla de Cardiff, este sábado pasado, fue épica, histórica. Caballería e infantería se han conjuntado para llevar al ejército verde a una victoria que se recordará durante décadas. No bastaba con una generación de fabulosos jugadores, como O'Driscoll, O'Gara, Stringer y O'Connell, pues siempre se quedaban a las puertas del éxito. Ha tenido que llegar un curioso tipo, profesor de matemáticas, Declan Kidney, creador del estilo rocoso y sólido que había conducido al Munster a conseguir dos copas de Europa (Heineken Cup), para dar el paso que faltaba. El ejército contaba al fin con un general a la altura.

La fiebre del rugby es inigualable. La intensidad de su juego sólo puede ser soportado por hombres con una determinación inquebratable, granítica, hombres con una ética poco común. Ni el boxeo ni el ciclismo, deportes duros donde los haya, se le acercan en grandeza y sacrificio. El sufrimiento físico que se experimenta es inmenso: cejas partidas, orejas mordidas, rodillas destrozadas, brazos flagelados. Pero nada detiene a unos hombres que han decidido superar el dolor físico en pos de un objetivo que no es el banal ganar un partido o un torneo; el objetivo, lo que lo mueve todo, es el orgullo, la dignidad y el sacrificio. En el rugby la purificación es la más alta cota a la que se puede elevar uno. En Cardiff se vio todo esto en los últimos minutos, con los irlandeses arrollando a los galeses con su poderosa delantera liderada por Paul O'Connell, buscando el drop que reparara décadas de sombras, cuando las miradas de Stringer y O'Gara se cruzaron en el frenesí final de la batalla. Ya tenían el VI Naciones en el bolsillo, pero no es la victoria lo principal en el rugby, sino el espíritu con el que ésta se encara y afronta. Un rugbysta puede perder un torneo, un partido, pero no la dignidad. Ganaron, pero podrían haber perdido, aunque inamovible era la determinación con la que afrontaron la prueba.

[dejo aquí los videos de las victorias irlandesas frente a Francia, Italia, Inglaterra y Escocia]

sábado, 21 de marzo de 2009

VOCABULARIO (17): LO OCULTO


Recogiendo un tema que se ha discutido en la última entrada (¿se puede interpretar '2001'? ¿Todo enigma puede desvelarse totalmente? ¿Puede traducirse el misterio en certeza?), creo que podríamos precisar algo importante: el enigma, lo oculto, tiene muchas dimensiones. Como decía Heráclito, "el imperar de las cosas tiene en sí mismo la tendencia a ocultarse", pero lo oculto no se entiende de una única forma. La más habitual en nuestra cultura (como puede apreciarse en la producción novelística y cinematográfica, por ejemplo) es la de aquello oculto que al desvelarse da sentido a todo lo que permanecía hasta ese momento en la incertidumbre. Se trataría en este caso de un oculto entendido como presencia, es decir, como algo concreto, definible, comprensible totalmente, que por tanto podría ser descifrado, se podría darle una respuesta determinada. Aboca toda esta estructura a lógicas de comprensión, labores prácticas y planteamientos mercantilistas; lo que no se puede desvelar totalmente no es importante; la verdad como certeza, como aquello de lo que no puede dudarse; el conocimiento como una acumulación de datos.

Sin embargo, hay otros enigmas u ocultaciones, como lo oculto de la metafísica, que ostenta una naturaleza muy distinta, pues no se trataría en este caso de presencia alguna, de algo concreto y comprensible totalmente, algo que en su desvelarse diera sentido a las cosas, sino de aquello que permanece oculto pero en el sentido de que también es invisible (Foucault, La arqueología del saber), y por tanto no puede hacerse presente, cerrado como está en su esencia al logos positivo del discurso omnicomprensivo. Dada la condición irrepresentable y no conceptualizable de esta forma metafísica de lo oculto, la incertidumbre no es nunca erradicada del todo en este último caso, y por tanto la verdad no puede reducirse a la pura certeza. La dimensión metafísica se juega siempre (o al menos debería hacerlo) priorizando lo problemático antes que su teórica finiquitación como respuesta cierta y asegurada, pero es de esa negatividad de donde extrae su inmensa fuerza.

lunes, 16 de marzo de 2009

STANLEY KUBRICK


Se acaban de cumplir 10 años de la muerte del cineasta Stanley Kubrick, excusa que aprovecho para recordar su figura en el NICKJOURNAL.

