lunes, 3 de octubre de 2016

EL GRAN PSOECIDIO



Esta semana los opinólogos no estamos siendo nada originales, dejando aparcado nuestro pretencioso todologismo para centrarnos resignada o gozosamente en el tema que por lo que sea (enjundia, pasmo, astracanada) ha opacado incluso el juicio por las tarjetas ‘black’, el enésimo amago golpista del nacionalismo catalán o las elecciones vascas y gallegas, con el PNV perdiendo un escaño en el descuento de la prórroga. Pero es que esté siendo un imparable festival del disparate y el humor, pues el aquelarre esperpéntico del PSOE ha despedazado todos los goznes, hasta el punto de ser más carne de Sálvame y ElMundoToday que del Congreso de los Diputados.
El golpe del miércoles fue ‘chusquero’, como dijo chusqueramente un Borrell que también se encuentra en su peor versión. La sede cerrada a cal y canto a periodistas y críticos como si fuera un búnker. El fantástico troleo de las pizzas, que incluye una periodista infiltrándose en el fuerte como si fuera un agente del Mossad. El supuesto intento de pucherazo de los sanchistas. La jauría salvaje acampada en la calle como si fueran los hunos atravesando el Danubio. Los chascarrillos en las redes continuos y, la verdad, muy divertidos. Incluso algunos han comparado acertadamente a Snchz con el caballero negro de los Monty Python en Los caballeros de la mesa cuadrada: aquel fanfarrón convencido de tener opciones de triunfo después de que su rival le haya seccionado todas y cada una de sus extremidades, dejándolo como un lisiado digno de La parada de los monstruos.
El caso es que, aunque muchos no querrán reconocerlo, ni siquiera los más críticos con Snchz, en gran parte todo esto se originó en los aciagos 7 años de un ZP que, potenciando alegremente toda alianza con los nacionalistas y alimentando un aparatoso odio al PP, ha inoculado al partido una esquizofrenia que no puede solventarse en una síntesis equilibrada. Tarde o temprano, les espera la irremediable escisión.
Parte del trastorno bipolar tiene que ver con la dudosa idoneidad ideológica de muchos de sus líderes. Sin ir más lejos, la baronesa Armengol. Su credo está más cerca del independentista Més que de la socialdemocracia española, pero si recaló con éxito en las filas psocialistas fue por ‘herencia’ paterna. Recordemos que Jaume Armengol fue el último alcalde del PSIB en Inca en más de 20 años. A otros basta escucharlos un rato para ver que están bastante a la izquierda de la socialdemocracia a la que supuestamente representan. Sin embargo, como en la maravillosa novela El hombre que fue jueves de Chesterton, han conseguido no sólo entrar en la organización, ¡sino incluso liderarla! Para hecatombe de la misma, como estamos viendo.
En consecuencia, el partido se ha quedado desde hace años sin discurso definido y propio. ZP vació de contenido su identidad para mimetizarse, fruto de un torpe complejo de inferioridad al ser una formación estatal, con los nacionalistas primero y los podemitas después. Bastaba odiar al PP para ser bienvenidos a la casa del Señor. Una cosa es pactar con ERC o PNV, que ya tiene su problemática, y otra ir asumiendo en el propio discurso los dogmas de estos. Basta ver la deriva del PSC y del PSIB, que van perdiendo votos a mansalva desde hace lustros coincidiendo con la incorporación en sus programas de máximas catalanistas. O el caso del PSE, que ha pasado de gobernar Euskadi a ser la cuarta fuerza.
En esta megacrisis, el olor a muerte ya ha provocado que las hienas se estén disputando el cadáver antes incluso de que sea sepultado. Después de rechazarlo en marzo, ahora los podemitas han apoyado de forma muy descarada la causa de Snchz, incluso con miembros de sus círculos haciéndose pasar por militantes psocialistas este sábado en Ferraz. También algunos nacionalistas, como el inefable Rufián y nuestros ‘pesemeros’. Y aunque PP y C’s han sido algo más pudorosos, apoyos mediáticos de uno y otro se decantan con claridad por Susana Díaz.
Si algo le debe quedar ya claro a los adánicos psocialistas es que todo acto tiene consecuencias y los experimentos, sobre todo si se hacen sin calcular los efectos secundarios, pueden salir muy mal. No todo es legítimo para gobernar, sobre todo si cada vez cuentas con menos votos. Al PSOE le acaba de llegar la factura por sus muchos años de errores y mezquindades. Y sin duda no podrá pagarla.

 (versión 'maxi' de la disección de hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo, Sr. Horrach. Una infantilización maniquea, infantil e iletrada ha reducido al PSOE a la pura consigna antitodo lo que no les parezca "requeteprogre". Si a eso sumamos los tics totalitarios de la más rancia izquierda, tenemos la peor combinación posible: tontos con muy mala baba. Y también es cierto que ZP lo empezó todo, eliminando a todo veterano competente, y sustituyéndolo por jovencitos - y jovencitas, ohhh- que jamás se preocuparon por entender en qué consistió la Transición. Claro que aun intetándolo, es dudoso que lo hubieran conseguido.

Anónimo dijo...

De un miembro del aparato socialista no se puede esperar mucho. Y si se trata de un exmiembro del aparato tras 35 años de militancia, sólo se puede esperar que aplique las malas artes aprendidas. Usted sabe de qué le hablo...

Johannes A. von Horrach dijo...

Gracias, primer anónimo. Al final en España parece que para ser de izquierdas basta con odiar al PP. También a C's, al que todavía le tienen más ganas, sobre todo catalanistas y podemitas.

Gracias también, segundo anónimo. Seguro que estamos pensando en la misma persona (también algunos que le siguieron en el trayecto, también ex-militantes del Psoe, se caracterizaron por el mismo celo sectario). Le doy toda la razón. Es más, este fin de semana en El Mundo Fernando Savater también le daba un palo de la señora: decía que su manía de reprimir y demonizar toda crítica dentro de Upyd fue lo que principalmente acabó con el partido. Lo suscribo

saludos a ambos

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