¿Por qué los llamados 'Partidos del Siglo' siempre se circunscriben únicamente al mundo del fútbol? En teoría se trata de partidos únicos e irrepetibles, pero, ya se sabe, luego la diarrea mental de los medios demuestra que realmente se juegan cada par de semanas. Se supone que un partido de estas características debería ser un auténtico evento, algo decisivo que dejaría una huella definitiva: su marcador final sería una cifra absoluta que marcaría un antes y un después, la que rubricaría un resultado inatacable. El vencedor del Partido se lo llevaría todo: el éxito, la gloria, etc. Pero no siempre suele ser así, ni en fútbol ni, por supuesto, en el rugby.
Evento: Uno de los mejores partidos de rugby que se han visto nunca (en muchas ocasiones ha sido calificado como 'el mejor' a secas) fue el Australia-Nueva Zelanda de hace 9 años, jugándose el Tri Nations (torneo anual que enfrenta a Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia) y la Bledisloe Cup (que únicamente tiene en cuenta los enfrentamientos entre los dos últimos). Este partido sí que cumpliría los requisitos que en teoría se le exigen a todo un Partido del Siglo. Corría el 15 de julio del 2000, 9 días después de la muerte de Wladyslaw Szpilman, 'el pianista' de Polanski, y 7 después de que un servidor casi se matara en un accidente de motocicleta, cuando se disputaba en el Australia Stadium de Sydney la primera jornada del torneo (el partido está COMPLETO en Google Video). Los wallabies, vigentes campeones de la Copa del Mundo 1999 de Gales (vencieron en la final a Francia, sorprendente verdugo de sus rivales esta noche), liderados por los míticos George Gregan y Stephen Larkham, sestearon durante los primeros 8 minutos y les cayó encima una tormenta increíble: encajaron nada menos que un parcial de 24-0, fruto de tres ensayos trepidantes (Tana Umaga, Pita Alatini y Christian Cullen, convertidos todos por el apertura Andrew Mehrtens) y un tiro a palos (de éste último). Como dice el narrador, "llueven ensayos" en Sydney, una auténtica "demolición", una humillación en toda regla para los campeones del mundo. 24 abajo sólo a los 8 minutos, jugando en casa, y la que podía seguir cayendo ante el impulso arrasador de los imperiales hombres de negro. Sin embargo, los australianos sacaron orgullo y clase para darle la vuelta a la demolición: esta vez eran los all blacks los que fueron pisoteados de forma inclemente, de manera algo menos súbita pero sí extremadamente minuciosa, encajando en 23 minutos infernales, ¡otro parcial de 24-0! (cuatro ensayos, dos de Stirling Mortlock, uno de Chris Latham y otro de Joe Roff, sólo dos transformados por Mortlock, que también anotó un tiro a palos). Se llega 24-24 al descanso. Pocas veces se habrán visto tantas cosas, y sobre todo tan intensas, en únicamente 40 minutos de juego. Estratosférico.
En la reanudación, 3 puntos más para los wallabies (tiro de Mortlock), que la dan la primera ventaja del partido, 27-24. Pero inmediatamente un ensayo del medio melé Justin Marshall, en una brillante jugada individual, concedía de nuevo la ventaja a los neocelandeses. Un intercambio de tiros, por parte de Mortlock y Mehrtens, deja un 30-34 para los visitantes. La paliza física era ya extrema; apenas quedaban fuerzas, así que se dejó todo para el final. A falta de 3 minutos para la conclusión de la contienda, los australianos presionan en el vértice derecho de su ataque y una rápida combinación, finalizada por Jeremy Paul, perfora la defensa rival. 35-34 (no hay transformación) y nos vamos al descuento. Los all blacks buscan desesperadamente ganar metros. ¡Se les está escapando un partido que ganaban 24-0 a los 8 minutos! Un drop o un penalty les bastan, pero ya en el minuto 83 una combinación de Byron Kelleher con Taine Randell permite al bestial Jonah Lomu asfaltar un pasillo para conseguir nada menos que el décimo ensayo del partido. 35-39, victoria para Nueva Zelanda. Una noche en el Olimpo del rugby.
