domingo, 13 de enero de 2008

UPyD Y LA POLÍTICA ESPAÑOLA

Desde que vivimos en democracia, la política en España se ha desarrollado por unos cauces muy discutibles, aunque las peores consecuencias no se percibieran nítidamente hasta hace relativamente poco tiempo. Entre otros problemas, resulta muy importante el que tiene que ver con el voto y con la adhesión ideológica que lo articula, que se ha desarrollado a través de unas pautas identitarias y esencialistas. Esta característica es explícita en el voto de los partidos nacionalistas, que apelan directamente, en el fondo y en la forma, a las identidades en su forma más excluyente e intolerante. Con observar los postulados y el comportamiento de partidos como el PNV o ERC es suficiente para darse cuenta de que la democracia o lo democrático no tiene mucho que ver con ellos. Pero no sólo sucede esto en los partidos nacionalistas, sino que afecta también, y de lleno, a partidos nacionales como el PP, el PSOE o IU. A consecuencia de ello, en España parece que casi todo el mundo vota en contra de algo o de alguien, en lugar de priorizar unos elementos positivos en el sentido de desvinculados de la otredad demonizada de los adversarios. No se vota positivamente una serie de puntos de un programa, entre otras cosas porque apenas nadie lee los programas que elaboran los partidos. Pero sobre todo se vota a un partido concreto para evitar que otros venzan; se vota en clave de ataque, de enfrentamiento con otro al que se detesta y aborrece. Se vota contra Rajoy o contra Zapatero, de la misma manera que antes se votaba contra Aznar o contra González, contra los ‘fachas’ o contra los ‘rojos’. Este síntoma es muy revelador para darnos cuenta del déficit democrático en el que se desarrolla la política española, y de ellos son responsables los partidos políticos, los medios de comunicación y también los ciudadanos. Votamos más con las vísceras que con el cerebro.

No votamos a unos programas sino a una identidad política. El que se considera ‘progre’, y cree que en esta identidad reside el bien y el saber absoluto, votará sólo a partidos que también se envuelvan en el prestigio de esta clave esencialista. De la misma manera, el que se considere ‘antiprogre’ (la forma más usual de considerarse derechista o facha, que suena de manera menos amable), votará a formaciones políticas que se sitúen en el mismo segmento de prejuicios y dogmas. En esta situación de apelación a unas identidades blindadas, apenas se produce verdadero debate, y todo se reduce a ataques dirigidos, no a lo que los demás hacen o pretenden hacer (eso suele ser simplemente la excusa), sino a lo que se supone que son, a la esencia que supuestamente los constituye. Con ello, toda nuestra política se limita a girar alrededor de una única palabra: identidad.

Votar en esta clave identitaria nos acerca al tribalismo y nos aleja de la democracia. Nuestro voto está tan determinado como el que se puede dar en Irak, por ejemplo, con las distintas facciones (chiís, sunís, etc), cuyas elecciones se dirigen automáticamente al representante de la propia comunidad. Basta echar un vistazo a los datos, que nos indican lo estable que suele ser el voto en nuestro país. Haga lo que haga ‘nuestro’ partido, el voto lo va a tener prácticamente asegurado.

