El pensador español Felipe Martínez Marzoa está de acuerdo con los Monty Python en que un enfrentamiento entre las potencias filosóficas de Grecia y Alemania (los dos 'dream team' del logos) se saldaría con victoria helena (aunque sea por un ajustado 1 a 0 y en el último minuto). Los motivos tendrían que ver con el diferente trato operado a la cuestión de lo absoluto y del desarraigo que la imposibilidad de presentarlo implica.
En el Idealismo alemán la conciencia de la escisión originaria (la que implica la aparición de la reflexión, con la separación de sujeto y objeto) que se impone claramente, abriéndose de esta manera una dimensión de desarraigo como hasta la modernidad no se había conocido, y cuya influencia se ha extendido a todo espacio cultural y social de Occidente hasta nuestros días. Según Marzoa, el idealismo alemán, a diferencia de la filosofía griega, proyecta afirmar dicho estado de disolución (la imposibilidad de postular ningún principio como garantía absoluta de validez), tratando de fijar el desarraigo como sujeto. Pero Marzoa señala que el preguntar filosófico no consiste en un “instalarse en algún otro modo de saber o decir; la pregunta filosófica no tiene estatuto; es irreductiblemente desarraigo” (Hist. de la Filos. II, p. 110). Y es que, en el discurso moderno, la ruptura, la pérdida, tiene ya el carácter de autocerteza y de afirmación, afirmándose así la ‘inconsistencia’ real de las cosas (Marzoa, p. 114). Sin embargo, en Grecia (en Platón, por ejemplo) las cosas son en principio algo consistente; sólo es cuando las analizamos mediante la reflexión que esta consistencia inicial se nos escapa. Tampoco en el pensamiento griego se promovería un ‘instalarse’ definitivo, sino que se mantiene una cierta distancia con el instalarse mismo, con la identidad. Por tanto, en Grecia la dimensión del desarraigo estaría más presente, no como tema (al menos no como tema con pretensión de clausura), sino como fondo inmanente.
En el Idealismo alemán la conciencia de la escisión originaria (la que implica la aparición de la reflexión, con la separación de sujeto y objeto) que se impone claramente, abriéndose de esta manera una dimensión de desarraigo como hasta la modernidad no se había conocido, y cuya influencia se ha extendido a todo espacio cultural y social de Occidente hasta nuestros días. Según Marzoa, el idealismo alemán, a diferencia de la filosofía griega, proyecta afirmar dicho estado de disolución (la imposibilidad de postular ningún principio como garantía absoluta de validez), tratando de fijar el desarraigo como sujeto. Pero Marzoa señala que el preguntar filosófico no consiste en un “instalarse en algún otro modo de saber o decir; la pregunta filosófica no tiene estatuto; es irreductiblemente desarraigo” (Hist. de la Filos. II, p. 110). Y es que, en el discurso moderno, la ruptura, la pérdida, tiene ya el carácter de autocerteza y de afirmación, afirmándose así la ‘inconsistencia’ real de las cosas (Marzoa, p. 114). Sin embargo, en Grecia (en Platón, por ejemplo) las cosas son en principio algo consistente; sólo es cuando las analizamos mediante la reflexión que esta consistencia inicial se nos escapa. Tampoco en el pensamiento griego se promovería un ‘instalarse’ definitivo, sino que se mantiene una cierta distancia con el instalarse mismo, con la identidad. Por tanto, en Grecia la dimensión del desarraigo estaría más presente, no como tema (al menos no como tema con pretensión de clausura), sino como fondo inmanente.
* Grecia 1 (Sócrates, minuto 90)- Alemania 0.
Grecia: Platón; Epicteto, Aristóteles, Sofocles, Empédocles; Plotino, Epicuro, Heráclito, Demócrito; Sócrates y Arquímedes.
Alemania: Leibniz; Kant, Hegel, Schopenhauer, Schelling; Beckenbauer, Jaspers, Schlegel, Wittgenstein (Marx, 85'); Nietzsche y Heidegger.
(entrenador alemán: Martin Lutero).
árbitro: Confucio (tarjetas: amarilla a Nietzsche).
jueces de línea: Santo Tomás y San Agustín.
árbitro: Confucio (tarjetas: amarilla a Nietzsche).
jueces de línea: Santo Tomás y San Agustín.
