(disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
Martes.
Máxima
expresión de nuestra idiosincrasia: juzgar un hecho no por lo
sucedido en sí, sino por la identidad de sus protagonistas. Parts
i quarts.
Si son de los nuestros, palio;
si no, horca. Basta ver la bipolaridad de la competencia en el caso
de la testigo protegida (santificada
o demonizada, depende
del periódico)
que
acusa a Gijón y Rodríguez. Para que luego nos
quejemos
de los misántropos: al menos ellos, al no tener empatía por nadie,
juzgan de forma más equilibrada.
Miércoles.
Prosigue
sin
freno la estupefaciente
unanimidad en el error de los medios,
que
prolongan
la falacia del CGPJ
de considerar que toda denuncia de violencia doméstica implica una
culpabilidad segura...
a pesar de que las condenas sobre el total de denuncias no alcance
ni el
25 %.
Este
dato crucial
nunca
lo exhibe
el
CGPJ,
que
sólo publicita el porcentaje de condenas a partir de los casos que
van a juicio, obviando
que
hay
mayoría
de
sobreseimientos.
Ya
es tradición
consolidada
invertir
la carga de la prueba y
negar
la presunción de inocencia,
así
que
a este ritmo, si
basta con
denunciar
para ser víctima
sin
esperar a
que se pronuncie el
juez, podemos
cerrar
hoy
mismo los
tribunales, que
son muy caros,
y a
cambio
erigir
expeditivas
y
baratas
piras
sacrificiales en todas
las plazas. Un
sospechoso, un culpable.
Jueves.
Enésimo
capítulo de la radiante
democracia
‘a
la balear’.
Tauromaquia,
arruix!
Que
le den por
ahí a
las leyes nacionales que no nos seducen.
Pero,
ojo,
que se prepare el sufrido ciudadano tentado
de
llevar esa desobediencia demasiado lejos,
esto
es, ejerciéndola
por sí mismo
pasando
de las decisiones
del Govern.
No,
la libertad es
demasiado preciosa como para dejarla en manos de
cualquiera.
Mejor
cedérsela en exclusiva a quienes
saben
manejarla:
las
eminencias del Pacte.
Los
demás,
apartad
vuestras
sucias manos de tan
exigente prodigio.
El
no
precisamente
apolíneo
baile
de la conga perpetrado
sobre el magullado
trasero
de la sociedad
balear,
eso
es
en esencia nuestra democracia.
Viernes.
Seguimos viviendo peor que nunca. Pobreza, niños desnutridos.
Comiendo fatal, fumando y bebiendo demasiado y blablabla. ¡Pero la
esperanza de vida sube otra vez! 83’2 años en España, sólo
superados por Japón y Singapur. Jeremiadas infalibles...
Sábado.
Qué
maravilla
ser
mallorquín.
Maestros
de la autocrítica, la
limpieza y el
civismo,
nos
pasamos
el día impartiendo
cátedra,
sobre todo a la
plaga
terroristurista.
En
el
apogeo
de nuestra egregia
soberanía,
y
tras enmerdar todas las playas de Mallorca, cada
24 de junio tenemos
una cita para arrasar
Ciutadella
al
estilo
Alepo.
Y
mucho
cuidado con protestar,
menorquines,
que
os enviamos a septiembre para
recuperar materia
en
Democracia
Balear.
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