Venecia, la pasada noche de Navidad
Los fenómenos del agua tienen un epicentro importante en la decadente Venecia, la ciudad construida sobre una nada sustancial. La ciudad convive desde hace siglos con esa situación de estar asentada sobre el elemento líquido; mucho tiempo sin combate, en extraño y sosegante apaciguamiento. Pero el equilibrio lentamente se trueca en desnivelamiento, en pérdida de pie de lo pétreo. El nivel del agua asciende progresivamente, según el ritmo lento pero seguro de lo natural. De repente, una erupción. Una noche fría, los efluvios ctónicos emergen de sus diques, inundando las precarias plataformas apolíneas, invadiendo el núcleo vital de la ciudad, acunándola, meciéndola como en un sueño. La inundación todavía no es letal, pero es un nuevo paso en la erradicación del suelo firme. Como una amenaza de lo que vendrá. El poder ctónico, desplazado durante siglos, vuelve para adueñarse del centro del escenario, insinuando la muerte horizontal que acabará disolviendo ese sueño llamado Venecia, esa idea llamada civilización. El largo apaciguamiento ha dado paso a un combate cuyo vencedor está decidido. Venecia todavía resiste, sumergida en "el seno de un agua triste y sombría que transmite extraños y fúnebres murmullos" (Gaston Bachelard, El agua y los sueños). La ensoñación melancólica de la muerte.
Agua, sueño, purificación, muerte. Pocos han hundido tanto su espíritu en estas profundidades como Bachelard. Las aguas "llegan a ser en las imágenes lo que llegan a ser en nuestra ensoñación, en nuestras interminables ilusiones. Contemplar el agua es derramarse, disolverse, morir".
Agua, sueño, purificación, muerte. Pocos han hundido tanto su espíritu en estas profundidades como Bachelard. Las aguas "llegan a ser en las imágenes lo que llegan a ser en nuestra ensoñación, en nuestras interminables ilusiones. Contemplar el agua es derramarse, disolverse, morir".
(entrada publicada en el NICKJOURNAL)
5 comentarios:
Vaya este Gaston Bachelard suena interesante, gracias por descubrírmelo.
Se suele considerar el agua equivalente al subconsciente, de ahí que popularmente se considere que soñar con aguas limpias o turbias o calmadas o rápidas indica el estado anímico del sujeto soñante.
Saludos Horrach,
Hace mucho tiempo que no frecuento estos lares entre otras cosas perdí tu link en el ciberespacio.
Me gustó mucho esta última entrada. La ciudad se ahoga y como bien dices el poder ctónico vuelve a apoderarse de ella. Le queda poca vida y espero visitarla antes de que los Dioses Ctónicos se apoderen de ella y quede relegada al olvido en las entrañas del inframundo. Interesante cita la de Bachelard, lo apunto a mi lista de "pendientes" (por cierto mil gracias por la recomendación de "La otra parte " de A. Kubin, una obra de referencia para los amantes del género fantástico, extraña y envolvente.
Que tengas una feliz entrada de 2010, un nuevo saludo
C.Puig
Sonja, Bachelard es una joya, tanto en su faceta más estrictamente filosófica (filosofía de la ciencia) como en esta vinculada a los sueños y demás parafernalia. Muy recomendable.
Cristina, hola de nuevo, cuánto tiempo. Enhorabuena por tu libro (leí la noticia en el Diario de Mallorca), y de nada por lo de Kubin, me alegro de que te haya gustado.
saludos
Sepa que visito esta nave con asiduidad aunque no siempre comparta criterios.
Feliz año, Horrach
Lo tendré presente, JJ, y ya sabe que el interés por la casa del otro es mutuo. Y feliz año igualmente. saludos
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