miércoles, 20 de mayo de 2009

LA HORA DEL LOBO


Representar pesadillas e interioridades subsuelíticas no es una tarea fácil, y lo que se ha hecho al respecto en el mundillo del cine representa una buena prueba de esa dificultad. La realidad de los sueños y de los padecimientos internos suele retratarse de forma banal y enfáticamente torpe. Incluso grandes cineastas como Kubrick han naufragado, en El resplandor, parcialmente en esta tarea. No así Ingmar Bergman. Una prueba de la pericia del cineasta sueco en estos terrenos la podemos encontrar en la fascinante y poco conocida La hora del lobo (1966), que Bergman rodó justo después de Persona. Animado por los resultados de ésta última, decidió persistir en esa misma línea de exploración interior al margen del naturalismo.

Se conoce como 'la hora del lobo' el momento de la noche previo al amanecer, en el que se dice que se producen más muertes y nacimientos que en cualquier otro momento del día. Ese es precisamente el momento de las pesadillas más lóbregas que experimenta el personaje interpretado por Max von Sydow, el pintor Johan, que vive en una pequeña isla junto a su mujer, Liv Ullman (Alma). Varios y curiosos personajes irrumpen en la solitaria vida de la pareja y la frecuentación que Sydow lleva a cabo de éstos, en el territorio misterioso del palacio del barón von Merkens (interpretado por el soberbio e insuperable Erland Josephson), desencadena los momentos finales de la narración.

Los demonios acechan, pero lo hacen a la luz del día, envueltos en un aire de representación galante que progresivamente se va haciendo más chocante y mortífera. Johan es un condenado que, sin capacidad de oponer ninguna resistencia, se sumerge en el fragor de la escenificación de su delirio. Los momentos abisales que ordean al protagonista, esos que avanzan en un terreno que va más allá de lo consciente, se escenifican con una sutileza fascinante. Al final del proceso el espejo se rompe: "El espejo está roto, pero ¿qué reflejan los trozos?" (dice Johan ante la mirada expectante de los demonios).

Arriba dejo una escena decisiva en el transcurso de la película, cuando von Sydow es maquillado para asistir a su 'cita de amor' con un antiguo amor, Verónica Vogler (Inglid Thulin). Más abajo, el momento en el que Von Sydow es atacado por un niño demoníaco, y otras escenas destacables de la película (junto con algunas de otra gran obra bergmaniana, El rostro), como la de la cena en el castillo de von Merkens o la de la vieja que se arranca la piel del rostro.

(texto publicado en el NICKJOURNAL)

6 comentarios:

Napoleón Lasagabaster dijo...

Tal vez sea un detalle banal pero los gemelos de Thulin acercándose a Sydow es de lo mças real de la película ¡¡¡esas pantorrillas!!!

. dijo...

Aunque me gusta bastante Bergman todavía no he visto esta peli. Leyendo esto parece que tiene buena pinta.

Saludos.

Johannes A. von Horrach dijo...

Bluesman, bienvenido al subsuelo. Para mí, la película es recomendabilísima, una joya.

Napoleón, la Thulin era para un servidor, cuando descubrí a Bergman, a mediados de los 90, un elemento muy seductor. Su belleza no es precisamente llamativa, pero tiene algo profundo.

saludos

Napoleón Lasagabaster dijo...

Sí, hay que hacer hincapié en lo de las pantorrillas porque vista la Thulin desde algunos enfoques parece sueco.

VM dijo...

tiu, he vist Nostalgia den Tarkovski, oh la la, si no l'has vist no te la perdis! al videoart7...

La Hora del lobo va ser la primera que vaig veure den Bergman, encara men record de les sensacions...

salutacions!!

Johannes A. von Horrach dijo...

Moltes gràcies per sa recomanació, Víctor, pues 'Nostalghia' és una de ses pel-lícules d'en Tarkovski que encara no he pogut veure. Prendré nota.

saludos

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