lunes, 24 de febrero de 2014

CURRÍCULOS FANTAMAS

 
  (artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)

Algunos medios de comunicación lo han tratado como si nos encontráramos ante una excepción, pero la noticia comienza a asentarse como una norma bastante generalizada. Moreno Bonilla, el nuevo candidato digitado del PP al gobierno andaluz, falseó su curriculum. Por supuesto, en el sentido de incluir méritos que no atesora. Como anteriormente lo hicieron en el PSOE Elena Valenciano, Bernat Soria o Patxi López. Ninguno dimitió tras descubrirse el engaño, y tampoco se ha dado una exigencia pública para obligarles a ello. A los ciudadanos españoles parece no sorprenderles estas triquiñuelas, ni mucho menos indignarles. Será porque los buenos currículos no son lo habitual entre nuestros representantes, habituados más a bregar en las sentinas de su correspondiente partido que a frecuentar las aulas y sacarse títulos. No hablemos ya de trabajar en la empresa privada antes de dedicarse a refundar la política y hacernos más felices con sus ocurrencias. En Alemania han llegado a dimitir políticos por plagiar su tesis doctoral; este problema aquí no lo tenemos, porque muy pocos tienen un doctorado en su expediente.
En Mallorca vimos hace una legislatura a Miriam Muñoz Resta (PSOE), congresista en Madrid y concejala en Palma al mismo tiempo, con un sueldo mensual que superaba los 7 mil euros, pero sin contar con estudio superior alguno. Ahora ya le he perdido la pista, pero en su momento su blog era un continuo festival del humor, con faltas ortográficas y de sintaxis prácticamente en cada línea. ¡7 mil y pico euros!, recuerden. Por contra, en el otro extremo de la sociedad tenemos a gente muy formada, con licenciaturas, doctorados, masters y diversos idiomas, malviviendo con un trabajillo de urgencia o directamente sin poder trabajar, ni salir del nido paterno. ¿Para qué estudiar, y ser bueno en la materia, si nos resulta más fácil alcanzar puestos de responsabilidad sin ningún título y con escasas evidencias de mérito? En Francia y Reino Unido disponen de unos mecanismos de formación de sus élites políticas que aquí no aparecen por ninguna parte. Cualquiera puede llegar a ministro, como José Blanco, sin una triste diplomatura. La criba que selecciona a los más adecuados parece hecha por Chiquito de la Calzada.
Apenas sorprende ver que nuestro sistema educativo no se preocupa por estimular la excelencia entre los alumnos porque, viendo que la partitocracia nace de un humus más sectario que meritocrático, es lógico que no deseen promover entre la ciudadanía aquello que acabaría con ellos como casta. La sociedad, víctima de la misma dolencia, asiste al espectáculo con cierta complacencia, no sea que nos distraiga del último gol de Ronaldo o del más reciente favor arbitral al Barça.

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