“Siempre sucede lo más secretamente temido. Escribo: Oh Tú, ten piedad. ¿Y después?
Basta un poco de valor.
Cuanto más preciso y determinado es el dolor, más se debate el instinto de vivir, y se debilita la idea del suicidio.
Parecía fácil, al pensarlo. Y sin embargo hay mujercitas que lo han hecho. Hace falta humildad, no orgullo.
Todo esto da asco. No palabras. Un gesto. No escribiré más”.
El escritor italiano Cesare Pavese escribió en su diario estas palabras el 18 de agosto de 1950. Nueve días más tarde se suicidaba en Turín, tras ingerir doce sobres de somníferos. Todo suicidio por desesperación posee un elemento claro de inmediatez, de acto súbito, pero al menos en este caso parece que la decisión se fue trabajando con cierta antelación. Pavese era una persona muy implicada con la cuestión del suicidio, y su aplicación en sí mismo lo torturaba. Al final optó por no darle más vueltas al asunto, siguiendo un camino maldito por el que no pocas personas de similar perfil ya habían optado, antes o después de él, en un acto que los situaba, además de fuera de la vida, al margen de la sociedad que les tocó vivir. Según el escritor Albert Camus, el suicidio es el único problema filosófico realmente serio, y no pocos pensadores han entrado al trapo de la cuestión. Algunos, como Kant o Rousseau, se mostraron claramente en contra de la mors voluntaria, mientras que Hume defendía el derecho de toda persona a matarse si lo consideraba oportuno. El caso es que la cuestión del suicidio sigue siendo espinosa para nuestro mundo, y no se le da el trato objetivo que en sí misma merecería (¿por qué puede dársele ese trato a los homicidios y no a los suicidios?). El tabú del suicidio se mantiene en pie, y eso cuando se ha convertido en la forma de muerte más extendida entre nosotros, lo que evidencia un serio desfase entre nuestra percepción y la concreción de los hechos. Pretendemos vivir al margen de esta realidad, aunque cada vez nos implique más. En cada caso de suicidio parece que nos sentimos profundamente implicados, pero precisamente por ello necesitamos alejarnos de su zona de impacto e influencia...
(artículo completo en KILIEDRO)
4 comentarios:
tengo que leerme el artículo completo
cambiando de tercio, veo que no tiene enlace con Ciudadanos y sí con Upd, quizás pueda usted explicarme por qué no se unieron a C´s ni siquiera han querido ir coaligados. la bromita les puede costar cara, a ellos y a nosotros -es lo que pasa cuando se quiere ser progre a toda costa.
seré claro: de entrada, Díez tendría que haberse presentado en el País Vasco, que es donde tiene que buscar su representatividad -la otra ya está copada. Redondo terreros sigue cobrando del Pse. Pensaron que C´s iba a desaparecer, y ahí estamos, con opciones. ellos ni son realmente un partido, ni menos democrático, ni ahora mismo está claro que Díez se meta por Madrid.
nosotros espero que no tengamos que esperar al último segundo para ganar, caballero horrach, si se puede ganar antes.
Hola Ximo, com anam?
Bueno, esto no tiene que ver con la entrada, pero le contesto (la semana que viene me toca entrada en el Nickjournal y hablaré de esta cuestión): yo era partidario de la unión de C's y UPyD, y no tengo claro que las culpas con respecto a la frustración de esta esperanza tengan que ver sólo con UPyD. Hay muchas cosas ahí, pero no todo se pierde, ni mucho menos, por este lado. Y si decidí dejar C's y pasarme a UPyD es porque tengo claro que C's es un proyecto en declive imparable. Podríamos decir que ha muerto 'de éxito', de los 3 escaños al Parlament. Desde ese día, todo se ha hecho mal, empezando por las desastrosas relaciones que se han tenido desde la ejecutiva con la mayoría de agrupaciones. No me parecía un proyecto serio en el que invertir esfuerzos, la verdad. Y lo de pretender "ser progre a toda costa", la verdad, no es algo que vea en UPyD, sino más bien en C's (recuerde esa redefinición polémica de su ideario en la que en cierta forma se abandonaba la transversalidad ideológica para escapar a las condenas por cercanía supuesta al PP.
saludos
Bon dia Toni.
Está bé l'article, molts dels temes els hem comentat per la universitat. És interessant posar en linea el suicidi amb la relació individu/societat, perque en el fons es pot plantejar com a estratègies biopolítiques. En aquest sentit, el suicidi seria un llindar del control de la vida, on es posaria en conflicte la relació amb la comunitat.
Si no l'has vist, te pas una entrevista a Hermann Heidegger on pots veure la reacció enfront la idea de suicidi:
http://www.jornada.unam.mx/2007/05/27/sem-angel.html
Una abraçada i ens veim en una estona al Seminari.
Hola Xavi, feia temps que no te passaves pes Subsol. Moltes gràcies pes link sobre en Hermann Heidegger, ja li pegaré una ullada. Lo que pareix clar és que en el cas del suicidi sa societat sempre s'ha permès suplantar sa voluntat individual per imposar sa seva. No vull caure en romantitzacions sobre el suicidi, però crec que s'ha de senyalar aquesta usurpació de sa posició del subjecte decisiu. També, com dic a s'article, no se pot amagar sa realitat des suicidi als nostres dies; se xerra molt de violència domèstica, per exemple, però ses cifres diuen quien és de veritat el problema més important (4000 morts en front de 70-80 crec que és una diferència molt significativa, i sa posició que ocupen uns casos i els altres als mitjans de comunicación són totalment oposats).
abraços i fins demà al vermalòdrom
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