lunes, 2 de noviembre de 2015

CREDOS ESTERILIZADORES



(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

En nuestra ingenuidad, sospechábamos que una vez superada (aparentemente) la primacía de lo religioso, finalizarían en consecuencia los sermones, y los dogmáticos apóstoles de la pureza se retirarían a sus cuevas o columnas, como la de Simón el Estilita. Pero resulta que ha sucedido exactamente lo contrario. Ya decía Chesterton que cuando se deja de creer en Dios uno se entrega a cualquier creencia, incluso las más ridículas y banales.
Yo soy agnóstico, entiendo que dejar atrás la fe religiosa implica un importante avance cognitivo. Pero si nos dedicamos simplemente a intercambiar, muchas veces a peor, el objeto de devoción, no progresamos en absoluto, aunque nos sintamos muy emancipados. Ahora tenemos sermoneadores full time para todo. Cual agujeros negros supermasivos, nada escapa a la viscosa gravedad de los credos de inocencia esterilizadora.
Hoy tenemos la mayor esperanza de vida de la historia, 82'4 años en España, séptimos del mundo. Casi nada. Sin embargo, la percepción de los peligros de la salud son cada vez más exagerados, incluso histéricos. Es propio de nuestra psique contemporánea: dopar una sentimentalidad que ahoga la facultad racional. Le tenemos miedo a todo, un pánico atroz.
Vale que el análisis de la OMS se ha sobredimensionado por parte de unos medios que, estos sí, cada vez son más cancerígenos para nuestras neuronas. Su tendencia al efectismo y a la simplificación son insoportables, una náusea descontrolada y autocomplaciente. Pero la OMS tampoco puede quedar libre de crítica, pues no se entiende que la carne roja comparta la misma categoría ¡que el plutonio! Recordemos que sus criterios hace tiempo que generan grietas en su credibilidad. Cuando la gripe A, no se les ocurrió otra cosa que cambiar la definición de pandemia para obligar a los países a comprar cantidades astronómicas de vacunas para tratar una enfermedad que finalmente fue de medio pelo.
No creo que sea demasiado malpensado al sospechar que un sesgo pro-farmacéutico, grandes beneficiadas del entuerto (y conste que no soy un conspiranoico anti-farmacias), distorsionó el dictamen de la OMS. Tal vez ahora hayan preferido redimirse de sus vínculos con cierta industria propiciando el derrumbe de otra, quién sabe. Pero la bipolar ley de la compensación es sinónimo de equivocación antes y también después.

2 comentarios:

PENSADORA dijo...

Uf! el auténtico problema es que ahora dudo que nadie vuelva a tomar en serio un organismo que debería ser mucho más, precisamente, serio.

Ahora bien, tiene usted razón, seguramente aquí el culpable no es la OMS sino los medios y su manipulación de la verdad.

En fin.

Salud!

Johannes A. von Horrach dijo...

Los medios caldean a conciencia una histeria que les puede hacer ganar ventas o audiencia, pero que es del todo irresponsable. El mismo papelón que juegan amplificando acusaciones judiciales contra gente que, tras ser exculpados, no ven que se dé la misma importancia mediática a lo segundo que a lo primero. En fin, nos quejamos mucho de los políticos, pero lo de la prensa es igual de grave o peor si cabe...

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