En pleno éxtasis de una dictadura futbolística que alcanza ya cotas sonrojantes de "bárbara unanimidad", acuden en mi rescate los chicos de Teledeporte, que como hemos dicho en alguna ocasión programan con criterios dudosísimos los partidos de rugby que ofrecen (es decir, a horas intempestivas), pero que cuando toca elaborar promociones televisivas del mundo oval se lo trabajan con estilo y solvencia. Tras montar los saques de line out, los disputados scrums o los ensayos más relevantes bajo los acordes de Chopin y Mozart, ahora le ha tocado el turno a la música del insuperable Johann Sebastian Bach. Mientras que el fútbol suena a estrepitosa vuvuzela sudafricana, el rugby, más civilizado, prefiere el segundo movimiento de la Suite nº 3 (BWV 1068) de Bach.
9 comentarios:
Ojalá también sonara música clásica también en el combate de mañana...
:)
Si es que no podría ser de otra manera querido Dr. H, el rugby tiene más clase precisamente por su "brutalidad"... me encantan esas imágenes de robustos machotes chocando a cámara lenta con música clásica de fondo... ¡ains!
Salud compañero!
Estábamos una vez guardando una fila muy lenta y aburridora. Una mujer detrás de nosotros soltó entonces esta frase inolvidable: 'Mejor estaríamos escuchando a Bach'.
Con o sin Bach.... ¡Ganaaamoos!
Ahora le entiendo, anónimo: al principio me pensaba que usted y yo nos conocíamos y que por 'combate' se refería a cierto examen escrito de oposiciones que se celebraba el viernes.
Pens, con los gustos que evidencia, deja claro que está hecha toda una ctónica, jajaj.
Josepepe, se debe mover usted en círculos exclusivos, porque que una mujer (¿española?) haga una declaración semejante es algo extraordinario.
saludos a todos
Ya sabes que yo me considero un "negado" en materia musical, pero puedo aventurar una explicación: mientras el fútbol entronca con lo popular, casi "barriobajero", con lo "dionisiaco" en suma, el rugby, y no sólo en Suráfrica (donde parece que esta división se hace más explícita -los negros, pobres, juegan al fútbol, los blancos, acomodados, al rugby-), pues lo mismo se extiende al ambiente musical que envuelve ambos "deportes" (el sublime Bach para el rugby, las atroces vuvuzelas para el fútbol).
Y es que, al fin y al cabo, Nietzsche nunca pierde actualidad, y sigue explicando tantas cosas...
Bueno, las diferencias 'de clase' están en la base del nacimiento del rugby y del fútbol tanto en Inglaterra como en Sudáfrica. Pero que todavía se mantengan a día de hoy ciertas diferencias esenciales (no me refiero que el rugby sea cosa de aristócratas o afrikaners y el fútbol de pobres o negros, porque la cosa está más mezclada en este sentido) en cuanto a mentalidad y normas dice mucho sobre la perennidad de las características de uno y de otro deporte. Vamos, que no son flor de un día.
saludos
ahh, y por supuesto, Nietzsche, no me cabe ninguna duda, odiaría el fungol. No sé si apreciaría el rugby (puede que sí), pero apostaría mi biblioteca al completo (sus cerca de 2000 libros) a que sería uno de los más furibundos odiadores del mundo esférico.
Intimidación: "el suave terror" de la deconstrucción; Sepp no pudo encontrar expresión mejor, y Girard interpretación más adecuada. He aquí al descubierto lo subliminal de la deconstrucción. No se puede más...
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