La trascendencia es un concepto plenamente ‘metafísico’ (entendiendo metafísica no en su sentido meramente vinculado a la disciplina filosófica del mismo nombre, sino al operar del saber occidental, no sólo filosófico), es decir, propio de los sistemas nihilistas o expiatorios que han analizado Heidegger o Girard; parte de una concepción fija de la esencia humana determinada como subiectum normativo. En su elevación de un ente a una dimensión superior (que no pertenece al Ser, aunque se pretenda), es decir, en su concepción de un ente supremo como principio superior, implica un no escapar a la dimensión óntica que se pretende superar, ya que el movimiento del trascender mismo no es más que una voluntad de asegurar lo propio, mediante el feedback (‘retroacción’) o vuelta atrás que genera implícitamente. Como apunta Heidegger, el trascender es un sobrepasar que vuelve sobre lo ente.
La figura máxima de la trascendencia es el círculo: como sucede con el término 'revolución' (según su etimología originaria, es decir, astronómica), parece que implica un avance y una progresión, cuando en realidad su movimiento se caracteriza por una inmovilidad esencial, un volver siempre al punto de partida, un cierre del y en el movimiento circular, que es lo que se trata de justificar y consolidar. Se produce un ocultamiento esencial bajo la apariencia del desvelamiento. Por tanto, en la trascendencia no hay ‘paso más allá’, sino que ni siquiera hay paso, no se avanza; todo se articula a partir de una dialéctica que no se mueve de lo propio, la esfera del sujeto. Esta concepción metafísica de la trascendencia no sólo implica a la filosofía, sino que también ha dirigido la dinámica religiosa de nuestra era.
Para Heidegger, este ‘sobrepasar’ del movimiento de la trascendencia sería incluso la metafísica misma, pues su idea básica es la del 'superar algo', es un ir más allá de este algo tomando a este como referencia fija e incuestionada; por tanto, lo que se pretende superar se da por supuesto, como algo incuestionado e incuestionable. Tampoco hay que olvidar que la dinámica metafísica es, por otra parte, puramente antagónica, siempre representándose a partir de aquello que enfrenta y de aquello que es enfrentado. La metafísica se despliega como ‘voluntad de sobrepasar’ que olvida el camino que permite el despliegue. Pero sólo gracias a ese olvido podemos conocer la esencia nihilista de la Metafísica. Dice Heidegger: “sólo porque la pregunta ‘¿Qué es metafísica?’ piensa de antemano en el sobrepasar, en el trascendens, en el Ser del ente, puede pensarse el No del ente, aquella Nada que con igual originariedad es lo mismo que el Ser” (Hacia la pregunta del ser, en Acerca del nihilismo, ed. Paidós).
10 comentarios:
Muy buen texto, Horrach. Se leen siempre cosas muy raras sobre el nihilismo, es decir, no entendidas desde la metafísica, como lo haces bien en este texto.
Saludos
Merci, Phiblogs. Como ya dije una vez aquí, nunca está de más regresar a la problemática del nihilismo, tanto para intentar profundizar en la misma o al menos en tratar de deshacer algunas confusiones habituales sobre el tema.
saludos
Otra prueba más de mi desmoronamiento neuronal: el texto me ha hecho pensar en las sabias palabras del gran filósofo nihilista Guti: "el Real Madrid ha dado un giro de 360 grados". Es decir, hubo una revolución en su círculo filosófico.
No hay sueño más grande en la vida que el Sueño del Regreso. El mejor camino es el camino de vuelta, que es también el camino imposible.
O tal vez como dice Kafka que sólo hay un punto lineal para el retorno.
Saludos
Holloway,
la idea es poner el movimiento de trascendencia en paralelo con la de utopía (por eso la foto), en el sentido de que todo idealismo con voluntad de cierta trascendencia (sea política o religiosa) implica siempre un feedback en forma sacrificial. Es decir, que toda ilusión idealista que trata de mantenerse como tal, sorteando los problemas que la contingente realidad opone a su plasmación, implica un apuntalamiento de sus criterios y creencias en el mundo de los entes, recurriendo a la fuerza y a la coacción. Para decirlo de forma más clara: toda revolución, entendida de la forma descrita en la entrada, o sea, como un escapar a la esencia no-óntica del mundo, implica una violencia sobre la esfera que pretende legitimar-dominar. Se busca un más allá porque se pretende dominar el más acá, proyectando en él lo que el movimiento de trascendencia crea. En la foto, cráneos camboyanos, ejemplo de los crímenes que los comunistas jemeres rojos llevaron a cabo en Camboya para generar un 'mundo mejor'. Dar un 'paso adelante', si no se hace teniendo en cuenta la problemática nihilista de la metafísica, implica casos como este, entre otros.
Amigo Pez, no quiero defender a 'Super Guti Fashion', pero a frases gloriosas todavía le gana su amigo el patizambo Raúl, con esa majestuosidad propia del que se sabe por encima de todo y no necesitado de nada (si acaso de inteligencia). Ante la pregunta de qué libros prefiere, el inmenso Raulillo tascendió su condición de individuo particular señalando su escaso afán de lectura para ir más allá (otro que se apunta a la trascendencia metafísica), sentando cátedra y marcando preceptos a seguir para sus fans: "no soy partidario de que se lean libros"!! Toma ya!!
Ecce Homo Raulín!!!
Hombre, Horrach, eso es como pensar que el albatros de Baudelaire vuela para intentar olvidar la cubierta del barco donde le darán tormento... Hay algo de cierto en que, una vez establecido algo como 'tema' del que predicar, la afirmación de ese algo (realizada en un orden previo y, en ese sentido, superior al de la predicación) no tiene vuelta de hoja. De ahí la importancia de limitar el vocabulario para mantener a los descontentos a raya: por ejemplo, si estar contra el poder llega a resumirse en 'disidencia' o 'crimental', de las partidas que se juegan con esos dados cargados no cabrá esperar nada bueno. La labor de la razón sería, entonces, señalar que no está claro eso de que lo que se supone que estamos hablando, que no cabe darlo como bien definido. Pero no me extrañaría que justo a eso (lo que Savater en los 70 llamaba 'pensamiento negativo') lo llamaran muchos (por la ausencia de 'espíritu constructivo') nihilismo.
Hola Alejandro.
Lo que propone Heidegger es precisamente eso, un pensamiento nihilismo, aunque se trata de nihilismo 'propio'. Sería éste el único pensamiento que nos permitiría cuestionarnos aquello más fundamental, contrariamente al pensar 'metafísico', que busca siempre un aseguramiento de lo que se tematiza, un fijar determinados puntos como base intocable.
Por cierto, me gusta la cita baudeleriana. Hace muchos años que no lo leo a Baudelaire, más de 10.
saludos
Aquí está el artículo de hoy de Llop: 'Manieristas'.
http://www.diariodemallorca.es/secciones/noticia.jsp?pNumEjemplar=1550&pIdSeccion=5&pIdNoticia=267444
saludos, tengo muchas dudas en cuanto sus conceptos, debido a que son unos expertos creo que me podrían auxiliar.
¿que relación tiene la trascendencia con la metafísica claramente?
¿y como se puede relacionar la trascendencia con el arte?
Espero me puedan explicar con su sabia visión estas cuestiones.
Estaré pendiente
Gracias
Llegué aquí buscando ayuda para un texto de Heidegger, muchas gracias, explicas muy bien los conceptos!
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