Aunque
vivamos en una sociedad mal informada y con un bagaje cultural e
histórico lamentable (ya sea por carencia o manipulación), no han
inventado nada: que los más incendiarios se presenten como la
solución al problema que han provocado estaba ya en El príncipe
de Maquiavelo y se percibe desde los inicios de nuestra conflictiva
especie. El indepentismo nos ha llevado hasta aquí, con el añadido
de que es el modus operandi de la CUP la que dirige estos
últimos meses de desmadrado prusés. Sin olvidarnos de las
dos legislaturas de ZP, que mientras con una mano trataba de humillar
a las víctimas de ETA pactando con sus asesinos, sin llevar esa
iniciativa en su programa electoral y vulnerando el Pacto
Antiterrorista, con la otra reabría las heridas de la Guerra Civil,
elemento indispensable para entender el nivel de furia cainita que se
padece hoy. Por no hablar de su insólito apoyo al pre-Estatut y al
impresentable Pacte del Tinell. Pero ZP, como el Nazarín de Buñuel,
ahora se hace el despistado respecto al incendio populista que ha
avivado.
Como
escribo esto el domingo a media tarde, algo quedará en el tintero.
Además, he tomado la precaución de no seguir en directo los
acontecimientos de ayer por la mañana en Cataluña. Ya desconecté
de redes y medios cuando el atentado islamista en Barcelona (¿Alguien
lo recuerda? Todavía quedan heridos en hospitales, pero no hay dudas
de que esos crímenes eran una molestia para el independentismo pues
desviaba la atención de su obsesivo prusés), porque la histeria y
la desinformación canibalizan siempre una reflexión que, como ya
señalaba Aristóteles (con el theorós, el que elabora una
teoría), precisa de la distancia. Y realmente lo sucedido no me
sorprende: los Mossos a lo suyo, colaboracionistas y sin garantizar
la legalidad que les paga un elevado sueldo, y la turba usando a
niños y viejos como escudos humanos. Si hemos llegado hasta aquí
mediante embustes, puestos en marcha por una educación que se ha
utilizado de forma desleal y antagonista, y amplificados por los
medios catalanes, la manipulación sigue carburando a buen ritmo:
fotos falsas (de agresiones de 2012 perpetradas por ¡los Mossos!),
la anciana que se golpea con unas escaleras pero que se asegura
víctima de las porras, barricadas contra órdenes judiciales, urnas
opacas que llegan llenas de papeletas a los colegios, etc.
Nos
ha llegado la factura. Pero no tanto por el centralismo o la falta de
diálogo como por no haber convertido a una sociedad (la española en
su totalidad) adolescente, fagocitada por simplezas, frivolidad y una
emotividad a flor de piel, en un ente más reflexivo y atento a la
realidad concreta de los hechos.
(disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
No hay comentarios:
Publicar un comentario