martes, 2 de septiembre de 2008

EL CANÓDROMO DE PALMA


El canódromo de Palma está a punto de desaparecer. Lleva ya más de diez años muerto, abandonado, a la espera de decidir qué se hace con los terrenos sobre los que se erigió hace décadas. Como puede verse en las imágenes, tal y como ha sucedido recientemente también con el Luis Sitjar, ha sido devorado por la naturaleza, que no permite ver ni la pista que recorrían los famélicos galgos siguiendo la estela de un trapo blanco que simulaba ser una liebre. Este pasado domingo el escritor y poeta José Carlos Llop publicó un artículo sobre este particular rincón de la ciudad de Palma, El canódromo.


Hace años, doce concretamente, un amigo de Llop, Eduardo Jordá, también publicó un artículo sobre el canódromo, Apostando a los galgos. Ambos han vivido dos décadas más que yo (nacieron en 1956), por lo que su experiencia del canódromo es más rica que la mía. Pero leyéndolos me doy cuenta de que en realidad no hay muchas diferencias. Es decir, que la realidad de ese sitio ha permanecido de la misma manera con el paso de las décadas. Mi canódromo de los años 80, al que yo solía ir frecuentemente los sábados por la tarde, es exactamente el mismo que el suyo en temporadas anteriores, como si el recinto hubiera permanecido al margen de todo, siguiendo una vida propia, casi autista, de espaldas al mundo que lo rodeaba. Como un muerto permanece al margen de los vivos, estando cerca de ellos.


Escribía Jordá en 1996 que el canódromo era uno de esos lugares que pasan desapercibidos a la gente 'normal'. No había nada en sus formas que llamara la atención, de manera que para adentrarte en su peculiar universo debías tener unas inclinaciones o intenciones determinadas. Jordá escribe que el lugar poseía "un encanto a medio camino entre lo sórdido y lo rural", y tiene toda la razón; en su interior, apenas te dabas cuenta de que estabas en una ciudad mediterránea, a finales del siglo XX. Como a Jordá también me atraían esos extraños personajes, solitarios la mayoría, que deambulaban por el lugar. "El canódromo atraía a los desesperados, a los solitarios y a los que rumiaban algo malo, pero más que contra los otros contra sí mismos. El canódromo tenía un aire desvencijado que aún perdura. Nos gustaban los viejos carcomidos, las gradas casi vacías, los tipos un poco siniestros que circulaban por allí, haciendo no se sabe qué y esperando a no se sabía quién".


El canódromo lleva muerto más de una década. En vida fue para mí un monumento a la melancolía, pero su muerte ha profundizado aún más en este sentimiento. Todos estos años ha sido como un cadáver expuesto, al que nadie quería observar. Sólo un grupo de mendigos, que dormían en el recinto (y creo que siguen allí), daba cierta vida a su interior, invadido por la vegetación y la suciedad. En su artículo, Jordá se felicitaba de que siguiera en pie un recinto como éste, pues su supervivencia daba aire a la memoria de la ciudad. "Por suerte todavía nos queda el canódromo". Ahora desaparecerá totalmente para convertirse en una 'zona verde'.

19 comentarios:

El Pez Martillo dijo...

Ya hemos hablado alguna vez sobre el tema, pero coincido con usted en todo. Mi abuelo me llevó alguna vez allí de pequeño (quién sabe, a lo mejor coincidimos), y también me generaba esa sensación como irreal. Y también lo dije alguna vez en otro comentario, pero yo añadiría al canódromo el viejo velódromo que está al lado (desconozco si también será demolido), conformando los dos como un monumento a la melancolía (Llop también lo menciona, como si uno fuera asciado al otro).

Johannes A. von Horrach dijo...

El velódromo nunca me ha provocado las mismas sensaciones que el canódromo. Entre otras cosas porque no hice 'vida social' en él. Siempre lo he visto vacío, y es cierto que esa soledad puede tener su gracia, pero no alcanza al 'glamour sórdido' de la peña que se movía por el canódromo.

¿Usted con quién iba al canódromo? Yo solía ir con mi padre y algún amigo suyo. En esa época yo coleccionaba las tarjetitas esas de las apuestas, que tenían unas líneas de un color en los costados. Llegué a guardar cientos de esos papelillos. Las recogía del suelo y las metía en una bolsa.

