Visto desde un punto de vista subsuelítico (y no sólo), no puede ser más fascinante la historia de Rodrigo Rosenberg, el abogado guatemalteco que se hizo asesinar para acabar con el gobierno del presidente Álvaro Colom. Ante un hecho tan insólito es complicado encontrar precedentes (1), pero la ficción acude en nuestra ayuda. Parece ser que en dos obras de Chesterton (El extraño crimen de John Boulnois) y Torrente Ballester (La muerte del decano) sucede algo similar, y también en dos de mis películas favoritas un hombre encarga su propia muerte. Se trata de Le diable probablement (1977), la penúltima obra del grandioso Robert Bresson, en la que un joven desencantado paga a un yonki para que le pegue un tiro en un cementerio (cosa que acaba sucediendo), y también de la única película rodada en inglés por Aki Kaurismaki, I hired a contract killer (1989), de la que ya he hablado en este blog, en la que un depresivo Jean Pierre Leaud, incapaz de suicidarse por mano propia, encarga su liquidación a un profesional. La condición: que lo mate de forma súbita en cualquier momento de su vida cotidiana; él no quiere saber el momento exacto en el que morirá. Sin embargo, entre la firma del contrato y su cumplimiento Leaud se enamora de una rubia que vende flores y, claro, ya no quiere suicidarse... pero no encuentra la forma de ponerse en contacto con su asesino para romper el pacto, lo que da pie a situaciones más divertidas que sombrías. El genial Rosenberg habría sido un guionista ideal para el ojo de Bresson o Kaurismaki.
(1) En el sitio donde trabajo una chica asegura que a los 17 años contrató a un sicario para que la matara, pero su testimonio, dados ciertos antecedentes de la muchacha, no resulta demasiado fiable.
(1) En el sitio donde trabajo una chica asegura que a los 17 años contrató a un sicario para que la matara, pero su testimonio, dados ciertos antecedentes de la muchacha, no resulta demasiado fiable.
19 comentarios:
Pues sí, a mi también me llamó la atención esta noticia, como todas las que se mueven en la delgada frontera entre la realidad y la ficción. Me produjo vértigo y desasosiego. Y realmente creo que Rosenberg merecería un oscar al mejor guión original (a título póstumo, claro).
un abrazo
Suponiendo, claro está, que sea cierto que él lo pergeñó. De las muchas cosas no aclaradas, la principal es ésta: ¿en qué salía beneficiado Rosenberg?
Disculpe, Horrach en su perfil veo que incluye a Vermal entre sus autores favoritos. ¿Le conoce usted personalmente? Yo tengo una buena relación con su hijo, un tipo estupendo.
Ponte, a mí tampoco me cuadraba la historia de Rosenberg, pero he leído que estaba muy enamorado de la mujer que, junto con su padre, habían asesinado semanas antes, y de cuyos crímenes Rosenberg culpaba al presidente Colom. Parece que tenía pocas fuerzas para vivir sin la tal Marjorie, de ahí que teniendo en cuenta este detalle la verosimilitud de la historia cobre cierta consistencia.
En cuanto a Juan Luis Vermal, 'el Tigre de la Pampa', no sólo lo conozco sino que es mi maestro. Ha sido profesor mío durante años en la UIB, también con unos seminarios que ahora han fructificado en un grupo de investigación (el CRIPCON), etc. En el blog a veces he hablado de él, incluso le dediqué una entrada, ésta: http://horrach.blogspot.com/2009/04/homenaje-vermal.html
saludos
No tenía esos detalles tan interesantes del caso Rosenberg. Es, realmente, el núcleo de un buen relato.
Me alegra mucho la coincidencia de Vermal. El hijo también es un tipo muy inteligente y discreto, como usted describe a su padre en el enlace. Por cierto, ¿sabe usted que Vermal (padre) tradujo "Fuga sin fin", de Joseph Roth? De dónde sacará el tiempo alguna gente qu´envidia.
Sabía de otras traducciones de Vermal padre, pero no de 'Fuga sin fin', que me llama positivamernte la atención. Por cierto, ¿Vermal hijo también es traductor, verdad? Ya que estamos, y dado que mantiene contacto y amistad con Lucas Vermal, ¿sería mucho pedir que trate de convencerlo para que se traiga (si puede) una copia de su 'Ich bin Enric Marco' a Palma de Mallorca y la presenta en algún centro cultural (Sa Nostra, La Caixa, etc.)? Aquí no se ha estrenado el documental, y estaría muy bien que se hiciera en una tierra en la que Vermal hijo ha vivido bastantes años si no me equivoco. Incluso se podría aprovechar para la ocasión a Vermal padre para que, en la línea de sus referencias metafísicas más importantes (Derrida, Heidegger, Deleuze, etc.), ilustrara la película a partir de una disección de la idea de identidad.
saludos
Hola Horrach, qué tal, ya veo lo que me he perdido.
