lunes, 30 de mayo de 2016

¿LA FILOSOFÍA AL PODER?


 (disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Insólitamente la filosofía ha sido actualidad informativa durante la última semana. Tras el anuncio de la Conselleria d'Educació de que la asignatura de Historia de la Filosofía volverá a ser obligatoria en segundo de Bachillerato, quebrando los principios antirreflexivos de la LOMCE, nos encontramos con que el nuevo director de EL MUNDO es Pedro García Cuartango, que tiene estudios de filosofía, como puede apreciarse en sus artículos. De hecho, la semana pasada se refirió al maestro Heidegger, poniendo en tela de juicio la demonización absurda que cometen algunos con el gran pensador alemán vertiendo en su obra un virus nazi que sólo afectó a sus postulados políticos y a su comportamiento cívico. Pero es moneda común entre cierto periodismo español triturar a Heidegger y de rebote a la posmodernidad filosófica como si fueran el chivo expiatorio de nuestros problemas actuales.
Otra noticia filosófica reciente tiene que ver con el supuesto descubrimiento de la tumba de Aristóteles, 2300 años después de su muerte. A ver si gracias a esta circunstancia fúnebre se va a poner de moda el de Estagira. Espero al menos que su momento de gloria sea menos sonrojante que el que padeció Kant en la anterior campaña electoral. Pero quién sabe qué barbaridades son capaces de perpetrar nuestros entrañables políticos cuando quieren dárselas de leídos y omniscientes.
Una de las obras más importantes del que fuera preceptor de Alejandro Magno fue su libro sobre la política, dedicado al estudio de las constituciones de su época y a las causas de la prosperidad o ruina de las ciudades. Pensaba en ello cuando leía en este periódico las siniestras evoluciones de Cort esta semana. Si venimos de un época terrible, por los manejos de la trama policial que se está investigando, en esta nueva época política las malas artes se han desplazado a otros ámbitos.
Si el error de Sa Feixina ya empieza a ser reconocido por políticos del PSIB, aunque lo hagan no tanto por principios como por cálculo electoral, ahora aparece el asunto del 'espionaje' a los miembros de la oposición. Y qué decir del rol estelar que la concejala Jardhi está desempeñando en su razzia patológica contra todo tipo de terrazas. Si es de sentido común que la Feria del Libro regrese al Born, son mucho más discutible las formas de Cort para desalojar el lugar: evitar la cohabitación, ampliar artificiosamente los días de preparativos, ¡y cobrarles a los bares las tasas de ocupación aunque no puedan instalarse las terrazas! ¿Dónde queda el justo medio aristotélico? ¿Y la decencia?

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