domingo, 15 de marzo de 2015

LA FUSIÓN DE MUNICIPIOS DE UPYD


 (tribuna publicada el pasado miércoles en El Mundo-El Día de Baleares)

      La semana pasada tuve el orgullo de presentar, junto a mi compañero Francisco Alegret, candidato a Cort, el proyecto de fusión de municipios elaborado por mi partido, Unión Progreso y Democracia. Es sintomático de lo mal que estamos que un plan que se ha aplicado ya en toda Europa (salvo Francia y España) haya despertado aquí reacciones de tanta extrañeza e incluso indignación. Tal es la confusión, y en muchos casos la mediocridad, que nos inunda, que se hace necesario explicar un poco en qué consiste este proyecto. Mientras la mayoría de partidos se dedican a vivir de generalidades, vendiendo humo, nosotros ofrecemos propuestas concretas, además de valientes. Por eso hemos dedicado todo un año al análisis de este problema, para no seguir siendo la excepción europea y proponer así un remedio adecuado y viable. Este es nuestro punto de partida, pero estamos dispuestos a debatir con cualquier partido. Eso sí, exigiendo que el cambio del sistema vigente es necesario y no puede demorarse por más tiempo.
Por eso hemos elaborado una propuesta de fusión de municipios (112 páginas), coherente, minuciosa, con el objetivo de lograr la mayor eficiencia posible en la administración. Para ello, seguimos la pauta europea (municipios de entre 10000 y 20000 habitantes) que ya han asumido todos los países y proponemos reducir los 67 ayuntamientos actuales, dejándolos en 16. Se analiza el coste de la corrupción, la exagerada cantidad de entes públicos existentes y de representantes políticos, el gasto que ha de pagar el ciudadano por tanta burocratización, etc. Los ayuntamientos han aflorado con esta crisis un despilfarro evidente y electoralista (proliferación inasumible de pabellones, teatros, piscinas, etc.), mostrando una insostenibilidad continua que no ha hecho más que afianzarse en el tiempo, desgarrando la economía de las familias y aumentando las diferencias sociales. Por esta razón es urgente darle una solución, y la fusión de municipios está ideada para dar herramientas de eficiencia a los nuevos consistorios, reduciendo el gasto de una forma notoria con el fin de mejorar y aumentar los servicios que se prestan.
Pretendemos tambien combatir el ideal confuso y segregador que nos ha caracterizado desde hace demasiado tiempo: confundir la identidad de una población con la del propio ayuntamiento. Baleares se compone de unas 314 poblaciones, cada una de las cuales tiene su propia idiosincrasia, sus fiestas, su espacio territorial y su contexto de pertenencia. Todo eso permanecería igual. Pero no se puede asimilar pueblo a ayuntamiento, porque si ya es insostenible mantener los 67 ayuntamientos existentes (con 6 que tienen menos de 1000 habitantes), imaginemos si pusiéramos uno en cada una de estas 314 poblaciones...
UPyD también propone en su programa electoral la eliminación de los Consells Insulars, que duplican funciones del Govern Balear. Con unos ayuntamientos grandes y con amplios recursos (asumirían competencias de los Consells), no serían ya necesarios. El ahorro que podríamos obtener con estos ajustes sería del orden de 267 millones de euros anuales. Dinero que podría dedicarse a ámbitos más necesarios para el día a día del ciudadano, como la sanidad, la educación, los servicios sociales y el medio ambiente, que así dispondrían de unos recursos adecuados para no ser siempre las víctimas de las crisis económicas y sus recortes correspondientes. Se descartan las mancomunidades como base de la fusión de municipios, debido a que son entidades que se han ido creando como parches incapaces de asumir la realidad insostenible de nuestra burbuja municipal. El trabajo realizado ha privilegiado otra figura más funcional y asequible: la comarca. Otros criterios tenidos muy en cuenta son la proximidad geográfica, la dotación de servicios y el menor perjuicio para el ciudadano, los centros sanitarios y escolares, comunicaciones, servicios sociales, paisaje, actividades económicas y lo medioambiental.
Si de inicio los partidos de poder han engañado a la ciudadanía haciéndoles creer que les beneficia la multiplicación de entes administrativos (cuando quienes salen ganando, con diferencia, son los infinitos viveros de la partitocracia, sedientos de sueldos públicos generosos y sin exigencias), ahora nos encontramos con que tratan de persistir en la estafa, con la inestimable ayuda de su guardia de korps mediática, haciendo creer que esta propuesta de fusión de municipios es una ocurrencia propia de unos frikis cuando resulta que todo el continente lo ha aplicado satisfactoriamente. Unos hablan de locura, otros de utopía, pero ni una cosa ni la otra, sino simple y llanamente normalidad y eficiencia que se ha llevado a buen puerto para beneficio de los ciudadanos. Aquí seguimos aplicando, aunque desde otras coordenadas ideológicas, el famoso lema de Fraga, el “Spain is different”. Encapsulados en nuestra burbujita, no queremos saber qué es lo que funciona en el mundo desarrollado, preferimos seguir apostando por la España negra, torpe y cainita que nos ha llevado hasta aquí.
Las resistencias que se han ido manifestando se deshacen con facilidad. Sin haberse tomado la molestia de leer el estudio, alegaban algunos medios o periodistas vía twitter que esta propuesta no respeta la personalidad de los pueblos de Baleares. Siempre tropezamos con la misma piedra: las sacrosantas identidades, la mayoría sustentadas en el visceral odio al vecino, que no pueden permitir que se aplique en pleno siglo XXI un ideal de ciudadanía dinámico e integrador. Al contrario, incluso desde ideologías supuestamente progresistas, se pretende que esas estériles rencillas queden amparadas por ley, intocables e invariables. ¿Por qué la administración municipal debería respetar las disputas atávicas entre Ariany y Petra o entre Búger y Campanet? Al contrario, si nos preocupa verdaderamente la salud de nuestra sociedad y su horizonte común, deberíamos trabajar en pro de la superación de estos absurdos provincianos, salir del autismo antagónico y movernos conjuntamente por un futuro mejor donde todos sumemos.
Con esta propuesta estamos convencidos de que sucederá lo mismo que pasó con los aforamientos: primero, respuesta airada en contra, con insultos incluidos, negando su necesidad e incluso su legitimidad, para después, en unos dos años, acabar asumiendo todos la propuesta con entusiasmo pero sin reconocer quién la planteó primero y, además, sin retirar los insultos proferidos, faltaría más.

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