La modernidad vive obsesionada con la idea de transgresión. Parece como si algo sólo tuviera un cierto valor si alcanza a 'transgredir' ciertas normas o códigos, ya sean sociales o culturales. Pero toda transgresión se articula alrededor de una referencia a la que le debe todo: la ley. Sin ley, no hay transgresión que valga, pues no se ataca nada fijado. Lo problemático es que en la modernidad las leyes y los tabús han perdido gran parte de su poder sagrado, y ello pone en claro peligro cualquier tentativa transgresora. Si no hay leyes fuertes, ¿qué sentido o mérito tiene atacarlas en su raíz?
El director teatral Lluís Pasqual tocaba hace unos días esta cuestión en las páginas de El Mundo (domingo 25 de mayo). Refiriéndose a los impostores estilo Bieito & Fura: "A mí me aburre el desafío gratuito de algunos. Hace 20 años poner una raya de coca en un escenario era un acto revolucionario: hacerlo hoy es reaccionario". En suma, la transgresión es algo que está muy ligado a un tiempo concreto, a un contexto muy delimitado. No es extraño que ciertas obras 'transgresoras' hayan envejecido tan mal. El verdadero arte se debería medir a partir de otros criterios.
Coda: "En el terreno del deseo, las ideas que, de siglo en siglo, calificamos de subversivas para rejuvenecerlas, son en realidad las más conservadoras posibles, tópicos ya trasnochados en el Renacimiento y de los que Shakespeare se burla sin piedad" (René Girard, Shakespeare. Los fuegos de la envidia).
El director teatral Lluís Pasqual tocaba hace unos días esta cuestión en las páginas de El Mundo (domingo 25 de mayo). Refiriéndose a los impostores estilo Bieito & Fura: "A mí me aburre el desafío gratuito de algunos. Hace 20 años poner una raya de coca en un escenario era un acto revolucionario: hacerlo hoy es reaccionario". En suma, la transgresión es algo que está muy ligado a un tiempo concreto, a un contexto muy delimitado. No es extraño que ciertas obras 'transgresoras' hayan envejecido tan mal. El verdadero arte se debería medir a partir de otros criterios.
Coda: "En el terreno del deseo, las ideas que, de siglo en siglo, calificamos de subversivas para rejuvenecerlas, son en realidad las más conservadoras posibles, tópicos ya trasnochados en el Renacimiento y de los que Shakespeare se burla sin piedad" (René Girard, Shakespeare. Los fuegos de la envidia).
4 comentarios:
Hombre, has elegido el día. Precisamente hoy en Vicisitud y Sordidez nos explican "Cómo ser fan de Jean-Luc Godard y no morir en el intento", que por supuesto quedaría cojo con el anteriormente piblicado "Cómo ser fan de Bergman y no morir en el intento"
Hola Supersanti. Pues no sé lo que es esto de 'Vicisitud y sordidez'. Le echaré un vistazo a tu blog, en el que creo que encontraré la solución, ¿no es así?
saludos
Los tengo enlazados, y si no salen en seguida nada más ponerlo en Google. Es un blog hecho por gente que trabaja en distintos campos del mundo del cine, y que hacen artículos desde un punto de vista muy refrescante. Son transgresores en el legítimo y genuino sentido de la palabra.
Gracias Santi, voy a echarle un vistazo. saludos
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