(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
Hace unos días, en estas mismas páginas, John Muller
(en la imagen) se refería a ciertas interioridades de nuestro modelo de
financiación económica. Decía, referente a una recomendable
coordinación del mercado estatal, que las comunidades autónomas que
“más impuestos crean para obstaculizar la unidad de mercado
interior, mejor financiación reciben. Lo mismo sucede con el
Impuesto sobre el Patrimonio”. Este mismo patrón de incentivar
conductas perjudiciales para el bien común la padecimos con el
origen de la Crisis: las famosas hipotecas subprime. Si recuerdan el
mecanismo, los vendedores de hipotecas cobraban la mayor parte de su
sueldo en base al número de hipotecas que fueran colocando a sus
clientes. Ya sé que a toro pasado parece fácil calibrar que este
método acabaría produciendo lo que sucedió, pero es lo que hay:
repartir hipotecas a mansalva, sin control alguno sobre si podría
ser devuelto el dinero cedido por el banco, generaría necesariamente
un enorme globo con aire tóxico en su interior. Así comenzó lo que
estalló como un Bing Bang financiero, arrollando las economías del
mundo occidental. También encontramos ese mismo patrón alocado en
la gestión de bancos importantes. Tan seguros estaban (y el tiempo
les dio la razón) de que, en el caso de caer, los Estados acudirían
a su rescate, que reforzaron exageradamente sus operaciones de
riesgo. Si sabemos que hay red bajo nuestros pies, nos descontrolamos
inevitablemente, huimos de la cautela. Es ley de vida en el homo
sapiens demens.
También encontramos rastros de este modo de proceder en
la corrupción política de la que Baleares representa un hito
nacional. Un dato primordial a tener en cuenta es el exageradísimo
número de políticos aforados que hay en España, unos 10 mil.
Políticos que serán juzgados por tribunales politizados (con jueces
elegidos por los partidos del Parlamento), robándole la jurisdicción
a las audiencias ordinarias. ¿Qué sentido tiene tanto político
aforado (en otros países nos sobran dedos de una mano para contar
los aforamientos) si no estamos pensando en términos de cultivo
intencionado de la corrupción? Cuanto más seguro está un potencial
corrupto de que será juzgado por un tribunal amable, más furia
pondrá en el saqueo del dinero público. Me creeré de verdad que la
partitocracia no es estructuralmente corrupta cuando elimine, como
pretende UPyD, esta orgía de aforamientos, aceptando ser juzgados
como los simples mortales; y cuando se anticipen a policía y jueces
a la hora de señalar a compañeros de partido corruptos. No será
porque haya poca corrupción, pero el número de delincuentes
denunciados por los suyos es igual a cero. Luego montan comités
éticos para jugar al tartufismo, pero el comodín de los
aforamientos permanece intocable.
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