lunes, 9 de marzo de 2015

MARCA IBERIA


 (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Frecuento poco los aeropuertos. No me gusta volar, aunque tampoco me da miedo; sé que tenemos más probabilidades de matarnos en un accidente de coche. Precisamente por eso me llama la atención descubrir, gracias a una azafata, que tengo a mi doppelgänger transitando a todas horas de uno a otro sin parar. Tiene lógica que alguien tan similar luego manifieste costumbres muy diferenciadas, porque si tuviera las mismas ya no sería mi doble, sino yo mismo. Como también tiene su sentido que es Cap Blanc, al que considerábamos como un escenario de sucesos truculentos ya propio del pasado, regresara a la actualidad. Desde hace dos años están vallados los límites de su carretera, pero parece ser que una señora encontró una rendija la semana pasada para lanzarse con su coche, acantilado abajo, siguiendo la costumbre de tantos suicidas mallorquines.
En cosas tan edificantes como estas tuve tiempo de reflexionar durante las 4 horas que Iberia me dejó tirado en Son Sant Joan este viernes. Peor aún fueron las mentiras que nos soltaban con toda la cara, con más teatro que un futbolista español simulando una agresión: que si el problema es de Aena, que si ha sido un fallo técnico del avión, etc. Pero un amigo desde el aeropuerto de Ibiza me iba contando la verdad: se había caído el sistema informático de la compañía aérea, de por sí bastante obsoleto (15 años de servicio). Con un detalle añadido: resulta que Iberia es la única aerolínea que carece de soporte de reemplazo para estas ocasiones. Y, peor todavía, no tenían switch de reserva (sólo cuesta entre 50 y 80 euros), así que el aeropuerto pitiuso les tuvo que dejar uno para solventar el problema y dejar de hacer las facturaciones a mano. Eso evitó que tuviera que llegar un técnico desde Mallorca para arreglar el desastre. Unas 7 horas de caos que no fueron a peor porque no estamos en verano...
Imagino que no se quiso reconocer el motivo real para evitar los reembolsos del billete debido a las reclamaciones. Como hay familias de suicidas que prefieren que la muerte de su allegado se considere un accidente para poder cobrar el seguro de vida que éste había suscrito.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Ha decidido definitivamente escribir artículos a la altura del subsuelo para concentrarse en esas mamarrachadas que publica en El Mundo-El Día de Baleares?

Johannes A. von Horrach dijo...

Creo que en su amable texto hay un error sintáctico. O la ausencia de un 'dejar de'. ¿Me lo puede confirmar, si es tan amable?
un saludo

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