Sin embargo, encontramos una excepción a todo este panorama: UPyD, partido de nueva formación que ha optado por escapar decididamente a estos planteamientos identitarios (la ‘transversalidad’ que define la ideología del partido, de hecho, va en esta línea) y poco democráticos. Alguno de sus postulados, como la crítica a los nacionalismos, puede hacer pensar, apresuradamente, que nada distingue a este partido del resto, pues seguiría la misma dinámica de oposición. Pero la realidad no va por ahí, pues UPyD enmarca sus críticas al fenómeno nacionalista no a éste mismo (no se pretende, ni mucho menos, limitar sus derechos) sino a los privilegios con que cuenta actualmente. De los nacionalistas no se pretende que renuncien a su credo sino que los privilegios con que cuentan dejen de tener vigencia. Una cosa es el antinacionalismo (en esencia, un nacionalismo distinto del criticado, pero nacionalismo a fin de cuentas) y otra muy distinta es el no-nacionalismo, que en ese ‘no’ establece una diferencia decisiva con lo criticado, diferencia que no existe con el ‘anti’, que no es más que un reflejo de lo que supuestamente se combate, que funciona como espejo de uno mismo (por eso se acaban pareciendo tanto los adversarios radicalers; pueden defender elementos distintos, pero la forma de defenderlos es exactamente la misma, pues participan de la misma fuerza dogmática y excluyente). UPyD ha decidido no limitarse en un enfrentamiento al viejo estilo de la política española, sino que ha adoptado sus reticencias a una forma de enfocar y plantear las propuestas claramente no excluyente. Hay salida al círculo de lo identitario.

[nota: estoy afiliado a UPyD y soy miembro de la coordinadora de Baleares]

(texto publicado en el Nickjournal)

32 comentarios:

Sr. Verle dijo...

Horrach: El logotipo del partido es penoso. En mi opinión tiene un diseño garrafal. Las formas también hay que cuidarlas. Y, perdóneme, es torpe, de principiantes.

Johannes A. von Horrach dijo...

Buenas noches, señor Verle.

El logotipo no es el mejor del mundo, es verdad, pero tampoco creo que eso sea muy importante. Igual que el nombre del partido; podría haber sido otro, pero lo que importa es el proyecto en sí, las ideas de fondo, y eso sí me convence.

saludos

Anónimo dijo...

Amb tot el respecte del món, Horrach:
Crec precisament que allò que identifica (d'identitat) és el nacionalisme d'estat. distrinuït per províncies i comunitats (o com dic, sovint)societats diverses. Dubte molt que, fora del seu col·lectiu, hi haja molta més cera que la que crema.

PS: explique-m'ho si us plau...i sorprenga'm !

Cordialment, i sens ànim de "querelle d'Allemand"

Werewolfie dijo...

Si montáis algún mitin o algo con papeo gratis, a ver si te pasas alguna invitación. Al fin has dado el paso... suerte en la aventura política, Horrach.

Johannes A. von Horrach dijo...

Benvingut al subsol, Josep Blesa. També amb respecte i cordialitat, sa veritat és que no veig que hi hagui molta identitat (en el sentit més excloent) en l'estat espanyol. Entre d'altres coses perque des de el propi estat no se reprimeixen altres sentiments nacionals (una altra cosa és lo que té a veure amb voluntats independentistes; no conec cap estat que accepti desmembar-se així com així). L'estat espanyol és plural, i és clar que dins ell hi ha segments nacionalistes en sentit espanyolista, però també n'hi ha, i no pocs, en altres direccions (catalanistes, vasquistes, galleguistes). No sé si anava per aquí el seu comentari.

Querida Perse, para usted siempre habrá algún canapé. Y si no siempre lo podremos arreglar con algo de sobrasada. Y gracias; soy pesimista por naturaleza, y no sé cómo saldrá esto, pero no le tengo miedo al fracaso. Creo en el proyecto y con eso, de momento, basta.

saludos a ambos

David Intramuros dijo...

Sinceramente, yo no suelo votar, porque pienso que la mejor manera de sacarle las vergüenzas a la clase política es mediante un índice de abstención elevadísimo. Solo lo hice tres veces (en 12 años) en situaciones de máxima hinchadura de pelotas por fechorías concretas del PP. Esas veces, además no apoyé al grupo más afín a mis ideales, sinó a aquel que estadísticamente le puediera hacer más daño al de la gaviota. Como tu dices, fueron votos pensados para joder, pero me parece que no de naturaleza esencialista.