jueves, 12 de marzo de 2009

LA INDIGENCIA DE LA FILOSOFÍA

La filosofía, si es alguna cosa, es indigencia, desarraigo, un perder pie, patinar hacia el vacío. La filosofía propiamente entendida (es decir, tal y como la entendían sus iniciadores Platón y Aristóteles) no es un discurso concreto sobre las cosas, un decir positivo sobre las mismas, sino precisamente una puesta en cuestión de todo discurso, una crítica de los discursos sobre todo en lo que estos tienen de vocación totalizadora y pretensión dogmática. La filosofía no puede ser nunca ideología (la ideología se caracteriza por, bajo el patrón de la promoción de identidades, intentar escamotear esta dimensión de indigencia esencial; pretende arraigar algo, fijarlo, en aquel lugar donde sólo cabe el desarraigo), y ese peligro siempre amenaza el proceder filosófico.

En cuanto a la indigencia, podríamos decir que hay dos tipos, o dos modos: la primera, aquella que tiene que ver con la pérdida de unos valores o principios, es decir, con la caída desde una posición de pretendida seguridad y arraigo; y la segunda, aquella que, más allá de la primera, no experimenta caída ni fracaso alguno, sino un severo y extático sondeo del desarraigo, del vacío del ser. La segunda indigencia no mantiene con el desarraigo una relación trágica o melodramática, sino que lo acepta como tal, lo plantea como tema a tratar, problematizando aquello que en el primer caso no se ponía en juego. Como se dijo hace tiempo en este blog, la filosofía entiende siempre y en cualquier caso que el fracaso es necesario. Podría ser, tal vez, que la segunda indigencia no sea más que la continuación de la primera.

En cierta forma, ambos tipos de indigencia (que en cuanto a esencia son una y la misma) se corresponden con los dos nihilismos de Heidegger, es decir, el 'propio' y el 'impropio', de los que también se ha dicho alguna cosa en este blog.

PD: siguiendo con el tema del fracaso, Samuel Beckett escribió en Worstword Ho: "Todo antes. Nada más nunca. Siempre intentado. Siempre fracasado. No importa. Intentar de nuevo. Fracasar de nuevo. Fracasar mejor".

domingo, 8 de marzo de 2009

MÚSICA DEL SUBSUELO (16). CUARTETO PARA EL FIN DE LOS TIEMPOS


Otoño de 1940. El músico y compositor francés Olivier Messiaen se encontraba recluido en un campo de concentración alemán (Stalag VIII A), como prisionero de guerra en el contexto de la segunda Guerra Mundial. Allí compuso este cuarteto impresionante, Quartuor pour le fin du temps, del que destaco la parte arriba visible y audible, Louange à l'immortalité de Jesus (octavo y último movimiento de la pieza). Los instrumentos de ejecución no son los habituales para estos menesteres, sino que corresponden a los que en las condiciones de la reclusión tenía Messiaen a su disposición (es decir, que no contaba con otros instrumentistas): piano, violín, violonchelo y clarinete. La primera audiencia que pudo disfrutar esta obra, en enero de 1941, fueron los vigilantes y presos del citado campo. En no pocas ocasiones, las creaciones más profundas y fascinantes surgen en los momentos de mayor hundimiento. "No hay canción más pura que la que se canta en el infierno más profundo; ésa es la que suena angelical" (Kafka). Dejo que lo explique el propio Messiaen:

