lunes, 20 de abril de 2015

ESPERPENTOS


(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Dado que él se despachó a gusto contra un servidor, hoy toca hablar del pequeño Ayatollah de las ondas. Concédanme el derecho a una pequeña vendetta. No creo que nadie, ni siquiera los que coinciden al detalle con sus postulados ideológicos, pueda considerar a Jiménez Losantos como una persona ponderada y rigurosa. Lo suyo es el griterío histriónico, el linchamiento verbal, el odio frenético. Incluso puede ser gracioso, pero siempre que no se considere la humanidad del agredido. La autocrítica nunca ha sido su fuerte, pues prefiere dedicar su infinito rencor a los que difieren de su doctrina o de él mismo, que son legión. Si a algo se parece su estilo es al de esos policías americanos que acribillan al primer negro que pasa, aunque estos al menos tienen el detalle posterior de sacar de la chaqueta del fiambre achicharrado su cartera.
Esta semana no sé si se ha superado, pero al menos me ha alcanzado de lleno. Si el lunes consideraba en EsRadio, sin datos reales ni ganas de contrastar la noticia, que quien escribe estas líneas era lo peor del chaqueterismo patrio, un bulto sospechoso al que es preciso humillar ante toda España, el viernes en cambio defendía descaradamente a Rato. Refiriéndose a mi caso, Fede el Empalador tituló su insolvente alocución “El esperpento de Horrach”, pronunciando continuamente mi apellido de la manera más despectiva posible y, sin conocerme ni saber bien de mi caso, se atrevió a llamarme “sinverguenza que trata de colocarse, además de afirmar falsedades tan palmarias como que el domingo 12 'anuncié' mi paso a C's, que se produciría, según sus averiados cálculos, al día siguiente.
En cambio el viernes transmutó su furia calumniadora contra este peligro público que al parecer soy yo en comprensión casi evangélica por ese ciudadano honrado y desvalido llamado Rodrigo Rato Figaredo. Superando así en dotes para la esquizofrenia moral a su querido fiscal Pedro Horrach. En este caso, qué delicadeza y consideración: “Lo han tratado tan ilegalmente, tan injustamente. ¿Por qué le ponen la mano encima?”. ¡Habrase visto, don Federico!, esto es tremebundo, qué dictadura implacable nos ha endilgado Soraya. Pobre Rodrigo, él detenido mientras que canallas repugnantes como Horrach andan por ahí sueltos. Así va España.

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