Va a ser muy dificil que un nuevo partido me haga cambiar de opinión respecto al sistema democrático tal y como está planteado ahora mismo en España. Ya sé que, dentro de lo que hay es el menos malo, pero también creo que es posible una mejora sustancial. Eso si, si nos mostramos satisfechos con lo que tenemos, es dificil que haya avances en ese sentido.

koolauleproso dijo...

Yo me podría sentir atraido por un proyecto anti-nacionalista (o no nacionalista, como quieras), pero en este observo falta de "radicalidad". A ver si me explico: estaría siempre de acuerdo con alguien que pusiese encuestión el concepto ahistórico, esencialista de nación, pero creo que eso hay que llevarlo al extremo, criticar los "nacionalismos" periféricos, absurdos todos, para envolverse en la bandera rojigualda me parece no sólo una pérdida de tiempo si no una contradicción lamentable, un "ver la paja en el ojo ajenoe ignorar la viga en el propio", por usar un proverbio bíblico tan de tu gusto.
Ya sabes que yo quemaría todas las banderas (o mejor, para ser menos agresivo, las usaría como papel higiénico, que lo de quemar está muy feo).
Aparte de eso, desearos suerte con el nuevo partido, que la vais a necesitar (desde las agrupaciones al servicio de la república, estos experimentos de intelectuales en política han sido siempre un fracaso, no se si por suerte o por desgracia).
Yo no os votaré, aunque conozco personalmente a Igmacio Prendes, viejo compañero mío de la escuela, que creo lleva a vuestro partido en Asturias.
Mi "solución" para el endémico problema territorial en España sería la instauración de un verdadero estado federal, como los USA (país al que detesto en muchos aspectos, pero del que me puedo declarar ferviente admirador en otros, como este).

Saludos desde la "leprosería"

Os deseo suerte, de todos modos.

Johannes A. von Horrach dijo...

(cuelgo lo que ha comentado hoy en el Nickjournal el amigo Bartleby, refiriéndose a la entrada sobre UPyD. ¡Koolau, Intramuros, luego les contesto!):


[24] Escrito por: Blogger Bartleby; 14 de enero de 2008 10:23:00 CET

[0] Horrach, ayer: “… en España parece que casi todo el mundo vota en contra de algo o de alguien, en lugar de priorizar unos elementos positivos en el sentido de desvinculados de la otredad demonizada de los adversarios. (…) Votamos más con las vísceras que con el cerebro.
(…) No votamos a unos programas sino a una identidad política.”
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Votamos confirmar en público un sentimiento (o anhelo, para los votantes nuevos o cambiantes) de pertenencia a una tribu, sea nacional o ideológica. Se vota una marca comercial pero, por encima de eso, nuestra imagen pública al votar y pregonar el voto (o insinuarlo ocultándolo). Votamos nuestra integración social. Hasta el abstencionista vota, dado el prestigio que va adquiriendo la abstención por condena de la política y los partidos.
Las elecciones como mecanismo de adscripción tribal se refuerzan en los sistemas en los que prima el bipartidismo, ya que se excluye la invención de nuevas tribus y la rendija en las existentes, el matiz al menos para que el votante saque pecho en el bar.

Anónimo dijo...

la excepción es C´s

UPD es una escisión de socialistas que aun tienen miedo de que gobierne el Pp, o por lo menos quede primero.

además, no es un partido, por lo menos mínimamente democrático. Más bien es: Lista Rosa Díez.

increíble el desdén de no ir al menos coaligados con Cs. espero que al menos Rosa Díez salga elegida y quizá sea ministra del interior. pero por supuesto prefiero que Cs obtega dos diputados y que el Pp quede primero.

bueno, horrach, a ver si esto le interesa, Scruton y Girard:

http://ceirberea.blogdiario.com/1192779660/

¡que no enteren sus amigos de UPD!

Johannes A. von Horrach dijo...

Hola Ximo, buenas madrugadas. Te lo digo con respeto, ¿pero de verdad crees que UPyD es una creación del PSOE para putear al PP? No me parece en absoluto verosímil.