"'He visto un ángel pletórico de energía, descendiendo del cielo, revestido de nubosidades, con un arco iris sobre la cabeza. Su cara era como el sol, sus pies como palomas de fuego. Posaba su pie derecho sobre el mar, su pie izquierdo sobre la tierra, y se sostenía derecho tanto sobre el mar como sobre la tierra, levantó la mano hacia el cielo y juró por Aquel que vive por los siglos de los siglos, diciendo: “Ya no habrá más tiempo pues en el día de la trompeta del séptimo ángel, se consumará el misterio de Dios' (Apocalipsis de San Juan. Capítulo X). Concebido y escrito durante mi cautividad, el Quartuor pour le fin du temps se presentó en primera audición en el Stalag VIII A el 15 de enero de 1941, por Jean Le Boulaire (violinista), Henri Akoka (clarinetista), Etienne Pasquier (violoncelista), y yo mismo al piano. Estuvo directamente inspirado por el citado fragmento de El Apocalipsis. Su lenguaje musical es esencialmente inmaterial, espiritual y católico. Los modos poseen melódica y armónicamente una especie de ubicuidad tonal y acercan al auditor a la eternidad en el espacio o infinito. Los ritmos especiales, fuera de toda medida, contribuyen poderosamente a alejar lo temporal (¡Todo esto parece un balbuciente intento si se medita sobre la opresiva grandeza del asunto!). Este Cuarteto tiene 8 movimientos. ¿Por qué? Siete es el número perfecto, la creación en seis días santificada por el divino sábado; el 7 de este reposo se prolonga en la eternidad deviene en el 8 de la luz infalible, de la paz inalterable. 1) Liturgia de cristal. Entre las 3 y 4 de la mañana, el despertar de los pájaros: un mirlo o un ruiseñor, improvisado solista, henchido de vanidades sonoras, de un halo de trinos perdidos muy en lo alto de los árboles. Trasponedlo a un plano religioso: tendréis el silencio armonioso del cielo. 2) Vocalización, para el Ángel que anuncia el fin de los tiempos. La 1ª y la 3ª parte (muy breves) evocan el poderío de este ángel fuerte, tocado de arco iris y revestido de nubes, que posa un pie sobre la mar y otro sobre la tierra. Entre ellos, las armonías impalpables del cielo. En el piano, dulces cascadas de acordes azul-anaranjado, envuelven con su carrillón lejano la melopea casi de canto llano del violín y el violoncello. 3) Abismo de los pájaros. Clarinete solo. El abismo es el tiempo, con sus tristezas y sus laxitudes. ¡Los pájaros son lo contrario del Tiempo; es nuestro deseo de luz, de estrellas, de arco iris y de jubilosas vocalidades! 4) Intermedio. Scherzo, de carácter más extrovertido que el resto de los movimientos, más conexo que ellos, no obstante, por algunos "recordatorios" melódicos. 5) Loor de la Eternidad de Jesús. Jesús es considerado aquí en tanto que Verbo. Una gran frase, infinitamente lenta, del violoncello, magnifica con amor y reverencia la eternidad de este Verbo dulce y poderoso, “en el que los años no transcurren”. Majestuosamente, la melodía se expande en una especie de lejanía tierna y soberana. “En un principio era el Verbo, y el Verbo estaba en Dios y el Verbo era Dios”. 6) Danza de la furia, para las siete trompetas. Rítmicamente, el fragmento más característico de la serie. Los cuatro instrumentos al unísono simulan los comportamientos de gongs y trompetas (las seis primeras trompetas del Apocalipsis seguidas de diversas catástrofes, la trompeta del séptimo Ángel anuncia la consumación del misterio de Dios). Empleo del valor aumentado, de los ritmos aumentados o disminuidos, de los ritmos no retrogradables. Música de piedra, formidable granito sonoro; irresistible movimiento acerado, enormes bloques de furia púrpura, de helada embriaguez. Escuchad sobre todo el terrible fortísimo del tema por aumentación y el cambio de registro de sus diferentes notas hacia el fin de la obra. 7) Encrucijadas de arco iris para el Ángel que anuncia el fin del tiempo. Retornan aquí algunos pasajes del segundo movimiento. El Ángel pletórico de fuerza aparece, y sobre todo el arco iris con el que se toca (el arco iris, símbolo de la paz, de la sabiduría, y de toda vibración luminosa y sonora). En mis sueños, escucho voces acordadas y melodías ordenadas, colores y formas conocidas; luego, después de este estado transitorio, me transporto a lo irreal y sufro con éxtasis un vértigo, una compenetración giratoria de sonidos y colores sobrehumanos. Estas espadas flamígeras, estos colores de lava azul anaranjada, estas estrellas ásperas: He aquí las encrucijadas, hete aquí los arco iris. 8) Loor de la Inmortalidad de Jesús. Prolongado solo de violín, hace parecer inacabado el sólo de violoncello del quinto movimiento. ¿Por qué esta 2ª alabanza? Está dirigida especialmente al segundo aspecto de Jesús, a Jesús-Hombre, al Verbo hecho carne, resucitado inmortal para comunicarnos su vida. Toda ella es amor. Su lento remonte hacia el extremo agudo. Es la lenta ascensión del hombre hacia su Dios, del hijo de Dios hacia su padre, de la criatura divina hacia el Paraíso.Y repito una vez más lo que ya he dicho más arriba: ¡Todo esto parece un balbuciente intento si se medita sobre la opresiva grandeza del asunto!".

miércoles, 4 de marzo de 2009

EL CANTO DE LA SIBILA




El llamado 'Cant de la sibil-la' es una de las tradiciones más arraigadas de la tradición mallorquina. Drama litúrgico y canto gregoriano que anuncia el fin de los tiempos, se representa todas las noches de Navidad (en las conocidas como 'Matines'), antes de la celebración eucarística (la 'misa del gallo'), en las iglesias de Mallorca, siendo su momento más esperado por parte de los fieles...

(artículo completo en KILIEDRO)
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