La filosofía, si es alguna cosa, es indigencia, desarraigo, un perder pie, patinar hacia el vacío. La filosofía propiamente entendida (es decir, tal y como la entendían sus iniciadores Platón y Aristóteles) no es un discurso concreto sobre las cosas, un decir positivo sobre las mismas, sino precisamente una puesta en cuestión de todo discurso, una crítica de los discursos sobre todo en lo que estos tienen de vocación totalizadora y pretensión dogmática. La filosofía no puede ser nunca ideología (la ideología se caracteriza por, bajo el patrón de la promoción de identidades, intentar escamotear esta dimensión de indigencia esencial; pretende arraigar algo, fijarlo, en aquel lugar donde sólo cabe el desarraigo), y ese peligro siempre amenaza el proceder filosófico.
En cuanto a la indigencia, podríamos decir que hay dos tipos, o dos modos: la primera, aquella que tiene que ver con la pérdida de unos valores o principios, es decir, con la caída desde una posición de pretendida seguridad y arraigo; y la segunda, aquella que, más allá de la primera, no experimenta caída ni fracaso alguno, sino un severo y extático sondeo del desarraigo, del vacío del ser. La segunda indigencia no mantiene con el desarraigo una relación trágica o melodramática, sino que lo acepta como tal, lo plantea como tema a tratar, problematizando aquello que en el primer caso no se ponía en juego. Como se dijo hace tiempo en este blog, la filosofía entiende siempre y en cualquier caso que el fracaso es necesario. Podría ser, tal vez, que la segunda indigencia no sea más que la continuación de la primera.
En cierta forma, ambos tipos de indigencia (que en cuanto a esencia son una y la misma) se corresponden con los dos nihilismos de Heidegger, es decir, el 'propio' y el 'impropio', de los que también se ha dicho alguna cosa en este blog.
PD: siguiendo con el tema del fracaso, Samuel Beckett escribió en Worstword Ho: "Todo antes. Nada más nunca. Siempre intentado. Siempre fracasado. No importa. Intentar de nuevo. Fracasar de nuevo. Fracasar mejor".
4 comentarios:
Está bastante extendida entre los profesores de filosofía la propuesta que haces en estas líneas tuyas: la filosofía es desarraigo, indigencia...
La verdad es que es una idea seductora, especialmente para los hombres posmodernos que se encuentran siempre volviendo a sus patrias sabiendo que no van a encontrar el camino. De hecho, esta visión de la filosofía, otrorga a todos esos hombres una dignidad especial, la del saberse por encima de lo que llamas ideologías, la de poseer una mirada primera que puede captar las cosas sin obligarles a ser, sino precísamente dejándolas ser. Este ha sido el sueño de muchos filósofos: el de contar con esa dignidad especial, esa mirada penetrante que expone las cosas en su desnudez...el mundo es indigente y la filosofía es la única actividad que sabe vivir en esa indigencia.
El problema es que esta forma de comprender la filosofía se hace precisamente a costa de la filosofía. Sólo unos pocos filósofos han hecho de la indigencia un tema central de sus reflexiones y la mayoría de ellos han sobrepasado con mucho su indigencia. Cuando señalamos que la filosofía es indigencia, y que sólo ella sabe ver la indigencia y, por tanto, la vida filosófoca es la más humana, la más verdadera, la más auténtica, dejamos muy atrás la indigencia y nos acercamos peligrosamente a la prepotencia. Este fue el callejón sin salida en el que terminaron tanto Heidegger como Nietzsche y que evitó muy habilmente Wittgenstein (a costa de convertirse veraderamente en indigente y abandonar la filosofía)...
Visto así, la reivindicación de la indigencia puede ser considerada también como una refinada forma de ideología...
Yo prefiero la sugerencia de Rorty... La filosofía es una tradición intelectual en la que unos cuantos tipos comparten ciertas inquietudes, ciertas creencias y un léxico común que les permite entablar un diálogo. Algunos de ellos hablan de indigencia, otros hablan de razón y otros usan palabras como "alma" o "libertad"...
Hola Eduardo, bienvenido al subsuelo.
Pues la verdad es que no comparto lo primero que dices: no tengo en absoluto la impresión de que esta idea de lo que es o debería ser la filosofía esté tan extendida entre el personal filosofero. Más bien me parece que sucede lo contrario.
En cambio, estoy de acuerdo en que una cierta reivindicación de la indigencia puede degenerar en ideología, en doctrina cuando la indigencia precisamente impediría, si se tiene en cuenta, cualquier doctrina. Pero ese es un peligro que en filosofía siempre se corre, porque aunque la indigencia es aquello que se da y se pone en juego y a la vez el resultado (si es que se puede hablar de esta manera), no se puede articular esa búsqueda eterna e inacabable en una filosofía como discurso sobre algo.
saludos
PD: no comparto lo que dice Rorty. Muy americana su forma de ver las cosas.
Que es la filosofía para alguien que nunca ha visto filosofía pero si que le gustaba por aquello que piensa que es, por aquello que piensa que le puede proporcionar.
Digamos que no tengo ni idea, no la tengo.
En mi imaginación, los filósofos, son pensadores, personas que dedican su vida a la búsqueda de respuestas y preguntas, sensibles, soñadores y con poco que llevarse a la boca…bueno esa idea ya no la tengo, la de indigente. Gentes a las que pocos entienden, mas que nada por su desapego de lo material y lo mundano.
Ya veo que es una idea…mejor no la califico.
La estoy cambiando, por algo que podría ser mas real…no se. Algo como, personas intelectuales y formadas que opinan y destripan ideas.
Pero pienso que si, tímidamente, tengo la sensación de que los filósofos son un mundo con las puertas estelares abiertas a pocos.
Saludos
Me gusta la imagen que me sugiere de los filósofos como 'destripadores'. Creo que hay mucho de ello en la labor filosófica, que está más al servicio del desentrañamiento de los principios de todo discurso antes que de la creación de doctrina. Probablemente no exista otra disciplina intelectual tan tortuosa y desesperante como la filosofía, que siempre se queda sin solucionar los temas que se propone, aunque no por una supuesta carencia a la hora de abordarlos sino porque esos temas, abordados de la manera que caracteriza a la filosofía, no pueden resolverse.
saludos
Publicar un comentario