Epílogo: Nueva Zelanda se llevó la victoria en uno de los mejores partidos de la historia de este deporte, pero el título, el del Tri Nations y también el de la Bledisloe Cup, fue finalmente... ¡para Australia! Gracias a un penalty, transformado in extremis por el larguirucho segunda línea John Eales, otro mito del rugby, en el partido de vuelta (23-24), disputado en Wellington el 5 de agosto, aunque también gracias a la posterior derrota de Nueva Zelanda en Sudáfrica (46-40, 19 agosto) y a la victoria de los wallabies frente a los springboks en el último partido del Tri Nations 2000 (18-19, 26 agosto). Los campeones del mundo no necesitaron ganar El Partido del Siglo para llevarse la gloria del torneo (el primero de sus dos títulos del Tri Nations).
Evento: Uno de los mejores partidos de rugby que se han visto nunca (en muchas ocasiones ha sido calificado como 'el mejor' a secas) fue el Australia-Nueva Zelanda de hace 9 años, jugándose el Tri Nations (torneo anual que enfrenta a Sudáfrica, Nueva Zelanda y Australia) y la Bledisloe Cup (que únicamente tiene en cuenta los enfrentamientos entre los dos últimos). Este partido sí que cumpliría los requisitos que en teoría se le exigen a todo un Partido del Siglo. Corría el 15 de julio del 2000, 9 días después de la muerte de Wladyslaw Szpilman, 'el pianista' de Polanski, y 7 después de que un servidor casi se matara en un accidente de motocicleta, cuando se disputaba en el Australia Stadium de Sydney la primera jornada del torneo (el partido está COMPLETO en Google Video). Los wallabies, vigentes campeones de la Copa del Mundo 1999 de Gales (vencieron en la final a Francia, sorprendente verdugo de sus rivales esta noche), liderados por los míticos George Gregan y Stephen Larkham, sestearon durante los primeros 8 minutos y les cayó encima una tormenta increíble: encajaron nada menos que un parcial de 24-0, fruto de tres ensayos trepidantes (Tana Umaga, Pita Alatini y Christian Cullen, convertidos todos por el apertura Andrew Mehrtens) y un tiro a palos (de éste último). Como dice el narrador, "llueven ensayos" en Sydney, una auténtica "demolición", una humillación en toda regla para los campeones del mundo. 24 abajo sólo a los 8 minutos, jugando en casa, y la que podía seguir cayendo ante el impulso arrasador de los imperiales hombres de negro. Sin embargo, los australianos sacaron orgullo y clase para darle la vuelta a la demolición: esta vez eran los all blacks los que fueron pisoteados de forma inclemente, de manera algo menos súbita pero sí extremadamente minuciosa, encajando en 23 minutos infernales, ¡otro parcial de 24-0! (cuatro ensayos, dos de Stirling Mortlock, uno de Chris Latham y otro de Joe Roff, sólo dos transformados por Mortlock, que también anotó un tiro a palos). Se llega 24-24 al descanso. Pocas veces se habrán visto tantas cosas, y sobre todo tan intensas, en únicamente 40 minutos de juego. Estratosférico.
En la reanudación, 3 puntos más para los wallabies (tiro de Mortlock), que la dan la primera ventaja del partido, 27-24. Pero inmediatamente un ensayo del medio melé Justin Marshall, en una brillante jugada individual, concedía de nuevo la ventaja a los neocelandeses. Un intercambio de tiros, por parte de Mortlock y Mehrtens, deja un 30-34 para los visitantes. La paliza física era ya extrema; apenas quedaban fuerzas, así que se dejó todo para el final. A falta de 3 minutos para la conclusión de la contienda, los australianos presionan en el vértice derecho de su ataque y una rápida combinación, finalizada por Jeremy Paul, perfora la defensa rival. 35-34 (no hay transformación) y nos vamos al descuento. Los all blacks buscan desesperadamente ganar metros. ¡Se les está escapando un partido que ganaban 24-0 a los 8 minutos! Un drop o un penalty les bastan, pero ya en el minuto 83 una combinación de Byron Kelleher con Taine Randell permite al bestial Jonah Lomu asfaltar un pasillo para conseguir nada menos que el décimo ensayo del partido. 35-39, victoria para Nueva Zelanda. Una noche en el Olimpo del rugby.