Sobre C's: reconozco de nuevo que su eclosión provocó una brecha importante, sin la cual no se entiende UPyD. Pero es más cierto todavía que su proyecto se ha venido abajo y dudo que llegue a recuperarse. Los creadores de UPyD en un principio pensaban entrar en C's, pero la situación interna del partido de Rivera les hizo cambiar de opinión. Luego, parece que las malas relaciones entre los líderes de un lado y del otro no han posibilitado una unión.

Gracias por el link, le echaré un vistazo.

Koolau, no estoy de acuerdo en lo que dices sobre el 'envolverse en la bandera' de UPyD. Si se reivindica la bandera española no es con una voluntad identitaria que desee poner en pie símbolos del nacionalismo español de toda la vida (Isabel la Católica, la conquista de América, la limpieza de sangre, etc). Nada de eso; lo único que se reivindica en ese gesto es lo que tiene que ver con la Constitución, del que la bandera es símbolo directo. No se apela a sentimientos, sino a derechos ciudadanos, diferencia esencial que no hay que olvidar. Nada que ver, por tanto, con el nacionalismo, que se basa sólo en sentimientos y en fobias irracionales (aunque luego se estructuiren con cierta racionalidad, que no es más que algo instrumental).

Tampoco estoy de acuerdo en el fracaso que señalas sobre los 'proyectos creados por intelectuales'. Fíjate si no en el que llevó a cabo Vaclav Havel, que no me parece que funcionara mal, al contrario.

Muchas gracias por desearnos suerte.

Intramuros, yo tampoco he sido de darle mucho al voto. Pero creo que la emergencia de UPyD (y de C's antes) se ha dado en un contexto de cierta emergencia. O se hace algo con respecto a algunos temas fundamentales o las consecuencias ya no serán subsanables. Dado que algunas instituciones estatales no funcionan como deberían en una democracia (y son las instituciones que deben velar por la concordia, sobre todo), se hace necesario que desde la política de partidos algo emerja que combata todo eso. UPyD me parece un buen proyecto al respecto. Aunque no esté de acuerdo al 100 % en todos sus puntos (nunca he estado totalmente de acuerdo con nadie ni con nada), sí coincido lo suficiente como para darle mi apoyo en estos momentos.

saludos a todos

Anónimo dijo...

A mí me parece un parido de señoritos socialdemócratas, además nació en el peor momento posible, lo fundamental ahora mismo es expulsar al trilero.

Johannes A. von Horrach dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Johannes A. von Horrach dijo...

or supuesto, no estoy de acuerdo con sus palabras, gin-ctonic. Si la prioridad es que ZP no renueve como presidente no veo que eso vaya a conseguirlo el que sí es un partido de señoritos, el PP (si ganan son capaces de pactar con CiU en condiciones peores que las que ERC ha impuesto al PSOE). Que además de señoritos no son muy espabilados tampoco, porque lo de Gallardón creo que los va a perjudicar seriamente. No soy gallardonista precisamente, pero creo que Rajoy se ha equivocado. Aunque lo que menos entiendo es la reacción de los medios cercanos al PSOE; en la Ser estaban casi de funeral por lo de Gallardón. ¿No dicen ellos que si va en las listas el alcalde Madrid el PP subiría en votos? ¿Entonces por qué, ellos que defienden descaradamente al PSOE, se quejan de que no vaya en listas?

saludos

Jarttita. dijo...

Le confieso algo,Horrach: cuanto más leo o más escucho...cuántos más días pasan, menos sé qué hacer en Marzo.

No sé si elegir la menos mala o la más buena. O si la menos mala perjudica a la más buena o si la más buena necesita a la regular.

Efectivamente, tan vacío como el párrafo de arriba es mi decisón ahora mismo. ¿Se cotiza bien el voto? por si acaso...

Johannes A. von Horrach dijo...

