viernes, 30 de marzo de 2007

TEORÍA MIMÉTICA (2)


EL DESEO TRIANGULAR


El deseo triangular, que es presentado por René Girard en su obra Mentira romántica y verdad novelesca (1961), está formado por tres elementos: el sujeto (deseante), el objeto (deseado) y el mediador (del deseo). Esta última figura es la novedosa aportación de Girard a las teorías del deseo, que tradicionalmente se han sustentado a partir de la oposición sujeto-objeto. Girard escapa a la concepción ‘romántica’ del deseo, es decir, a la que entiende éste como algo que surge espontáneamente del propio sujeto; de forma directa expresaría sus deseos más profundos y supuestamente auténticos.

En la tesis girardiana el mediador del deseo se convierte en el modelo a imitar por parte del sujeto, que es incapaz de desear por sí mismo. Nacemos de la escisión y todos nuestros actos más decisivos van encaminados a intentar suturarla, de forma que buscamos en el otro una soberanía (unificación de lo que la escisión separa) que no creemos posible por nuestras propias fuerzas. El acto primordial de todo sujeto consiste en afirmarse en sí mismo. Con esto no se niega que los individuos puedan tener deseos espontáneos; de lo que se trata es de que los deseos más intensos y con mayor capacidad movilizadora son los miméticos, porque son los que definen toda identidad personal, los que permiten que exista todo sujeto con pretensión de preeminencia. Tras esto no hay otra cosa que la naturaleza mimética del ser humano, el cual parece necesitar del conflicto con los que le rodean para afirmarse en su personalidad (que en esencia es inestable; puro abismo, según Castoriadis); lo Uno siempre se construye a partir de lo Otro. En este sentido, la figura del mediador es la más importante de este triángulo porque es la única que se mantiene un estatus deseable para el sujeto, que ve en su modelo esa autonomía que a él parece escapársele.

Mientras que el modelo se mantiene inmóvil para el sujeto, el deseo concreto por contra cambia constantemente de forma en base a la dialéctica sujeto-modelo (el sujeto sólo desea lo que desea o tiene el modelo, y eso implica que el deseo sucumbe a los caprichos del modelo), la cual posee una capacidad enorme para alterar la percepción de lo real. Un punto determinante en esta teoría de lo mimético, que también se da en su prolongación sacrificial, es que revela la capacidad de transfiguración de los objetos y de la propia realidad que tiene esta dialéctica sujeto-modelo; de ella viven no sólo las relaciones humanas sino el propio mundo de la cultura. Los objetos alcanzan un estatus que no tienen por sí mismos, sino que proviene del prestigio que para el sujeto tiene el modelo. Es la pura rivalidad la que engendra estas nociones, pues no tienen una realidad objetiva. La transfiguración hace que este prestigio acabe pareciendo más real que todo objeto real. Los objetos deseantes se van metamorfoseando e intercambiando hasta desaparecer, dejando al sujeto frente a la realidad de su dependencia y esclavitud masoquista del modelo, de todo modelo.

La tesis girardiana se complica cuando la dialéctica sujeto-modelo alcanza su mayor grado de dependencia, y eso sucede cuando el modelo se convierte en el obstáculo del mismo sujeto. El motivo es muy claro: el sujeto, al desear los mismos objetos que su modelo, entra en directo conflicto con éste para conseguirlos. En realidad, y he ahí la clave de la teoría mimética, el objetivo del sujeto, lo que determina sus acciones y deseos, lo que más ansía, no es el objeto sino el modelo. El objeto es la excusa que necesita el sujeto para entrar en una dinámica conflictiva en la que se juega su afirmación personal. El sujeto pretende ser otro, otro sujeto que parece más seguro de sí mismo, menos deseante y menos dependiente. Pero nunca un solo sujeto puede alcanzar la autonomía absoluta, de modo que la escalada mimética se convierte en una dinámica infernal que no puede detenerse más que por la intervención de la muerte. La lógica deseante únicamente se desvanece bajo tierra.

No hace falta decir que la tesis es todavía más complicada, ya que todo sujeto que lucha contra un modelo (o varios), puede ser, sabiéndolo o no, el modelo de otro sujeto. El círculo mimético es una figura infernal y condenada a la autodestrucción.