Me gustaría saber cuántos teenagers (y algunos no tan teenagers) que van a estudiar (bueno, que hacen que estudian, ya sabe por qué lo digo) al edificio de la Riera saben qué era ese recinto.

shalom

Anónimo dijo...

sé dónde está el canódromo de Barcelona, pero nunca fui; esto me ha recordado mi visita hace 4 años al hipódromo de Mahón, entre San Luis y Mahón.

son trotones, pero van a toda leche. gané un dinerillo en una carrera.

por cierto anunciaron que un mallorquín había ganado el campeonato de Europa de trotones.

Anónimo dijo...

Pues a mí más que melancolía me da alegría que desaparezcan sitios como el canódromo que no son otra cosa que instituciones de maltrato animal sistemático. ¿No habéis visto nunca cuál es el destiono de los galgos menos corredores o que "ya no sirven"? Ojalá pasara lo mismo con las plazas de toros...
ATINA

Cristina Puig dijo...

Recuerdo la sensación que provocaba en mí el canódromo, mi abuelo solía llevarme. Por una parte me daba pena oir los ladridos desesperados de los perros esperando a que les sacaran de aquellas jaulas verdes, pero por otra sentía ansia y fascinación por ver pasar a la liebre (un viejo trapo sucio) y a los perros libres corriendo tras ella. Sin duda es un lugar que siempre ocupará un recuerdo en mi memoria y en la de mucha gente de la isla.
Le doy la razón a Atina en que los galgos que no servían tenían un cruel destino, a muchos los colgaban dejándolos morir si no servían y a otros los mantenían en pésimas condiciones.
Por cierto interesante personaje el de Bemberg creado por Llop.

Shalom. Que pasen buen dia.

El Pez Martillo dijo...

Pues vaya, parece que a todos nos llevaban nuestros abuelos al canódromo. Y a mi también, niño como era, me fascinaba más lo de la liebre que la carrera en sí, me hacía gracia ver aquello saliendo a toda leche y luego los perros detrás.

Johannes A. von Horrach dijo...

Ximo, creo recordar que no mucha gente solía apostar en el canódromo de Palma. La mayoría se limitaba a sentarse y mirar. O sentarse simplemente, con la vista perdida.

¡¡Atinaaaaaaaaa!!, jajajaja, bienvenida al blog. ¿Y de los derechos de las liebres habrá que decir algo, no? Es decir, que la dignidad de las liebres no merece que las represente un trapo blanco. Eso también debe denunciarse. ¡No a la pseudoliebre de los canódromos! :-)

Cristina, veo que aguantas todavía en la sala de espera, jejeje. Los galgos, frenéticos y algo alucinados, me fascinaban. El momento de la carrera transmitía una vibración muy curiosa para el niño que era. (sobre Bemberg, ¿has leído 'La cámara de ámbar', que es donde aparece el personaje?)

Y sí, amigo Pez, va a resultar que medio blog pasó muchos momentos de su infancia en el canódromo. Tal vez algún día llegamos a coincidir los tres. Yo solía ir los sábados.

shalom

Johannes A. von Horrach dijo...

Bueno, dos aclaraciones: las fotos las hice un par de años ha. No son recientes, aunque el lugar se mantiene muy similar en la actualidad (esta tarde pasaré por allí para pegarle un último vistazo).

He preferido citar más el artículo de Jordá que el de Llop simplemente porque el segundo se ha enlazado completo, mientras que del segundo no tengo enlace. Se trata del texto inicial de su libro 'La ciudad perdida', y no tengo escáner para reproducirlo al completo.

Anónimo dijo...

Es curioso, porque en mi epoca de jugador de basket y previo entreno(Luis Vives) solía "perderme" por allí, con la intención de ver la "liebre de trapo" descuartizada por algun galgo. De hecho nunca llegué a presenciarlo. Me fascinaba ver las cuadrillas de galgos conducidas por una sola persona...saludos

Johannes A. von Horrach dijo...

Así que usted también, Jacob (hola de nuevo, por cierto), tiene alguna historia con el canódromo. Si es que es un lugar muy inspirador, eso sí, para personalidades algo melancólicas.

Le tengo que decir a mi tío el pintor, Tomás Horrach, que suele gustar de retratar (al estilo hiperrealista de López) este tipo de escenarios, si en alguna ocasión ha pintado el canódromo. Si no es así, tal vez tenga tiempo de hacerlo estas pocas semanas (o días, no lo sé) que quedan antes de ser destruido (si no, espero que las decenas de fotos que tengo del lugar le sirvan).

shalom

Anónimo dijo...