Buenas noches, Jart. No seré yo quien la coaccione sobre su voto, en el caso de que vote. Entiendo sus dudas y respeto su criterio, aunque si va a votar antes infórmese bien de los programas de uno y de otro partido. Los votantes que hagan lo que quieran, sólo se les puede pedir que, al menos, se informen bien sobre las distontas opciones.

saludos

Jarttita. dijo...

Hombre Horrach....recuerde que soy politóloga. Comprenderá que algo me habré informado.Disculpe le tono irónico.

Johannes A. von Horrach dijo...

No olvido que usted es politóloga, por eso mi aviso iba en sentido general, más que nada porque circulan por ahí ideas averiadas de lo que en realidad propone y defiende UPyD. Lo más repulsivo, hasta el momento, ha sido un artículo que el lacayo de ZP Sánchez-Cuenca escribió para El País.

saludos

Jarttita. dijo...

Lo buscaré. Me interesa bastante.:).

Anónimo dijo...

Gracis pel seu comentari al meu, Horrach. No sóc primernc en llegir el seu bloc. Sí hi haia entrat sovint, una altra cosa fóra que mai m'havia atrevit a desar-hi res.

En contra del parer de creure que un soterrani és obscur i tèrol, el seu, com el de Barth,...i d'altres els trobe bastant clarividents. Amb prou de llum pròpia. Per això els visite.

Xerrem del què hem iscut i vivim. No de sentiments. Tanmateix, tothom en té dret a tindre'n. Però per a xerrar és millor de no usar-los. Per a intentar ser més objectiu...en la mesura dl possible. Perquè poden col·lisionar múuament, i això ens impedeix d'aclarir-nos. I així acaben enrocats cadascú a la seua torre. I és inútil l'esforç de comprenssió. El liberalisme, de què parlàvem fa setmanes amb Barth, és, per a mi allò que fa avançar les societats. Vostè diu que es vota "a la contrta" i que no es llegeix els programes. No tot el món. Alguns sí que ho fan i/o fem, en la mesura del possible. I em fot la "pedrada" llançada, sense anàlisi prèvia, per una part de la societat contra d'altres, amb una silueta pintoresca i caricaturesca. Màrqueting. I això envileix les relacions socials. "Le parti pris...avant la lettre" és el que enverina aquesta relació i diàleg social necessari. Envege, i molt, els Caucus d'Iowa, on milers de ciutadans debatn directament amb els candidats. M'agradarien les llistes obertes. M'agradatia que fessen una reflexió sobre la llegenda de que "España es un estado plural" pensat al alteralitat avanç de "llançar-lo" com una "verdad revelada" i mai contrastada. Repensar la coa (excloent)que va unida a "nacionalismo" en tots els escrits d'aquesta part social que vós representeu. L'altra coa de "sentiment" unida a nacionalisme i el d'Estat és insensible...sobre tot quan veus un aprtit d la Selección, o el nacionalisme banal (d'estat subministrat amb comptagotes a cada dos segons en cada mitjà de comunicació dels dits "nacionals". Eixa trampa inventada en e segle XIX i principis del XX per gent com Pidal i M. Pelayo, etc, per donar eixida a una idea que feia aigües per totes bandes. Resulta una miqueta estrany el revifallament que s'està fgent en les darreres dècades que he viscut en viu i en directe. No parle d'història, sinó de fenòmens visuts directament.

Una experiència a plantejar-se: resulta que aquella "història" que hem estudiat, ensenyat i ens han subministrat que parla de mares i fills, de projecte comú, d'un cos en que hi ha cossos membrats i subordinats en què el cap no permet desmembraments (com a qualsevol estructura política i de poder)...tal com se'ns explica a tot arreu (mitjans de comunicació espanyols...començant pel Boletín Orteguiano del Estado, no fóra tal. Resulta xocant que un braç li ordenes tal acció i ell no respon com cal. T'hi has de preocupar. I aquesta és la història i la pràctica aplicada, però mai ningú d'aquell cercle es pregunta, a vure siu aquell braç i/o aquella cama no pertanyen a aquell cos.