(imagen: de la película Inseparables, de David Cronenberg)

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Horrach: Otro film triangular y literario. "Jules et Jim" de Truffaut de los sesenta. Sigue fresca, y Jeanne Moreau hermosa y sensual. Con la dualidad Francia-Alemania.

Johannes A. von Horrach dijo...

Sí, aunque Truffaut no es un director que me guste precisamente, 'Jules et Jim' es interesante desde este punto de vista. Aunque 'Inseparables' tiene unos elementos que la hacen todavía más seductora, como es que los dos personajes que pugnan en el conflicto mimético son dos gemelos. El antagonismo de los dobles es más explícito, incluso asumido estratégicamente por ellos mismos (como cuando se reparten las novias). Además, llegan al extremo del intercambio de personalidades, ya que los roles van cambiando a medida que la película avanza (el hermano débil, el sujeto deseante, se acaba convirtiendo en el fuerte, modelo del que depende en todo el otro).

saludos Verle

Loredana Braghetto dijo...

es Cronenberg mi amigo.

una bestia.

El Pez Martillo dijo...

Siguiendo un poco con lo que decíamos en el post anterior, lo que dice me hace pensar en la figura de Dios como una especie de "modelo absoluto". O más que Dios, los profetas y santos, que funcionan como una especie de modelo de confluencia al que supuestamente todos debemos de seguir y desear ser como ellos, minimizando así, o desviando, el deseo mimético por los demás (aunque nunca podrá ser eliminado).

Me gusta esto de la teoría mimética. Gracias por compartirlo con nosotros.

Johannes A. von Horrach dijo...

Loredana, coño, qué lacónica pero muy expresiva. Bienvenido al Subsuelo.

Pez, es que a Girard hay que leerlo más, jajajaj. Me gusta el comentario que hace, sobre todo por las posibilidades que me da para explicar más cosas de la teoría girardiana. Sobre Dios, fíjese que casi todas las religiones son idolátricas (del griego eidolon), es decir, que adoran imágenes, y eso siempre implica algo mimético (todo esto nos llevaría al terreno de las formas simbólicas culturales, pero ya habrá tiempo de ampliar terrenos más adelante).

Girard diferencia entre dos tipos de mediación: la interna y la externa. La interna es la que nos afecta a todos en el contexto interindividual de la sociedad en la que vivimos, en nuestras relaciones con el prójimo, etc. Es esta un tipo de pugna muy agresiva porque existe un contacto directo entre el sujeto y su modelo, lo que exhacerba la dinámica mimética (el espíritu de competitividad de las sociedades occidentales se asienta sobre este principio).
La otra mediación, la externa, tiene un menor componente conflictivo, ya que implica que el modelo es alguien o algo que está fuera de nuestro alcance directo, con el cual no podremos llegar a enfrentarnos por unos objetos determinados. Es decir: el mediador podría ser un personaje histórico ya fallecido; un personaje mítico (como el Amadís de Gaula, al que el Quijote venera y sigue); una estrella de rock, etc. En este segundo tipo entraría la figura de los santos, profetas y Cristo mismo.

shalom!

Jarttita. dijo...

Bueno, las instituciones religiosas no son tontas: es difícil adorar algo que no se ve. "Ver" como "sentir real".

Johannes A. von Horrach dijo...

Hola Jart.

Bueno, en las sociedades primitivas es difícil hablar de lo que son instituciones religiosas y lo que son otras cosas, pues el concepto 'religión' como algo distinto a otros como 'sociedad' o 'arte' es más o menos reciente. Lo digo más que nada porque lo que se refiere al mimetismo puede implicar alguna estrategia personal o colectiva, pero que en esencia es algo inconsciente, parte de la esencia de lo humano, del sapiens demens.

Sobre el 'ver', el eidos griego implica que todo conocer es un ver algo, un descifrar formas.

shalom!

R. Basar dijo...

Un enlace con un vídeo sobre un experimento en la universidad de Stanford, que creo que puede ser muy interesante de interpretar a la luz de las tesis de Girard.

Saludos.

Johannes A. von Horrach dijo...

