Apotropaion es un término griego que viene a significar aquel amuleto cuya finalidad consiste en alejar el miedo a algo determinado o a los 'malos espíritus'. Camille Paglia recurre a él en las páginas de su monumental (en tamaño e importancia) Sexual personae para tratar de explicar ese principio que nos lleva a intentar protegernos de alguna amenaza, en lugar de alejarnos de ella, desarrollando una cierta relación con la misma (1), ya sea en un palno religioso como en uno cultural o psicológico. Lo apotropaico vendría a ser algo así como la formalización en un objeto de la cuestión del phármakon, es decir, aquello que en su esencia ambivalente es a la vez bueno y malo, el veneno y su antídoto, etc. El apotropaion nos permite alejar los miedos pero manteniéndonos cerca de ellos, en un peligroso ritual de conjura que mantiene una clara afinidad con la psicología girardiana del deseo mimético y las paradojas a las que nos aboca el double bind (Gregory Bateson). Como señalaba Cesare Pavese, "no nos liberamos de una cosa evitándola, sino sólo atravesándola".
(1) Paglia señala tres ejemplos apotropaicos en clave artística (ella entiende que las dimensiones religiosa y artística son permeables): la Mona Lisa de Leonardo Da Vinci, la Irlanda de James Joyce y la novela Al faro de Virginia Woolf (p. 93-4). A mí se me ocurre, a bote pronto, otro: la película de David Cronenberg titulada Spider, en la que el personaje principal, que acaba de salir de un psiquiátrico, se entrega a extraños rituales apotropaicos (imagen de arriba) que se encuentran vinculados con un doloroso y decisivo capítulo de su pasado.
4 comentarios:
El apotropaion más simple funciona como un espejo del posible agresor: de ahí no sólo las Gorgonas y gárgolas, sino esos conjuros que contienen, con pretensión de exhaustividad, todos los nombres (es decir, apariencias) del enemigo. Los carteles de "prohibido...." funcionan com una variante racionalista de la idea: lo que se prohíbe aparece reproducido, en efigie o palabra, justo donde no debe estar, con la intención de bloquear su presencia efectiva.
Hay algo de impotencia y melancolía en lo apotropaico, uno de cuyos géneros es el desmentido. El que se ve obligado a desmentir que es o tal o cual está aceptando de hecho que el enemigo ya ha entrado en casa (de ahí el horrendo, pero sabio, "calumnia, que algo queda").
La lucha contra el mal, el dolor o la muerte es siempre una derrota, matizada, pero derrota al fin. Conjura usted espectros realmente negros, Horrach. Y hace muy bien.
Muchas gracias por tu comentario, Alejandro, que como siempre aporta mucho al tema en cuestión. Me gusta mucho que saques a colación un ejemplo muy cotidiano y moderno, el de las señales de 'prohibición'. Esa paradoja de formular aquello que se pretende anular; enunciar una prohibición implica un llamamiento a incumplirla. La transgresión y la ley, como siempre, ligadas de forma inextricable.
saludos
Como por ejemplo "Batman begins"? me resultó muy interesante ese concepto de hacer el objeto del temor propio a fin de vencerlo.
Trailer:
http://www.youtube.com/watch?v=mL8HfFDstzc
Pues sí, Batman es otro caso apotropaico, no lo había pensado (es que servidor no simpatiza demasiado con los comics, aunque por las gestiones del Rabino Satánico he podido leer los Batmans de Frank Miller).
saludos
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