(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
La estrategia sigue vigente, pero sus entrañas se
muestran cada vez con mayor nitidez. Visto desde fuera, parece como
si los partidos de poder (PP, PSOE, CiU y PNV) fueran
irreconciliables, enemigos siempre enfrentados, pero en los temas que
afectan a su modus vivendi, aquellos que los sustentan como
casta, siempre se ponen de acuerdo. Esta semana hemos vivido un caso
paradigmático: el acuerdo para repartirse entre todos las sillas del
CGPJ. A la hora de mantener en pie la politización de la justicia
(iniciada en 1985 por el primer gobierno González) alcanzan
casi la unanimidad, con la inestimable ayuda de IU, al que algunos
despistados consideran una alternativa contra el sistema, olvidando
hechos como éste o su participación encomiable en los consejos de
administración de las nefastas Cajas de Ahorros. Sólo UPyD se ha
salido del redil para defender en solitario la división de poderes.
La casta busca asegurarse el control del poder judicial, en un
momento de corrupción nunca vista, lo que arroja a la ciudadanía
una imagen deplorable de sus representantes.
Otros temas recientes demuestran los privilegios con que
cuenta la partitocracia en España. Me refiero al informe realizado
por el Tribunal de Cuentas (EL MUNDO, 8 de noviembre) sobre la
insólita financiación de los partidos, que viven mayoritariamente
del dinero público (85 % del total de sus ingresos), mientras
mantienen deudas astronómicas: el PP debe 77 millones, el PSOE 70,
CiU 10'18, IU 8'52, etc. Lo curioso es que sigan recibiendo ayudas
públicas y libre financiación bancaria, mientras que familias y
empresas no obtienen tanta facilidad de crédito. El caso de Unió en
más chocante si cabe, porque a pesar de su situación financiera,
consiguió que la banca le prestase 2'5 millones ¡sin intereses!,
además de una condonación de deuda por razón de 650 mil euros. Por
no hablar del PP, que a pesar de su deuda mayúscula, y en pleno
apogeo de la Crisis, ha sido capaz de gastar en asesores y
colaboradores cantidades industriales, más de 7 millones al año
desde 2008.
Para acabar de redondear el círculo, incluso participan
del festín sindicatos y patronal, también actores del teatro de las
Cajas de Ahorros, a cuenta de los cursos de formación, ejemplo de
cómo funcionan algunas cosas en este país: un dinero que debería
servir para formar a empleados, es usurpado por las organizaciones
que lo gestionan, mientras que el paro alcanza un record terrible del
27 %. Se dice a veces que estas prebendas tienen como verdadero fin
mantener la 'paz social' pero, viendo cómo se articula su sentido,
este concepto podría integrar perfectamente las páginas del
orwelliano mundo de 1984.
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