15 comentarios:
El árbitro favoreció a Grecia.
Wilkommen, mein freund Pez!
Bueno, puede que el árbitro, pero sobre todo el entrenador teutón, ese Lutero que no se decidió a sacar al campo a su gran delantero-rematador, a ese cazagoles, a ese auténtico Van Basten de la filosofía que se hace llamar Johannes Antonius von Horrach, ¿lo conoce usted? Imagínese que tridente ofensivo: ¡¡Heidegger-Nietzsche-von Horrach!!
auf wiedersehen!
José María García no ha dicho nada al respecto:p?.
Lo mejor es el árbitro...:P.
Tiempo sin pasarme por aquí, Horrach, así que paso directo al ataque:
1. Si el árbitro es Confucio, ¿a qué poder sirve, tan omnímodo que el partido no es libre?
2. Conciencia de la escisión entre sujeto y objeto en el Idealismo alemán: hablábamos de eso hace poco en mi blog y proponía la abstracción como sutura y las matemáticas como lenguaje del sastre. Ahora corrijo porque a esa tradicional escisión le ha sucedido al sujeto otra múltiple e íntima: en sí, a través de la pérdida de los referentes, al menos de la conciencia de los mismos.
Por lo tanto, la sutura sería más bien refugio de desolaciones. Si el sujeto era la última frontera, en su sagrada autonomía, en su intangibilidad, esta fragmentación exponencial que vivimos no tiene cosido que valga. Perdidos sin duda, vale, pero disueltos en lo infinitésimo -que es el límite al que tiene ese fraccionamiento- es estéril. Además de cansado.
(Una vez cumplidas ciertas obligaciones con la patria, me pasaré más por aquí).
Saludos, Bartleby.
Wilkommen, Bart, encantado de verle de nuevo por aquí. Descuide, que el chiringuito no cerrará mientras un servidor sea un bicho del subsuelo, y creo que todavía me queda.
Sobre el 'partido del siglo' (éste sí, y no la mandanga del Nou Camp), lo que más gracia me hace son las protestas de mis primos alemanes, que todos formulan sus quejas en base a sus tesis filosóficas. Mientras Kant y no recuerdo cuál más protestan de esta manera tan estupenda, llega Marx y se limita a señalar que Sócrates estaba en fuera de juego...
Recuerdo que hablamos sobre la escisión en su blog el otro día. Lo que pasa es que yo llevo un empacho importante de este tema (los 'vermalische werke' creo que se podrían llamar), de ahí que insista en el tema (y lo que queda todavía por insistir). De momento, aplazo contestarle hasta mañana (entenderá que a estas horas...), pero me alegro que aporte usted pólvora a la discusión, a ver si otros, como Pez Y Dianoia, se animan también.
Por cierto: ¿cuál de los dos equipos prefiere usted? Ya sé que lo más bonito (y lo más inteligente) es decir que los dos, que pasamos de antagonismos y tal, y que bebemos de las dos aguas, pero tampoco está mal significarse de vez en cuando aunque sea por capricho.
bis morgen, Bart!!
Los chistes eruditos de los Monty son de mis preferidos. Sobre todo el de hacer un resumen en quince segundos de En busca del tiempo perdido, el del partido de fútbol y la universidad australiana en la que todos se llaman Bruce. Se les notaba que eran chicos de Oxford y Cambridge.
Supersanti, Wilkommen.
De los Monty me gusta casi todo (en general tengo empatía por el humor británico, tan diferente del americano), pero creo que su mejor gag es ese que cuentan (yo no he visto imágenes) del funeral de Graham Chapman, cuando Eric Idle lleva las cenizas del muerto en una urna, tropieza por unas escaleras y las cenizas se esparcen por el suelo, ante la sorpresa sepulcral y asombrada de los asistentes. Al final resulta que fue todo una broma de Idle, que tropezó a posta y tal, para reírse de las caras de pánico de la gente.
saludos
Bartleby, que con los 'vermalische werke' (me quedan 24 horas de contracciones) se me escapa lo pendiente:
creo que la segunda escisión a la que se refiere, esa de ecos múltiples que invade al sujeto, es lo que caracteriza a la modernidad (a la era de la crítica), abierta por Kant en filosofía. Todo lo que hasta ese momento parecía intocable y consistente se derrumba. Y este proceso de derrumbe se ha prolongado hasta nuestros días, aunque paradójicamente nuestros contemoráneos mayoritariamente lo perciben no como el resultado de la razón crítica, sino como el signo identitario de nuestros tiempos y nuestras culturas. Por eso se suele percibir esta escisión como desarraigo en su vertiente más negativa, en la que anhela certidumbres y certezas, no en la parte más creativa, la de la dimensión de apertura heideggeriana.
saludos Bart, nos vemos por aquí y por su blog
bis morgen!!