Epílogo: Nueva Zelanda se llevó la victoria en uno de los mejores partidos de la historia de este deporte, pero el título, el del Tri Nations y también el de la Bledisloe Cup, fue finalmente... ¡para Australia! Gracias a un penalty, transformado in extremis por el larguirucho segunda línea John Eales, otro mito del rugby, en el partido de vuelta (23-24), disputado en Wellington el 5 de agosto, aunque también gracias a la posterior derrota de Nueva Zelanda en Sudáfrica (46-40, 19 agosto) y a la victoria de los wallabies frente a los springboks en el último partido del Tri Nations 2000 (18-19, 26 agosto). Los campeones del mundo no necesitaron ganar El Partido del Siglo para llevarse la gloria del torneo (el primero de sus dos títulos del Tri Nations).
[artículo publicado en el NICKJOURNAL]
6 comentarios:
A mi los deportes no me suscitan el más mínimo interés, solo el patinaje en hielo tan deliciosamente estético me hace echar un ojo a la tv.
Sin embargo he leido su comentario sobre el rugby más que nada para respaldar mi teoría acerca de los hombres y los deportes, y efectivamente.
Advierta la clase de expresiones que emplea:
"Auténtica demolición humillación", "impulso arrasador de los imperiales hombres de negro", "pisoteados de forma inclemente", "intercambio de tiros", "paliza física"
Dios, si parece estar usted describiendo la batalla de Berlín o algo así ;-)))
jajaja, esa es la intención, Sonja. Piense que el rugby es un deporte de combate, muy duro, muy físico, y el lenguaje para describirlo no puede ser otro que el bélico. ¿Se ha fijado en el lemantable estado físico de los rugbistas al final de un encuentro? Parecen recién salidos de las trincheras de la batalla de El Marne.
saludos
PD: con respecto a su teoría de los hombres y el deporte, a servidor ya sólo le interesa el rugby, ninguno otro.
Cómo corren y qué dentaduras tienen todos, menos mal que no es a mordiscos. Hola Sonja, buen sustituto el deporte, al menos cansa. Lo de la mujer como copartícipe de la violencia dicen que es un mito, no sé, la verdad es que desde fuera se tiende a pensar que qué les pasa; claro que nosotros leemos esa agresión como la del desconocido que es para nosotros y no es lo mismo. Imagina que fuera tu padre el que te metiera una piña, de entrada te sorprendes, tratas de disculparlo, él no es así, es algo puntual, ¿cómo lo vas a mandar a la cárcel? y todo eso. Pienso que ellas tal vez no conozcan bien al hombre que se ha convertido en su pareja, el hombre al que quieren, y luego no pueden creer que sea de ese modo. Por lo que he leído muchos son encantadores hasta que por fin la consideran ya suya (se casan o algo por el estilo). En cualquier caso el primer efecto de una agresión es la lesión y el debilitamiento consiguiente, si estás más débil te defiendes peor. No entiendes lo que pasa, lo niegas, luego te sometes por miedo para no recibir otra agresión, si no aceptas que la responsabilidad es de él es probable que dudes sobre si la culpa es tuya. Como bien dices, sí, es un círculo pero no hay un tipo de víctima definido; los efectos sí son parecidos. En ese sentido la publicidad que se le ha dado es importante para que ellas se sitúen y sitúen el problema fuera de sí mismas.
