sábado, 7 de febrero de 2015

LA REGENERACIÓN SENSATA DE UPyD


(Tribuna publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Si algo necesita urgentemente la política en España es regresar a los orígenes de su sentido intrínseco, a veces escasamente transitados: el servicio público. El político es un servidor de la ciudadanía, no su superior ni por supuesto su explotador. Pero tristemente el modo de hacer política de los partidos viejos ha sido este último desde hace demasiado tiempo. Lo único positivo de la crisis es que el ciudadano se ha vuelto más exigente y ya no tolera lo que sucedía hace nada: el asalto de los partidos a una sociedad civil vampirizada de siglas, combinado con el culto a la corrupción como programa real. Una prueba fehaciente de este modus operandi lo denunció UPyD, único partido en no participar de la rapiña: el caso Bankia y, por extensión, las politizadas cajas de ahorros. Nada menos que 100.000 millones de euros de nuestro bolsillo fueron a parar al rescate de esta banca pública que ahora Podemos quiere reflotar.
En UPyD Baleares llevamos trabajando desde hace más de 7 años por el interés de los ciudadanos de las islas. Fruto de este trabajo continuo, y en absoluto sujeto a circunstancias oportunistas, que somos el primer partido en tener a disposición de los ciudadanos nuestro programa electoral para esta comunidad. Por tanto, estamos ante la oportunidad de ir ofreciendo los aspectos más relevantes del mismo.
La transparencia es la piedra fundamental de la política democrática moderna. Lo es para los partidos y, por supuesto, también para la administración. Nosotros queremos dar ejemplo y no nos limitamos a exigir desde la barrera al Estado un mínimo de transparencia, el habitual en los países más serios y menos corruptos (porque transparencia es el exacto antónimo de corrupción) de Europa, sino que aplicamos esa exigencia de puertas adentro, ofreciendo públicamente todos los datos de nuestro funcionamiento interno. Por eso la prestigiosa ONG Transparencia Internacional valoró con un 9 nuestro grado de transparencia, a tres puntos de diferencia del segundo (sólo tres partidos aprobamos).
Otro pilar de todo sistema democrático que se precie es la separación de poderes, y de nuevo en esta cuestión hemos llevado a la praxis nuestro discurso regenerador, porque renunciamos orgullosamente a poner a un magistrado en el CGPJ cuando nos tocaba por cuota parlamentaria. Tenemos claro que no se puede usar un privilegio ilegítimo que el sistema te preste; sin excusas ni engaños, sólo absoluta coherencia con lo que se piensa.
En UPyD defendemos un racionalizado Estado del Bienestar y la existencia de las Autonomías, pero eso no es óbice para no reducir ámbitos administrativos que sirven menos al ciudadano que al político profesional. Al igual que no tienen sentido las Diputaciones Provinciales, tampoco lo atesoran los Consells Insulars. En nuestro programa recogemos la necesidad de reducir costes al ciudadano suprimiendo estos entes, los cuatro de Baleares (asumiendo sus competencias el Govern), con el fin de eliminar gasto superfluo y hacer más eficiente la administración. Y es que una idea básica de nuestro ideario, que está recogida en nuestro programa autonómico, es que la unión es preferible a la desunión. Por muchos motivos: primero, porque el segundo camino nos aboca a la disgregación de toda sociedad en átomos cada vez más reducidos (es decir, la antipolítica); y, segundo, porque sólo es eficaz la colaboración organizada de todos los individuos, y que una parte no pueda imponerse unilateralmente al resto.
De ahí nuestro ambicioso proyecto de fusión de municipios para las Baleares. No se suele hablar de ello, pero tenemos un exceso de municipios en España (8.119) y en Baleares en particular; sin ir más lejos, nuestras islas cuenta con 67, y recordemos que Dinamarca sólo tiene 98. Nos encontramos con dos resistencias absurdas a esta medida ya implantada en prácticamente toda Europa: 1) Los partidos de poder han convencido a una parte de la sociedad de que la multiplicación de entes administrativos beneficia al ciudadano, cuando eso no es cierto, pues es el político profesional el que tiene así más facilidades para colocarse y obtener un beneficio propio. Por no hablar del aumento de los impuestos de cara a mantener esta enorme infraestructura. 2) Hay personas reacias a esta iniciativa que argumentan como supuesta razón que cada localidad tiene su idiosincrasia. Muy bien, eso no se va a eliminar, pero hay que entender que las rencillas entre municipios (o incluso entre pueblos del mismo municipio) son cosas del pasado que el escenario de la ciudadanía moderna debe ayudar a superar. Nosotros consideramos que no se puede hacer legítimamente política potenciando pasiones conflictivas, sino al revés: trabajar por la convivencia y la cooperación entre todos.
En materia educativa, es máxima nuestra aspiración de mejorar cualitativamente los resultados de nuestro sistema. Hay que recordar que la prioridad de la educación es la transmisión de conocimientos, y eso muchas veces se olvida, sepultado bajo toda esa parafernalia pedagógica que nos ha dejado el modelo educativo de la Logse. Junto a una mejora urgente de la calidad de enseñanza y de la reducción del abandono escolar, aspecto en el que somos tristemente líderes a nivel europeo, UPyD apuesta decididamente por la libre elección de lengua y, en consecuencia, por el fin de esa inmersión lingüística de facto a la que hemos llegado gracias a una interpretación radical del Decreto de Mínimos. También defendemos el uso de las modalidades insulares, apoyando así la valiente labor que está realizando la Fundació Jaume III. En materia de empleo, es urgente superar este paro tercermundista que padecemos, facilitando la creación de puestos de trabajo: reduciendo los costes a las empresas y acabando con la dualidad de contratos temporales-indefinidos.
Estamos viviendo un momento decisivo para nuestra sociedad. La tesitura interesada que algunos quieren ofrecer del escenario político entre partitocracia y rupturismo es falsa, como falsas son siempre las polaridades en sí mismas, por reduccionistas y antagónicas. Existe un espacio intermedio por explorar, y es ese discurso regeneracionista y sensato el que ha salvado de la crisis a muchos países europeos (Dinamarca, Holanda, Austria). UPyD representa consciente y orgullosamente esta opción.

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