(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
Sólo
en España podía ser Trending Topic durante todo el viernes, incluso
superando la matraca del Black Friday, afearle a dos posibles
presidentes del gobierno su desconocimiento de Kant una población no
sólo refractaria a la metafísica sino a la cultura en general. Pero
para esos linchamientos existe Twitter. A alguien hay que apalear,
¿no? Las redes sociales sin duda son el reino de la filodoxia (“amor
a la opinión”), término que usaba Kant, por cierto.
Es
evidente que Rivera se equivocó al ponderar a quien no conoce,
además de destacarlo como “gran jurista”, lo que me
recuerda esa coña (o no) que se contaba en mis tiempos de filosofero
en la UIB: algún ejemplar de la Crítica del juicio de Kant
sesteaba en la biblioteca de Derecho. Pero es peor lo de Iglesias
porque él sí tiene ínfulas de intelectual y además es profesor
universitario, nada menos que en la Complutense. En el debate
recomendó un libro del que evidentemente no ha visto ni las tapas,
porque nadie que haya siquiera ojeado la Crítica de la razón
pura se equivocaría de esta manera tan lamentable con un título
célebre.
Pero
eso les pasa por apuntarse a la todología insolvente que es la pauta
de nuestros tertulianos, la crème de la crème de nuestra
cultura. Lo que está claro es que ninguno perderá un solo voto por
este lapsus. Estamos en España, queridos, el país donde no leen a
Kant ni los licenciados en filosofía, que hacen toda la carrera con
apuntes.
El
caso es que el nivel intelectual de nuestros políticos, salvo
extrañas excepciones (servidor, ¡el único candidato que sí ha
leído a Kant! Y así me fue...), es para pegarse un tiro. Mejor dos,
por si falla el primero. Yo todavía sigo en tratamiento psiquiátrico
intensivo después de mi traumática experiencia como público en el
Parlament el año pasado. Luego escuchas a Pedro Sánchez, que no
sabe lo que es un iconoclasta (¡ni nada!), y sólo esperas de él
que acabe como su tocayo Warren, el de Les Luthiers: que el FBI lo
retenga una larga temporada en Miami. De Rajoy de momento no diré
nada, no tengo prisa para acabar preso.
Esta
polémica al menos nos ha servido para saber seguro lo primero que
hará el vencedor de nuestros superkantianos candidatos el 20D:
enviar a los GEOs a Königsberg (hoy Kaliningrado) para rescatar la
tumba de Kant de las sucias manos de Putin, ahora que el ruso anda
despistado con los turcos.
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