Es una buena idea, (conozco algunas obras de Tomás Horrach)aunque tendrá que apresurarse.
saludos

Johannes A. von Horrach dijo...

Pues sí, Jacob, parece que si mi tío Tomás se pone tendrá que darse mucha prisa. Esta tarde me he pasado por el canódromo y he visto que las obras ya están avanzadas. Se ha demolido la torreta central, las jaulas de los galgos y parte de la grada. Imagino que en pocos días, si no se paran las obras, ya no quedará nada del canódromo. Menos mal que ya tenía las fotos hechas.

shalom

Cristina Puig dijo...

Hola Horrach,
La verdad es que me he quedado gratamente sorprendida al saber que tu tio es el pintor Tomas Horrach, uno de los pintores de Mallorca que más admiro desde hace mucho, he asistido a alguna exposición suya es increible como pinta mi familia siempre quiso comprar una obra suya e incluso mi abuela q pinta me regaló alguno copiado por ella. Si estilo realista y la pincelada tan suelta y floja confieren a sus obras una calidad y estilo únicos. Como licenciada en Hª del Arte te aseguro q para mi es uno de los mejores pintores, eso si Antonio López tb es muy bueno.

Un saludo y suerte con la tesis,
Cris (P.D. Sigo en espera :)

Johannes A. von Horrach dijo...

Caramba, me alegro de conocer tu inmejorable opinión sobre el trabajo de mi tío, Cris. A mi me interesa más la pintura expresionista (Chaim Soutine) o postexpresionista (Bacon, Freud) que la hiperrealista, pero mi tío es un buen profesional (además de un tipo muy interesante, de lo poco que se salva de mi familia). Por cierto, ahora vuelve a estar por Palma, tras sus vacaciones en Francia, en Saint Malò (de donde es su mujer).

Por cierto, que si a tu familia le siguen interesando obras de mi tío, tengo que decirte que en casa tengo una docena de ellas (alguna de ellas un retrato de mi señor padre). Si me haces una buena oferta..., jajajaj.

besos y gracias

PD: Jordi se lo toma con calma, no?

Jill dijo...

Vivo cerca del canódromo y en mi infancia aún pude ver desde las verjas del parque de al lado los institutos alguna que otra carrera. Un lugar curioso, extraño a la ciudad, que me llamaba la atención. ¿Carreras de perros? ¡Sorprendente! Me decía para mis adentros.

Ahora todo se ha acabado y tan sólo es un esqueleto. Me acuerdo que, hace unos años pasé por delante y pude ver a los indigentes que lo habitaban, unos personajes curiosos que me dieron para un relato corto.

Ahora, recientemente vacío y carcomido por las malas hierbas, es un lugar sombrío pero precioso, testigo de otros tiempos y marginado por los nuevos. Una lástima para los nostálgicos, para los gatos que se esconden tras la puerta de metal verde y para los millones de pulgas que habitan allí.

Johannes A. von Horrach dijo...

Hola Jill, bienvenida al subsuelo. Bonito comentario el tuyo, por cierto. Yo sobre el canódromo tenía, hace años, una idea para una novela, pero como tantas otras cosas fue ésta una idea que acabé dejando de lado.

shalom

Ricso dijo...

Mi padre tuvo, en alguna ocasión, galgos que competían en el Canódromo de Palma.
Tanto yo como mi hermano ibamos asiduamente. Conozco infinidad de anécdotas. Unas buenas y otras no tan buenas.
Pero si hay una cosa que añoro del Canódromo, es la convivencia que había entre las personas. No importaba si eras gitano, payo, catalán ó mallorquín. Allí todos eramos iguales y nos respetabamos de tal manera que no he encontrado en ningún otro lugar.
Sin en cambio, en los últimos tiempos ese respeto se deterioró notoriamente.

Unknown dijo...

Es una pena, q tengamos unos político q sólo saben pensar en los votos y en cómo ayudar a su corrito de coleguis y familiares... mientras tanto, los ciudadanos, vemos cómo importantes sitios de la ciudad, se abandonan, se tratan de ocultar,.... Los ciudadanos no olvidamos. Nos damos cuenta de lo poco q os importamos!!

billy_1987 dijo...

hola a todos , para mi el canodromo tambien es un lugar nostalgico , siempre que paso por allí le hecho un vistazo al canodromo por si es la ultima vez que lo veo , la verdad esque nome gustaria que lo derrivaran , por cierto sabe alguien en que año lo cerraron ? donde puedo encontrar informacion sobre la historia del canodromo?? gracias de ante mano

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