(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
Me
paso los lunes despotricando invariablemente, abusando de unas
ínfulas sermoneadoras que luego critico en los demás. “Siempre
negatifo, nunca positifo”, que diría Van Gaal. Para tratar de
redimir un poco mi insufrible tendencia fiscalizadora, hoy intentaré
ser más amable, aplaudiendo iniciativas útiles que pueden aportar
resultados muy positivos a nuestra sociedad.
Por
ejemplo, la Fundació Jaume III. En contra de lo que aseguran
nuestros talibanes con barretina, está realizando una labor rigurosa
en pro de la riqueza lingüística, esto es, en defensa de las
modalidades baleares del catalán. Con una labor esforzada y diaria,
ha aportado unas herramientas muy útiles a nuestra sociedad. Su
libro de estilo, sin ir más lejos, publicado en febrero.
Esta
misma tarde (19'30), en el Centro Cultural Sa Nostra, se presentará
otra herramienta utilísima, sobre todo para aquellos que desconocen
o han ido olvidando las especificidades del mallorquín: un traductor
automático castellano-mallorquín. El principio que alienta a la
fundación es la defensa de una idea de pluralidad, tanto cultural
como lingüística. Si en Argentina no tienen porqué dejar de
utilizar su dialecto en beneficio del castellano de España, en
Baleares, sobre todo en los medios de comunicación de nuestra
comunidad autónoma, no tiene sentido perder la riqueza del idioma
mimetizando un forzado estándar del Principado, cuya implantación
en Baleares tiene más de político que de lingüístico.
Precisamente
sobre esto último tratará el próximo material que ha preparado la
fundación. Se trata de un libro exhaustivo y minucioso, realizado
por un servidor y Joan Font Rosselló, que analiza las raíces del
catalanismo en Baleares, su estrategia para hacerse con el control de
la educación y la cultura, y la realidad de sus intenciones
políticas.
Otra
herramienta muy útil, en un tema diferente, la ha llevado a cabo
Robert Busquet. Me refiero a su tratado sobre la fusión de
municipios (para Baleares), que se ha aplicado en toda Europa salvo
España y Francia. Busquet ha analizado detalladamente cada elemento
de este proyecto que ahorraría dinero a la ciudadanía, a la vez que
agilizaría el funcionamiento de la administración y superaría
absurdas rencillas pueblerinas. En nuestro país sólo defiende esta
necesaria medida Ciudadanos. UPyD lo secundó cuando era un partido,
antes de transformarse en una sombría secta mesiánica.
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