Horrach: en el relevo de Wittgenstein por Marx, en el minuto 45'(el descanso)está la clave del partido. Era de manual, pero de manual de Valdano, obsoleto ya, de cuando Savater era PNN.
Claro que una delantera, con Nietzsche y Heidegger de interior y extremo izquierda, que no pudo pasar de la línea media griega...
Hola Verle.
Yo también creo que Lutero se equivoca en enviar al gran Wittgie a los vestuarios. Como se puede ver, Marx saca mucho pecho, mucha carrerita intimidante en la banda, pero luego es incapaz de cambiar la dinámica del partido (lo veo un poco Rochemback, la verdad).
La dupla atacante teutona sí que es cierto que decepciona algo. Pero, claro, es que estos dos tanques nihilistas son rematadores natos, y como no les llegaban balones...
saludos
Heidegger (y Nietzsche un poco también), debió de tener algún conflicto en ese partido, por aquello que decía de "nosotros, los griegos"
Creo que ha acertado con la clave, Pez: es la putada de ser más joven, que los alemanes estaban empapados de filosofía griega, mientras que los griegos ni sabían quién era Heidegger o Kant. Ese desconocimiento a los helenos los beneficia, mientras que los alemanes, frente a frente ante sus ídolos, sufrieron 'miedo escénico', demasiado respeto les tenían que sólo se atrevieron con el árbitro (Nietzsche, Kant, Hegel y Marx le protestan de lo suyo). Fíjese como sólo el ceporro de Beckenbauer, que no sabe ni lo que es un libro, mostraba alguna gana de hacer algo.
A todo esto: ¿tenemos a la selección española clasificada para este campeonato? Parece que ante la ausencia de fichas (qué pocos filósofos tenemos, la verdad, y la mayoría de esos pocos qué malos son) hemos tenido que reclutar a nacionalizados, como el Tigre de la Pampa (¡qué gran cabeceador, al estilo Santillana!), poner al kaiser Marzoa de mediocentro y al 'águila de Vigo', Arturo Leyte, bajo los palos. Con Ortega apoyando al fino y serio Marzoa en el centro y con los pegajosos Suárez y Zubiri en la retaguardia, yo creo que podemos tener un buen cerrojazo, ¿no le parece? Nos falta un Gattuso... ¿Duque?
saludos
Se me ocurren unos cuantos nacionales más: Trias, Zambrano (bueno, jugaría en la liga femenina), Unamuno (no filósofo al 100%, pero mejor que otros que sí lo son), Gustavo Bueno. A Savater no sé dónde colocarlo.
Eso por no hablar de los antiguos: Séneca o nuestro filósofo local, Llull.
Zambrano no vale, ya lo dice usted (a no ser que le pongamos barba y rabo postizo), Unamuno creo que puede ser nuestro ofuscado Gattuso, siempre encima del árbitro y 'cuidando' los tobillos de la estrella rival. Al Bueno lo dejamos para el lateral derecho (estilo Iñaki Sáez en su época en el Bilbao), a soltar tabarrazos; y a Savater de ágil y vivaracho extremo izquierda.
Trías no vale, que va de divo y no pasa de galáctico estrellado, de promesa hinchada por los medios (Trías es nuestro Prosinecki), así que fuera de la convocatoria. A Llull lo veo más de entrenador, al estilo Mourinho; cerebral y estrambótico al mismo tiempo.
saludos
Por cierto, sobre José Mourinho:
http://www.youtube.com/watch?v=BAI5x4BBD6o
(el carrerón enloquecido que se pega por la banda de Old Trafford es cuando en el último minuto el Oporto empató al United, pasando así hacia la final de Champions que ganaron en 2004 al Mónaco. ¡Grandes momentos!)
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