PRECISAMENT en una època on tot es mou, es barreja, transita i es desplaça. Barreja de cultures, amb turisme, "moros i negres" des de sempre. I una reflexió economicista i liberal: Com podem deixar en mans de la competència directa el tema de les infrastructures sense pensar-les i "recaptar" des d'ací. Avui el món és global i no està dins d'unes fronteres. Li deixe, per a meditar, un article del Financial Times. Gràcies per la seua amabilitat, dispense'm la insistència:
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For nations, small is beautiful
By Gideon Rachman

Europe seems intent on slicing itself up into ever smaller pieces. In the next month, Kosovo is likely to declare independence – making it the seventh new country to emerge from the wreckage of Yugoslavia. The Soviet Union has given way to 15 new states. Even in western Europe, there is talk of Belgium dividing in two, while a pro-independence party has taken power in Scotland.
People tend to treat countries that split up a bit like married couples. It is a sad event. And it is true that a unilateral declaration of Kosovan independence could cause a new crisis in the Balkans.
But if the formation of new countries can be achieved peacefully, it is usually a cause for celebration. This is the age of the small state.
Look at almost any league table of national welfare and small countries dominate. The International Monetary Fund’s ranking of countries by gross domestic product per capita shows that four of the five richest countries in the world have populations of less than 5m. (The US – placed fourth in wealth-per-head – is the exception.) The Global Peace Index, produced by the Economist Intelligence Unit, ranks nations by criteria such as homicide rates and prison populations and it too makes pleasant reading for pocket-sized countries. The most peaceful place on earth is, apparently, Norway (quite cold, though) and eight of the 10 most peaceful countries have populations of less than 10m.The World Economic Forum’s competitiveness index suggests that five of the seven most “competitive” countries have populations of less than 10m.
The Human Development Index – which ranks countries by measures such as life expectancy and education – places only one large country in its top 10: Japan.
Look at the issue from the other end of the telescope and you can see why it pays to be small. Of the five most populous countries in the world, only the US is rich. Brazil, China, India and Indonesia are growing fast, but they still rank as developing nations. Governing them presents awesome challenges.
I remember visiting Palaniappan Chidambaram, who was then India’s trade minister (he is now finance minister), some years ago. Mr Chidambaram seemed a little depressed,so I asked what was bothering him. He groaned and said that he had been visited by Finland’s trade minister. This alone did not seem like a cause for melancholy, so I pressed him further. “Do you know what the population of Finland is,” he asked? “Five million. We have 5m blind people in India.”Of course, Indians are not always downcast by the size of their country. In fact, they sometimes boast that India is on track to overtake China as the world’s most populous country.
But taking pride in the sheer size of your country is increasingly anachronistic.Traditionally it has been good to be a big country for two main reasons: prosperity and security. A big country meant a bigger market and so more trade and wealth creation. A large nation was also more powerful and less likely to be invaded.
But in the modern world, both these advantages seem to be diminishing. Globalisation has opened up markets across the world. China and India are getting richer largely because they have access to the markets of the developed world, not because of the size of their domestic markets. Small countries can trade their way to success even more swiftly. Think of Singapore or Switzerland.
Small is also no longer synonymous with insecure. In Europe, many minnows have enhanced their security by joining Nato. This is sometimes denounced as free-riding. Belgium or Luxembourg can afford to be small, secure and smug – because they are under the security umbrella, proffered by big and generous Uncle Sam.
But joining a collective security organisation is not an absolute necessity for a small country. Ireland and Switzerland are not members of Nato – and neither appears to be in imminent danger of invasion.The fact is large countries are now less instinctively expansionist than they were in the days of empire. These days, invading and occupying small countries can be a massive pain in the neck – as the US has discovered in Iraq and Afghanistan.
Since the traditional disadvantages of being a tiddly country are disappearing, you are just left with the advantages. Above all, small countries tend to be more homogenous. This makes them less prone to civil strife or dictatorship. It also means higher levels of social trust – which may be why small Scandinavian states are willing to spend so much on health and education and fare so well on human development indices.
Governments in small countries also find it easier to craft and implement policy – an advantage that might be replicated in the US by federalism. Small, homogenous countries should also be less tempted to waste money on pork-barrel projects, designed to buy off discontented minorities.Declaring independence is also a splendid marketing gimmick.
Who gave much thought to the Baltic states when they were part of the Soviet Union? But now a country like Estonia has a distinct international identity – which is very useful in attracting tourists and investment.
Given all this, it is hardly surprising that the number of new nations is proliferating. In 1945, the United Nations had just 45 members. By 1968, after decolonisation, it had 126 members. Now the number of nations represented at the UN is 192. Drink a toast to the age of the small country when it breaks 200.