Gracias, Lechuza por el enlace. Conocía este estudio (es muy famoso en su ámbito) del doctor Zimbardo, y desde que lo descubrí siempre lo asocié precisamente a las tesis de Girard sobre la naturaleza humana. Parece hecho por alguien de su cuerda. Como dato curioso, lo llevó a cabo la universidad de Stanford, donde Girard dio sus mejores años académicos, aunque el experimento es anterior (1971) al ingreso del francés en Stanford.
Sobre el experimento en sí, se han hecho documentales y alguna pelícyula (recuerdo una más o menos reciente, alemana).

Creo que se discutió el criterio de Zimbardo a la hora de escoger a los cobayas humanos (parece que algunos de los carceleros no estaban tan cuerdos como decía Zimbardo), pero creo que no invalida en general la tesis central: que cualquier persona, por civilizada que sea (o parezca), puede expresar una personalidad radicalmente diferente en una situación límite o, como mínimo, muy diferente de la que constituye su ámbito cotidiano. Gracias por el enlace.

Lechuza, gracias por el link. Enlazo su blog; muy interesante.

saludos

Unknown dijo...

Las teoría de Girard me recuerdan a las de Erich Fromm, ¿está de acuerdo?

Johannes A. von Horrach dijo...

Bienvenido al subsuelo, Dani.

¿Podría explicar por qué lo dice?, dado que si puede haber ciertas analogías, las diferencias me parecen mayores (eso dicho sin ser un experto, ni mucho menos, en la obra de Fromm).

saludos

Unknown dijo...

Yo he leído mucho más de Fromm, quizás peque de ignorancia. Entiendo que son teorías diferentes, pero creo que los dos tratan en algún momento y de alguna forma sobre la sumisión y el sadismo, sobre el deseo de unión al grupo, sobre el deseo de ser deseado, el nacimiento de la cultura y los sentimientos de soledad inherentes al ser humano. Fromm habla del miedo a la libertad y de sentimientos de inferioridad e insignificancia que llevan al hombre a un deseo de fusión con otros, fusión en el sentido sádico-sumiso. Fromm relata como en la Alemania nazi la pobreza de la mayor parte de los ciudadanos les llevó a sentirse insignificantes, y esa insignificancia les llevó a su vez a apoyar un régimen fascista que les otorgaba un poder que como individuos carecían; al volverse sumiso del nazismo, los individuos se sentían en cierta medida poderosos, porque se atribuían individualmente el poder del grupo nazi. En este sentido, creo que Fromm tiene una cierta relación con la teoría mimética de Girard. En el mismo sentido, toda unión al grupo supone en una u otra medida una sumisión o sadismo, una especie de mimetismo que nos una al grupo y nos aleje de la soledad, de la escisión que sufrimos al nacer.

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Se me olvidaba añadir, corrígeme si me equivoco en lo que atañe a Girard, que tanto Fromm como Girard ven el sadismo y el masoquismo como dos caras de la misma moneda. El sádico es tan dependiente del masoquista como éste del primero, forman una unión de dependencia mutua. Muy interesantes las teorías de Girard, tengo ganas de saber más de sus teorías.

Johannes A. von Horrach dijo...

Sí, esas equivalencias más o menos las conocía. Pero se trata de analogías en lo que atañe a las conclusiones (o a ciertas conclusiones), pero dado que no conozco en profundidad las tesis de Fromm no sé si éste consigue llegar a aislar alguna causa que explique dichas conclusiones. Girard sí lo consigue, sobre todo con sus dos principios básicos como son el 'deseo mimético' y el 'mecanismo sacrificial', que yo he tratado de aunar en mi tesis doctoral bajo el principio identitario, que considero la estructura básica del ser del hombre.

De todas maneras, aprovecharé la coyuntura de su aparición en este blog, para ponerme a leer más en serio a Fromm.

Si le interesa conocer mejor la obra de Girard, en este blog encontrará bastante material. Y, si no, el 85 % de lo que ha escrito está tradiucido en español.

saludos

Anónimo dijo...

tremendas relaciones cuadrangulares, Girard se queda chico: http://www.lanacion.com.ar/1554612-edith-casas-contrajo-matrimonio-con-el-asesino-de-su-hermana-gemela

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