miércoles, 13 de junio de 2007

LOS LAMED WUFNIKS


Hay en la Tierra, y hubo siempre, treinta y seis hombres rectos cuya misión es justificar el mundo ante Dios. Son los Lamed Wufniks. No se conocen entre sí y son muy pobres. Si un hombre llega al conocimiento de que es un Lamed Wufnik muere inmediatamente y hay otro, acaso en otra región del planeta que toma su lugar. Constituyen, sin sospecharlo, los secretos pilares del universo. Si no fuera por ellos Dios aniquilaría al género humano. Son nuestros salvadores y no lo saben.

Esta mística creencia de los judíos ha sido expuesta por Max Brod.

La remota raíz puede buscarse en el capítulo dieciocho del Génesis, donde el Señor declara que no destruirá la ciudad de Sodoma, si en ella hubiere diez hombres justos.

Los árabes tienen un personaje análogo, el Kutb”.

El libro de los seres imaginarios, Jorge Luis Borges.


La pregunta es: ¿
hay alguien imprescindible? Lo que ejemplifica el caso de los Lamed Wufniks es que la voluntad (más que la conciencia) de una subjetiva superioridad es siempre algo negativo, y tal vez sea por lo que implica de pretensión de dominio sobre los demás. El que se pretende Lamed Wufnik, el que desea para sí la condición de elegido, en el simple movimiento de desearlo invalida esa condición, porque la voluntad de dominio es lo que lo determina. Todo aquel que pretende sacralizarse es alguien del que se debe escapar o, al menos, protegerse. Sólo alcanzará una condición de superioridad al nivel descrito en el texto aquel que no desee esa misma condición. Tampoco es cuestión de que el elegido deba ser humilde de por sí, pues eso ya sería pretender algo, y no va por ahí la cuestión. Una vez más, el espíritu se manifiesta donde quiere.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Y quizás sea posible que en un mundo virtuoso existieran 36 hombres de una maldad sin fisuras, contrapunto de la bondad imperante y única razón de que el diablo no lo abandonase. En este caso, la consciencia o la voluntad de ser uno de los elegidos no conllevaría su destrucción, sino que sería una condición esencial. Un abrazo.

El Pez Martillo dijo...

No conocía la historia, pero me parece de lo más interesante. ¿Cuál debe ser el Lamed Wufnik más cercano a nosotros?. Se me ocurre pensar que si la premisa es que deben ser muy pobres, por nuestras latitudes no nos quede ninguno. O si lo tenemos, que nos haya llegado en patera.

Gracias por el enlace y un saludo.

Johannes A. von Horrach dijo...

Bienvenido al Subsuelo, amigo Navarth, un placer tenerlo por aquí.

Interesante su reflexión. Da con la clave que expresa esta leyenda judía, que la autoconciencia es, si recurrimos a la retórica cristiana, un pecado de soberbia, y eso, más que por sí mismo, es negativo por lo que evidencia, por lo que hay detrásd y lo anima.

abrazos

Amigo Pez, pues no sabría decirle: ¿the Big Tiger tal vez?, jejej. En el instituto tuve un profe de religión, el padre B., que era un auténtico santo. Creo que nunca he conocido a una persona tan humilde, generosa y entregada.
La leyenda de los Lamed Wufnik nio lo especifica, pero imagino que va asociada a su condición la soledad absoluta; el Lamed Wufnik no podría tener familia ni descendencia.

saludos

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