Pero bueno, no quiero insistir más y encima desenfocar el tema que planteaba Horrach del suicidio, que me he quedado pensando lo de físico - psíquico. Las explicaciones globales sobre el ser, su desamparo o su sufrimiento no son ni dejan de ser más ciertas que otras más puntuales. Lo que crees hace tu mundo y tu mundo hace tu pensamiento. Si estás destruído, aniquilado, digamos y piensas que nunca va a cambiar es normal pensar en el suicidio para terminar con ese dolor. Si te dicen, te va a durar tres meses (en el mejor de los casos), a lo mejor te planteas aguantar. Dar una explicación química puede ayudar a buscar soluciones y a aguantar, a creer, a devolver la esperanza; depende también del nivel de depresión en que se esté sumido. Porque la depre también se muerde la cola, como todo, genera pensamientos negativos y explicaciones globales. E incredulidad y rechazo de factores positivos. Si te dijeran que tienes sólo una enfermedad muy desagradable y dolorosa pero que se cura haciendo esto, comiendo lo otro, tomando estas pastillas, permaneciendo en cama, no haciendo caso de ningún pensamiento que tengamos (puesto que es una enfermedad que afecta al cerebro, digamos) y que se le supone una duración concreta, que duele una pasada pero se acaba curando seguro; con lo que estás sufriendo ¿no seguirías todas las indicaciones independizando tu ser de la enfermedad como hacemos con otras cosas como la gripe? No se suele dar explicaciones metafísicas de una gripe, ni implicar o adherir nuestro ser a esa enfermedad que percibimos como algo ajeno, aunque hay quien lo hace, y eso no impide su cura. No quiere decir que no las haya, explicaciones metafísicas de una gripe, y bien reales, quién lo sabe.
En fin, que las explicaciones que se dan de un fenómeno, también construyen ese fenómeno.
Y me pareció raro de la noticia del futbolista lo mucho que destacan el mundo competitivo y la presión y lo poco que inciden en la muerte de su hija.
Bueno, ya no digo que me voy pero tampoco que me quedo, a ver si me despisto un poco y me pongo las pilas. Y perdón también por el rollo, que salen los comentarios como conferencias.
joder, Artqwin, jajajaja, sí que es cierto que lo suyo son los comentarios con sustancia y amplitud.
Sobre lo que dice, tema motivaciones del suicida, Lacan escribió que la escisión es algo que en el hombre no juega un papel contingente, sino que se encuentra en su estructura interna, por tanto no es erradicable. El hombre es un animal enfermo, en esencia. Luego, en cada contexto real la enfermedad adopta formas como las depresivas que pueden llevar al suicidio a alguien. Pero la falla es general, universal; todo hombre, por el hecho de serlo, es un ente escindido. El terreno está abonado parav el desastre.
saludos
Artquin no crea que no he intentado ponerme en el pellejo de las víctimas de maltrato, es evidente que debe ser un proceso sibilino e incapacitante, como todos, la anorexia, las toxicomanía, el juego etc...
Solo lo puede entender el que está dentro, sin embargo el que está dentro no está capacitado por lo que se ve para aportar soluciones a dicha situación, aunque sí para describirla.
El que está fuera en cambio sí puede juzgar los hechos con más objetividad, aunque por supuesto nunca debe hablar con prepotencia, una cosa es ser taxativa y otra prepotente, o el karma le puede jugar malas pasadas, yo eso lo tengo bien presente no se crea.
Horrach el ser humano es una tragedia, ha sido dotado de una curiosidad incapaz de satisfacer, claro que quizás también ha sido dotado a su vez de una incapacidad para asumir una existencia sin misterios, a camino entre el sopor animal y la omnipotencia divina, es como el pato aquel que ni vuela ni camina ni nada correctamente y sin embargo hace de todo un poco.
Puestos a este punto solo cabe expresar una certeza, solo hay un asidero al que agarrarse, una sola pertenencia que nada ni nadie puede arrebatarle y es existir con elegancia, los vientos de las vicisitudes podrán golpearle el pecho y hacerle torcer el gesto pero conservemos el porte, los hombros erguidos, y el pañuelo impoluto en la solapa, es lo único que nos queda.
Me ha gustado mucho su frase Artqwin: lo que crees hace tu mundo y tu mundo hace tu pensamiento.
Yo llegué a esa conclusión pasados los 30.
El que observa pasivamente el mundo intentando asimilar una verdad se equivoca, terminará a la deriva como una hoja en una tormenta.
Hay que tomar parte activa sin perder la capacidad de contemplación, lo que hagamos cambia el mundo, al menos el nuestro, hay que hacerse un mundo a medida sin volverse bizco.
En efecto, Sinja: el ser humano es un ser trágico, sin parangón con otra especie animal. Capaces de lo peor y de lo mejor. Vivimos en la escisión, en la incertidumbre más absoluta.
saludos
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