(disección publicada hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
Queridos
hermanos, os habla vuestra inspirada lideresa Francina. Acoged mi
palabra en estos tiempos de tribulación, ahora que se acerca la
Natividad del Señor. Es la tercera misiva que os envío, pero tenéis
que reconocer que no sois un pueblo especialmente considerado con las
leyes divinas: así, es preciso reiterar la prédica para convertiros
en santos por Cristo Dios. Quiero que sepáis qué clase de batalla
estoy librando para salvar vuestras almas siempre en peligro de
descarriamiento. Ya me traicionasteis hace un tiempo idolatrando a
Trismegisto Bauzanis, pero si hacéis “acto de constricción”
(Paulo Ecclesias 6, 21) seré generosa y así podréis ir en paz con
mi boleto plebiscitario en la mano.
Caminemos
juntos por el camino del amor, asidos a la fe retroprogresista,
anatemizando a los que se decanten por la impureza. Revestíos de
virtudes sacras: aceptad el uso del biciclo, huid de los festejos con
bóvidos de lidia, abonad el eco-óbolo. Y, como exige nuestro
hermano el viejo taumaturgo Pujolis, la lengua catalina debe ser el
camino, la verdad y la vida. Y si no lo entienden así los filisteos
con bata de nuestros sanatorios balearenses, el látigo de Jehová
caerá sobre sus cabezas. Guardaos de la falsa circuncisión de
aquellos sepulcros blanqueados que hacen ver que están con el Pactus
pero que en verdad conspiran contra él con sus discursos especiosos.
Como el felón Pedro, que ha caído en desgracia a mis ojos, siendo
reemplazado por el prócer Junquerus, pródigo en lágrimas y ahora
cautivo de los romanos.
La
palabra del Processus no nos ha bendecido como sus profetas
anunciaban, pero eso es responsabilidad de Hispania, ese Leviatán
que nos zarandea inicuamente y que desea saquear nuestros tesoros. La
causa del evangelio consiste en la abolición del autoodio, y como
dice nuestro añorado arúspice, “la DUI os dejo, la DUI os doy”
(Puidemontis 15, 9). No es una falsedad que no haya abierto la boca
contra el Cupus vascongado, como me recrimina algún fariseo en el
ágora. Bien es cierto que nos perjudica, pues divide nuestra
recaudación, pero sin duda la envidia es más esplendorosa que la
justicia, de ahí mi caritativa mirada hacia el acuerdo del
Conciertus Economicus, que un día cambiará de manos y santificará
nuestras arcas. Recordad que cuando voy a Hispania obtengo réditos,
y ahora serán menos onerosos vuestros peregrinajes allende los
mares, con un ahorro que podríais destinar justamente a mi botica
inquense.
Que
vuestro espíritu sea custodiado por la parusía de mi futura
victoria contra los sediciosos peperenses y los facciosos ciudadinos
que os confunden. Que la gracia de nuestro Señor Junquerus esté con
todos vosotros. Por el Pactus, el Cupus y la sardana, amén. Podéis
ir en paz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario