(disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
Anda
alterado el corral educativo por las acusaciones que en estas páginas
manifestó Xavier Pericay, sostenidas por todo C’s y Plis.
Enternece ver la cota de furia e histeria de las reacciones negativas
del conocido clan: el conseller March, la FAPA, el Stei, Més. Es
cierto que no sabemos exactamente el nivel de adoctrinamiento real
que pudiera existir en nuestra educación pública, pero más
evidente es que ante la preocupante realidad de casos que sí
conocemos (unos muy diáfanos, otros más indiciarios) sería
exigible que se tome de una vez la temperatura al paciente. Y
anatemas como los que estamos viendo, tirando balones fuera y
demonizando a los denunciantes, no ayudan demasiado e incluso delatan
que sí podría haber algo metódicamente turbio tras el encolerizado
mandato de omertà.
Algunas
de las respuestas en la prensa afecta al Pacte me han hecho
particular gracia: se ve que estamos obligados a perpetrar un cierre
de filas y ciegos actos de fe alrededor de nuestra educación
pública, loada como eficaz (¿para qué o para quiénes?), afamada
(¿seguro?) y de calidad. ¿Podemos seguir engañando a la ciudadanía
sobre el nivel de nuestras escuelas? Veamos dos estudios serios que
dejan en mal lugar a estos forofos del desastre escolar camuflado con
velos edificantes. Primero, el famoso informe PISA, que deja a
Baleares por debajo de una media española ya de por sí algo
rebajada respecto a la media de países de la OCDE. Hemos estado
peor, pero no parece que se pueda exhibir músculo cuando hay unos 20
puntos de diferencia entre la privada y la pública, a favor de la
primera. Seguimos anteponiendo las creencias (el poroso y retráctil
“educar en valores”) al mérito. Eso respecto al nivel de
nuestros estudiantes, pero es que también contamos con valoraciones
alarmantes de nuestros profesores de primaria e infantil, y ahí ya
no nos servimos de estudios externos puesto que el maś importante ha
sido elaborado por Bernat Sureda Negre y el departamento de Pedagogía
Aplicada y Psicología de la Educación de la UIB hace 2 años: queda
claro que, mientras en Finlandia sólo puede entrar en Magisterio lo
mejor de cada casa, aquí las lagunas de nuestros futuros docentes
son oceánicas… y eso que cobran bastante más que la media OCDE.
A
día de hoy, viendo lo que acontece en escuelas de Cataluña, espejo
sagrado de nuestros docentes pesemeros, no podemos permitirnos el
lujo de pecar de inocencia sobre el modus operandi educativo
del catalanismo. Por eso, que nieguen todo adoctrinamiento parece un
intento de distracción, primera línea de defensa previa a la cínica
justificación, como se ha hecho con la desaparición progresiva del
castellano de las aulas: de inicio también se negó, luego se
amparó.
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