Johannes A. von Horrach dijo...

Senyor Blesa, moltes gràcies per ses seves paraules.

Una puntualització: no dic que tothom a Espanya votyi en clau identitari, però sí que ho fa una majoria, i això ja li doni una gran importància a sa qüestió.

D'acord amb el tema dels sentiments: és inevitable que tothom tengui els seus, però a l'hora de fer un judici mínimament objectiu les hauríem de deixar una mica de banda. No se podrà ser objectiu al 100 %, però se pot intentar ser el més objectiu possible, i això ja és molt. A més, s'objectivitat no és no tenir preferències a priori, sino fer que aquestes preferències no juguin cap paper en la elaboració dels nostres judicis.

saludos i fins aviat

Butzer dijo...

Me alegro de encontrar el blog de un miembro de la coordinadora de Baleares...xd
Un saludo de un compi de Madrid.

koolauleproso dijo...

En cuanto a la reacción de los medios "prisa" a lo de Gallardón, creo que simplemente se trata de disimular la alegría. Es que los de Prisa siempre fueron muy "politicamente correctos".
Saben que es un error garrafal del enemigo y se alegran, pero disimulan.

Saludos

Johannes A. von Horrach dijo...

Koolau, pues yo los veo sinceramente indignados (incluso desolados) porque a su amigo Gallardón no lo han incluido en las listas. Lo quieren tanto al delfín de Fraga (recordémoslo: el único valedor de Gallardón en el PP es Fraga, que no es precisamente del ala progresista del partido...)el día menos pensado lo van a canonizar.

Butzer, compañero 'upydiano', bienvenido al subsuelo. Me alegro de que haya dado conmigo, que poco a poco los upydianos vamos saliendo del armario.

Sobre UPyD, buen artículo del escritor José Vidal Valicourt hoy en las páginas del Diario de Mallorca; precisamente se centra en el silencio al que se está sometiendo a UPyD, lo que es, creo yo, una muestra de temor, de miedo ante nuestras posibilidades electorales. Tiene cojones que nuestros 'queridos' medios den más cobertura a los criminales de Batasuna que a un partido serio y legal como UPyD. Una muestra más de que UPyD es necesario en España. Bueno, este es el buen artículo de Valicourt:

http://www.diariodemallorca.es/secciones/noticia.jsp?pRef=1778_5_323891__Opinion-Silencio-administrativo

saludos a todos (Valicourt incluido)

Anónimo dijo...

Hola Horrach,no hay manera de ponerme en vcontacto con UPyD.No se donde esta la sede.¿Me podrias indicar alguna forma de contacto?E-mail,tlfn,etc?

Johannes A. von Horrach dijo...

Hola anónimo, bienvenido. Si entra en mi perfil verá que allí está mi dirección de mail; escríbame y la explico cómo ponerse en contacto con UPyD.

saludos

Anónimo dijo...

Una pena que al final este partido sea como todos.

Venden regeneración democrática, y las listas las forman de manera opaca y sin conocimiento de los afiliados de base.

