viernes, 30 de noviembre de 2012

EL FRACASO DE LAS CAJAS

 

 [artículo publicado hoy en EL MUNDO-El día de Baleares]

Se ha generalizado en nuestro país un discurso que culpa al conjunto del sistema financiero de los problemas existentes, especialmente del sensible tema de los desahucios. Y aunque es cierto que en el mismo corazón de la crisis internacional fueron ciertas conductas especulativas de la banca privada las que produjeron la quiebra de Lehman Brothers, en España la situación ha sido diferente, pues si por una parte tenemos una banca privada razonablemente saneada, situada en los primeros puestos de solvencia del sistema financiero europeo, la banca 'pública' representada por las cajas de ahorros son las verdaderas protagonistas de nuestro entuertos más críticos.
Las cajas han sido un paradigma de cómo la clase política se ha infiltrado en todos los sectores de la sociedad española, determinando con su escasa formación especializada el mal resultado conseguido. Si en la mayoría de sectores la presencia de los políticos es legislativa, por el elevado nivel regulativo aplicado, en este caso nos encontramos también con una comparecencia física, pues ellos han dirigido (u ordenado dirigir) estas particulares entidades financieras, jugando a ser banqueros sin la formación necesaria.
En la cuestión de los desahucios, por ejemplo, las cajas están siendo en gran parte responsables del problema. El discurso público señala generalizadamente hacia 'los bancos', sin atenerse al detalle relevante de que las hipotecas de mayor riesgo fueron suscritas por las cajas, que recogían la clientela que no encontraba financiación en la más estricta banca privada. Con el tiempo, las cajas han ido aumentando ampliamente su cuota de mercado (del 40 % en 1991 al 54'5 del 2007), multiplicando sucursales sin control, endeudándose a espuertas y potenciando una ilógica diversificación geográfica. De ahí su representación elevada en los activos inmobiliarios, con créditos a promotores y particulares: “son precisamente las cajas donde el capital humano era más bajo las que concedieron más préstamos inmobiliarios y donde hay ahora más préstamos en mora y más impagos” (Nada es gratis, p. 28). La burbuja inmobiliaria ha tenido, por tanto, a las cajas como protagonistas estelares, y la mayor parte de desahucios son ejecutados por ellas.
En otro caso de especial gravedad, como es el de las participaciones preferentes, también nos encontramos a las cajas en el centro del meollo, pues han protagonizado una historia especialmente criticable: apoyándose en su supuesta condición de banca pública, en una teórica ausencia de pretensión de beneficios, han engañado a miles de ciudadanos, estafándoles de forma vergonzosa.
Para acabar, una mención al agujero enorme que en sus cuentas han producido las extrañas formas de actuación de las cajas de ahorros (agujero pagado por la ciudadanía). Todos conocemos el caso de Bankia, pero salvo contadísimas excepciones este desastre ha sido compartido por el conjunto de cajas, presididas por consejos de administración repletos de políticos y sindicalistas, ausente de técnicos especializados. Durante años las cajas no han cotizado en el mercado bursátil, y por ello no se dieron los controles automáticos que se dan en esta esfera. El resultado es ya conocido: balances opacos, estructura duplicada y poco eficiente, gran asunción de riesgo, etc. El fracaso de este modelo de gestión es ya incuestionable.

4 comentarios:

koolauleproso dijo...

Es que las Cajas actuales no se parecen en nada a las que fueron creadas hace tantos años. Me acuerdo cuando eran sinónimo de solvencia y seguridad, cuando "protegían" los pequeños ahorros que les confiaban muchos pequeños impositores. Pero, con la llegada del siglo XXI nos volvimos locos. Las "simpáticas" y seguras Cajas se fusionaron, casi todas, creando gigantes bancarios, y olvidando la obra social y cultural que les daba sentido. Enganchadas a la ruleta del "capitalismo de casino", del enriquecimiento rápido y sin sentido, encabezaron la locura que nos ha conducido a una tragedia que va a cambiar, no se cómo, la manera de organizar la sociedad. Creo que estamos en una encrucijada.un auténtico cambio de era. ¡Que no nos pase nada!

koolauleproso dijo...

Era habitual ver a mi madre (87 años a fin de mes) menear la cabeza ante el televisor donde se daba cuenta de los presuntos "éxitos" económicos de este desdichado país menear lacabeza, mientras repetía "tantu refalfiu, tantu refalfiu, vereis dónde vais a acabar".
Siempre pensé que mi madre hubiese sido la mejor ministra de economía que podía tener este país. Sin embargo, se prefirió a los Rato o Solbes, con las consecuencias que ya conocemos. Quien dice mi madre, dice cualquier mujer (ama de casa, toda su vida) de su experiencia administrando la economía familiar.

Refalfiu, en asturiano viene a significar la hartura consecuencia de la gula

Johannes A. von Horrach dijo...

Koolau, las antiguas Cajas fueron 'vampirizadas', precisamente utilizando esa confianza que despertaban entre la ciudadanía para hacer lo contrario de lo que se supone era su finalidad. Además, hecho por gente sin profesionalidad bancaria alguna (si en la banca privada ya pasan cosas discutibles, imagine cuando al mando están indocumentados). Políticos (además, políticos españoles, es decir, sin mucha formación por lo general) jugando a banqueros...

saludos

Johannes A. von Horrach dijo...

Una cosa más: habría que investigar cómo el funcionamiento de las Cajas ha ayudado a financiar irregularmente a partidos y sindicatos. Recordemos que los sueldos de los miembros de cada Consejo de Administración eran enormes, y parte de ese dinero iba a parar a sus respectivas organizaciones de origen.

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