El artículo sobre Venecia me recuerda a la película Amores perros y el perro que se pierde bajo el entarimado de la casa. La realidad frente a la apariencia (la apariencia que se nos vende al menos) acechando bajo la superficie perfecta, a poco que se escarbe, no sé si ya lo había comentado. Me gustaría ver Venecia en Carnavales,eso sí, lo apuntaría en una lista de hacer antes de, acabo de ver Ahora o nunca, aunque para películas sobre la muerte me quedo un rato largo con Los cerezos en flor, se la recomiendo, esta última, si no la ha visto.
Y para comparaciones:
http://video.tiscali.it/canali/truveo/595929123.html
http://www.youtube.com/watch?v=0jsqnnIzohA&feature=related
Hace ver el por qué de los castratto, pobres.
No soy entendida en música clásica, ni en música en fin, pero creo que tienes razon respecto a Richter y Gould, en estas piezas que nos dejas. Sonará raro, pero las pausas de Gould son raras, dan la sensación de que se estuviera olvidando de la melodía o estuviera aprendiéndola, digamos; tuve que escuchar de nuevo a Richter para entender plenamente el significado. Quiero decir que en Richter encajan, son parte de la música, maneja mejor el silencio.
T’has oblidat de Trois Couleurs: blanc, de Kieślowski. Per a mi el suïcidi per encàrrec en aquesta pel•lícula —tot i no ésser el leit motiv de la trama— adquireix un realisme, brut i alhora tendre, que poques vegades he pogut constatar quan es tracten aquests temes de naturalesa tan sòrdida.
Biel Seguí
Hola de nuevo, Artqwin, encantado de verlo de nuevo por aquí. No conocía hasta ahora 'Los cerezos en flor', pero me la apunto, gracias.
Bielet, fa molts anys que vaig veure 'Blanc' i ara mateix no recordava s'argument (recordo a sa preciosa Julie Delpy i al seu marit polac). Serà qüestió de tornar a veurer-la.
saludos a ambos
Horrach, disculpe el retraso con que le contesto. Vermal hijo acaba de ser padre. En todo caso, se lo comentaré. ¿Quién debo decir que hace la propuesta?
Caramba, otro nieto para Vermal padre. Me alegra la noticia, mi enhorabuena para el padre, Vermal hijo. Espero que sea niño, más que nada para que el apellido Vermal tenga continuidad.
Si es tan amable, Ponte, dígale a Vermal hijo que la propuesta la haría Juan Antonio Horrach Miralles, doctorando en la UIB e integrante de un grupo de investigación dirigido por su padre (CRIPCON).
saludos y gracias
Tomo nota y doy traslado a su propuesta. En cuanto sepa algo le cuenta. Un cordial saludo, Ponte
Vermal acepta. ¿Podría mandarme un email a mi correo?
¡¡Bien!! De acuerdo, le envío un mail... ¿pero a qué correo? En su perfil no aparece ninguno.
Si quiere, puede escribirme al mío, que aparece en mi perfil.
saludos y muchísimas gracias por las gestiones
anda aquí el horrach, el facha de san José, el mierda de estética de campos de concentración, pobrecito da pena...
Me emociona usted, querid@ anónimo. Pensar que tras tantos años (abandoné Sant Josep un lejano 1996) hay alguien que guarda un espacio en su corazoncito y en su recuerdo para alguien tan insignificante como yo le alegra a uno el día. No soy digno.
Eso sí, por otra parte, algunos detalles colaterales de su amable mensaje me preocupan: que un sábado noche, pasadas las 3 de la madrugada, alguien se dedique a buscar referencias sobre el suicido en internet me hace temer por su salud. Espero que no sea nada, y que con un poco de Prozac pueda salir del entuerto.
saludos cordiales
Sí, Juan antonio horrach miralles, tan insignificante. Veleidades de estética nazi. La psicopatía no tiene cura. Peligroso, si además se está en el embrollo del autoodio. Cuide su salud, que las taras neuronales no remiten.
Qué tremendista es usted, mon dieu, típico ejemplar de la subespecie patriotera que puebla algunos reductos de esta isla.
Pues nada, cúidese usted también, aunque me disculpará que en mi despedida no me pueda remitir a su nombre, porque aunque sé quien es usted (le vi el sábado a mediodía en Algaida), mis taras neuronales no me permiten recordarle totalmente.
Anónimo:
No es muy elegante eso de citar el nombre completo de los demás y, al mismo tiempo, presentarse como un anónimo. Menos mal que Horrach ya sabe defenderse de estos temas.
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