Parece que alguien como Savater va a sustentar intectualmente el partido, y al final solo sueltan la misma retaila de insultos electoralistas (p.e. Rosa Diez- Manuel Chaves en como un yogurt caducado, etc...)

Por cierto, Mikel Buesa ha dicho que antes dar su apoyo a Zapatero dimite, vamos que UPyD va gobernar en minoría o como mucho va a apoyar solo al PP, o como se explica esto? (Me recuerda al ultimatum de E.Aguirre- si Gallardón va en la lista dimito...).

Johannes A. von Horrach dijo...

Bienvenido al subsuelo, Gabogabo.

Lo de las listas: recuerde que el partido acaba de nacer y hay cosas que la lógica del momento determina. Después de las elecciones se estabilizará todo.

UPyD puede apoyar tanto al PP como al PSOE. El problema es ZP, no todo su partido.

saludos

MGG dijo...

Malauradament el seu "antinacionalisme" comença a ser patent: molt de bilingüisme per amunt, molt de bilingüisme per avall però no hi ha ni una paraula en qualque cosa que no sigui castellà a la vostra pàgina web, la de UPyD vull dir.

El mateix de sempre. Una llàstima.

Johannes A. von Horrach dijo...

Hoooooombre, Caleb, no se precipiti amb el seu judici, homo. Es partit acava de posar-se en marxa i és una mica complicat, quan casi ningú té aquí disponibilitat absoluta per fer sa feina, que se pugui fer tot lo que se pretén. I que sàpiga, per si li interessa, que en els actes públics a Balears s'utilitza tant el català com el castellà.

I sí, UPyD és bilingüe, en el sentit que defensa ses dues llengües. No com altres partits que només en defensen una.

I no, servidor no és 'antinacionalista', sino no-nacionalista. Hi ha aquí un matís molt important que esper que vosté pugui apreciar.

salutacions, llorità

Juanjo Molina dijo...

Estimado Horrach, sigo su blog y me gusta lo que escribe, no sabía que formaba parte de UPyD, yo también lo fuí, estuve como delegado en Madrid por Murcia y desgraciadamente salí de allí con la absoluta certeza de que la democracia es el último mono de ese partido. Cuando se exiben sin pudor teorías según las cuales la democracia interna puede ser un obstáculo para los fines del partido, no te queda más remedio que sospechar a las claras, como se pudo ver en el congreso, que los ideadores de la cosa lo tenían muy claro: el partido es suyo y los afiliados a pegar carteles y a callar.
Le deseo suerte en su andadura política.
Un abrazo
Juan José Molina Gallardo

Johannes A. von Horrach dijo...

Gracias por sus palabras, Juanjo, es usted muy amable.

Sobre mi "andadura política", no creo que prospere mucho, más que nada porque soy un simple afiliado raso, sin tareas ni funciones en la coordinadora de Baleares. De momento, votaré a UPyD en las próximas elecciones, y luego ya veré. No soy incondicional prácticamente de nada, pero de momento la trayectoria del partido no me desagrada (aunque, claro está, haya cosas concretas que me entusiasmen menos).

saludos

Anónimo dijo...

Es divertido leer cosas como estas casi 10 años después.
UPyD fue un rotundo fracaso precisamente por ser todo lo que se criticaba de los partidos "tradicionales" pero, para colmo, multiplicado por diez. Podemos resumirlo en dos puntos:
1- Criticaba los nacionalismos pero se convirtió en un partido ultranacionalista español.
2- Se hacía ver como regeneracionista y democrático pero al final era una dictadura personalista de Rosa Díez, una ex-PSOE.

Sr Horrach, está claro que no dio pie con bola. Espero que haya reflexionado profundamente sobre los conceptos "no nacionalista" y "democracia" porque aún no hay ningún partido en este país que cumpla esos dos requisitos. Ni quizá tampoco en ningún otro país.

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