sábado, 13 de enero de 2007

VOCABULARIO: 3. ESCISIÓN ORIGINARIA


LA ESCISIÓN CTÓNICA


Hölderlin ya se refirió a la escisión originaria hace unos días, así que hoy sólo intentaré completar sus reflexiones. Además de lo ya dicho, la escisión es también ese monstruoso útero-tumba, esa caverna de la que todo fluye y emana a borbotones y que todo lo succiona, ese principio y fin de todo lo humanamente existente. Es, en suma, el ‘origen del mundo’ (título del famoso cuadro de Courbet que podemos ver en la imagen), la apertura a la turbulenta dimensión del sparagmos, en la que reina el fuego, el espanto, la convulsión, la ruptura, el polemos en suma. Una vez rebasada la cavidad uterina con el primer suspiro, ya no hay vuelta atrás, la condena es insoslayable. Nuestro origen queda ya para siempre sellado detrás nuestro, encogido entre mucosidades vaginales, imponiéndose como una culpa sobre la conciencia la ominosa realidad de lo ctónico, que nos impele a la fusión con sus efluvios miasmáticos o al rechazo protegido por ‘diques apolíneos’.

La escisión ctónica es esa caja que Pandora dejó permanentemente abierta y que ya nunca podrá cerrarse, a menos que destruyamos la caja entera. El mundo late por esa herida que no se puede soldar.

14 comentarios:

El Pez Martillo dijo...

Muy bueno, amigo Horrach, breve pero contundente. Poético. La escisión no sólo está ahí atrás. En tanto que originaria está también delante. Otra vez me viene a la cabeza el dios Jano. Nos rodea, nos impele y nos atrae.

Los hombres tenemos esa dimensión de caídos, de expulsados de la escisión, que queriendo volver a ella nos esforzamos en mantenernos a flote y ahí-fuera. Las mujeres, en cambio, pertenecen a ella, son ella misma.

Johannes A. von Horrach dijo...

¡¡"los caídos de la escisión"!! Suena de puta madre esto. Sería un buen título para una cofradía de semana santa, en serio, una cofradía doliente y de gesto severo. Somos caídos, exiliados de lo que demasiadas veces quremos ver como un Venusberg pero que es algo menos aseado. Vivimos con la escisión grabada en el interior de nuestras cabezas, obsesionados con llenar este vacío ontológico. Las ctónicas, en cambio, como ya dije hace días, no viven en la escisión, sino que lo son en cuerpo y alma. Sin la amenza de la castración no seríamos nada.

Y tiene razón en que la escisión no queda atrás (si acaso atrás queda el regurgitar uterino), pues lo suyo sería tenerla delante de los morros, jajaj, encararla como a los toros.

Saludos.

El Pez Martillo dijo...

Eso de los caídos me ha hecho pensar en todos los monumentos que hay por el país "a los caídos". Y en seguida ha venido a mi memoria el Valle de los Caídos. ¿Existe mejor representación del útero-tumba? Ese pasillo-vagina que desemboca en el gran útero-tumba. De la luz solar y la claridad de las montañas a las profundidades húmedas del subsuelo (ahí abajo hay mucha humedad, se cuelan el agua por la piedra). Y allí dentro, bajo tierra, descansando, el dictador que todos somos fuera, queriendo ordenar el mundo, que sea como nosotros queremos, pero que se nos resiste y que tarde o temprano nos devuelve a lo Absoluto, a lo indeterminado.

Cuando estuve allí, hace un par de años, buscaba todo tipo de simbologías. Pero este modo de verlo no se me ocurrió. Tendré que volver, a verlo un poco mejor.

Johannes A. von Horrach dijo...

¡El valle de los caídos! ¡Es buena ésta, amigo Pez! ¡Y además cuenta con la coronación del fálico y mastodóntico símbolo de la cruz, presidiendo victoriosamente el supuesto triunfo falocéntrico sobre el 'ctonic power'!

De todas maneras le falta una cosa para ser un buen útero-tumba, y es que al tratarse de un mausoleo la capacidad procreadora se le escapa. Más bien parece lo que he dicho antes, un intento de encerrar y ocultar las profundidades de lo ctónico. Pero ya sabemos que ese es un baldío intento; por tanto, todo monumento falocéntrico tiene siempre connotaciones trágicas.
Saludos.

Anónimo dijo...

Latir es bueno.

Muy bueno.


Jarttita

Johannes A. von Horrach dijo...

Hola de nuevo, Jarttita. Latir or not latir...

Aprovecho para decirte que el otro día, tras descubrir que tienes blog, me di cuenta de una cosa: en otros blogs entras con tu cuenta blogger, pero no sucede lo mismo en el mío. ¿Te da miedo el doctor Horrach, Jarttita? :-)

Saludos.

El Pez Martillo dijo...

¿Latir? Yo prefiero bombear.

Be Ur-teilung, my friend.

Jarttita. dijo...

jajajajajaaaa, no!!!!

Y a tí?:P.

Jarttita. dijo...

Visitaste mi blog pero no me pusiste comentario....vaya.

Anónimo dijo...

Escisión y su relación también con los instrumentos de corte o de cizalla. Y con el body art (ver Duque)
(Aunque estoy ocupado en el nuevo blog no dejo de echarle una ojeada).
((Las 'Hermanas Tijeras' es un buen grupo actual de rock))

Johannes A. von Horrach dijo...

Jarttita, al menos he conseguido que resplandezca aquí el brillante azul de tu nick. ¿Ves cómo no pasa nada? Y sí, he visitado tu blog, pero antes de dejar nada escrito en él necesito conocer al sujeto del blog en cuestión. Pero ya caerá algún comentario.


(nota: pues a mí sí que me da mucho miedo el despiadado doctor Horrach)

Jarttita. dijo...

jajajajjjjaja, viva la formalidad!!:p.

Es que lo conoces mejor, igual sí que es malo malo malo:).

o no.

Un beso.

Johannes A. von Horrach dijo...

Pez: ¿latir, bombear? ¿Y empalar?

Sr Verle: me alegro de que siga estando ahí. Esta semana ha habido algunas bajas (momentáneas), como la del Rabino Satánico, que está siendo atacado kafkianamente por las compañías telefónicas, esos supervillanos implacazbles.

Saludos a los dos.

Johannes A. von Horrach dijo...

Jarttita,

si el doctor Horrach es malo a secas o malo-malísimo, te tendrás que quedar con la duda. O no. O tal vez. O sí. Venga, saludos, y cúidate.

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