Desde hace mucho tiempo el fútbol se ha convertido en algo más importante y decisivo que un simple deporte en la mayor parte del mundo. Es un juego y también un deporte, además de un negocio. Pero hay algo más de fondo, algo que nos compromete en lo más elemental de nuestra naturaleza y que, de cierta manera, la expresa y genera. Siendo esto, según mi opinión, lo más importante que caracteriza al fútbol, se trata en realidad de su aspecto menos comentado. A ello dedico este artículo.
En cierto sentido, la del fútbol es una dimensión paralela a la real, aunque su exterioridad no sea la del theoros, es decir, que no se corresponde con el mundo analítico o desvelador de la cultura, que permite una reflexividad sobre el objeto del análisis. En cambio, el fútbol es un espacio inmerso plenamente dentro de las categorías de lo real, un universo paralelo en el que el mundo refleja sus elementos más importantes, sobre todo los más primarios; es un fiel espejo en el que se proyectan los valores de una comunidad. El fútbol es un cosmos, y la manera de habitar ese espacio totalizado lo vincula claramente con la religión, entendiendo religión en el sentido etimológico de la misma palabra, religare, que significa ‘reunir’, el ejercicio mismo de una unificación o vínculo que busca la homogeneidad. El cierre sobre lo propio y la consolidación de la unanimidad comunitaria son aspectos de los que tenemos un claro ejemplo en el sectarismo del hincha futbolístico, cuya relación con el mundo es puramente maniquea y paranoica, ya que late en su pecho el pathos etnocentrista: los nuestros son siempre los buenos, mientras que los demás no dejan de conspirar contra nosotros y de buscar nuestra perdición. El hincha ve en su equipo una posibilidad de salvación y de redención, y es que en este mundo en el que vivimos, en el cual las grandes certezas metafísicas y religiosas se han venido abajo (al menos en su pretensión de exclusividad absoluta, es decir, en su dominio totalizador), el fútbol se ha convertido en una esfera de salvación y refugio para cientos de millones de personas, un motivo de orgullo identitario, una forma de vida, una auténtica religión...
(artículo completo en KILIEDRO)
17 comentarios:
Nota: la imagen es un cuadro del británico Michael Brown, que pintó al Manchester United del gran Eric Cantona, en el centro. Detrás de él aparece sir Alex Ferguson (creo que quien lo adora es Brian Kidd, que era su segundo entrenador). En el suelo, de ozquierda a derecha: Phil Neville, Baby Beckham, Nicky Butt y Gary Neville.
Me gusta el cuadro, es como muy imperial.
Lo de la cabeza de cochinillo fue espectacular. Eso sí que tuvo algo de sacrificial. Aunque si me he de quedar con algún momento es con el botellazo de este año o la patada voladora del citado Cantona.
Tiene razón con lo de la violencia. A mi el fútbol me aburre soberanamente, hasta que empiezan a darse candela. Espero las faltas como agua de mayo, y si son con lesión, mucho mejor. Las tanganas tienen eso que decía Bataille de la transgresión de la norma (por eso no emociona tanto un deporte donde la violencia sea la norma, como el boxeo o el hurling ese que cita), es algo sagrado.
Pero lo de la cabeza de cochinillo resulta que era muy poca cosa, una cabecita de nada, sólo que al ser ampliada por las imágenes de prensa parecía el cabezón de un toro. Lo grave fueron los lanzamientos de teléfonos móviles y de botellas de cristal. Lo dicho. sin le dan a Figo en la cabeza lo matan.
La patada de Cantona fue otra cosa: yo es que era un fan de Cantona, y a lo mejor lo disculpo, pero en su acción había algo de subversión de la sacrificialidad futbolística, pues en este caso no era el público el que agredía a un jugador, sino que éste respondía a los insultos y demás agresiones (desde la grada del estadio del Crystal Palace le tiraban té encima). Se le fue la mano, es cierto, pero lo que indignó al mundillo del fútbol no fue la patada en sí, sino que Cantona se rebelaba contra el sistema futbolístico que permite a los espectadores disfrutar de una violencia que luego, cuando se vuelve contra ellos, es vista de forma contraria.
Reconozco que soy uno de los que en ocasiones ha vivido apasionadamente capítulos violentos en el fútbol. Hay mucho de fascinación en ellos (recuerdo todavía cuando, de pequeño, vi fascinado esa final de Copa en la que los del Bilbao y del Barça de Maradona se daban una manta de palos espectacular). Pero es más cierto todavía que cuando más he vibrado es viendo jugar a magos como Zidane, Cantona, Platini (mi primer ídolo), Laudrup, Le Tissier, Rivaldo o Ronaldinho. Ver jugar a estos genios tiene mucho de placer estético, más embriagador que según qué obras plásticas.
saludos
El fútbol es evasión, locura, religión y negocio a partes casi iguales. La locura, la clase y la religión las reunía en perfecta simbiosis Juan Gómez "Juanito".
Bravo Horrach,alguien que se acuerda del gran Matthew Le Tissier
http://www.youtube.com/watch?v=k-b01xfi1yI
Reinhard, Juanito era un jugador, aún en sus diferencias, como Cantona, uno de esos que se convierten en Mesías para sus seguidores. Ambos unían a su gran clase esa aura de agresividad que podía estallar en cualquier momento. Zidane también sigió esa línea desde que estuvo en la Juve.
Milikiten, el mago e indolente Le Tissier es uno de mis favoritos. Si él hubiera querido habría sido el número uno, pero era eso, indolente, y tampoco tenía espíritu ganador, lo que está muy bien, pues todo aquel que desea con locvura ganar algo expresa con ello el agujero de su deseo y de que insatisfacción. Le Tissier ha sido el entrañable Falstaff del fútbol inglés.
Sobre el video: habré visto esos goles cientos de veces, la mayor parte de ellos en directo (por tele, claro, no en el campo). Fíjese que esas dos maravillas, la 2 y la 3, las hizo el tío ¡en el mismo partido! La verdad es que me gustan todos (falta alguno antológico en la lista), pero tengo debilidad por la vaselina que le hizo al Manchester de mi cantona (le metieron una paliza 5-2 en The Dell): tras driblar en un palmo a Keane y May, la pica por encima de dos torres, Pallister y Schmeichel. ¡Antológico! Tal vez un día de estos le dedique una entrada al gran Matthew.
ahhh, Milikiten, se lo creerá o no, pero a Le Tissier lo cité en un trabajo en primero de carrera, allá por 1996-97, una cosa sobre ética. El profesor me dijo que la reflexión donde aparecía la cita no era buena (no estaba muy desarrollada; era valgo muy intuitivo), pero que al menos le había descubierto a un gran futbolista.
saludos
Muy buenos, Horrach, sus dos artículos en Kiliedro. En los nombres curiosos de los árbitros se ha dejado usted en el "etcétera" el más peculiar de todos: Condón Uriz.
Mganífica recensión la que usted hace del libro de Pericay. Lo leí hace un par de semanas y sus cuatrocientas y pico págimas se me han hecho cortas. ¡ Qué retrato en cuatro trazos que hace del petulante Arcadio!
Saludos.
umm, Reinhard, ¿lee usted en catalán?
Yo esperaba más de Pericay en lo que al tío Arcadio se refiere, algún detalle jugoso más. Pero, como usted dice, con pocas líneas lo describe en su petulancia. Lo que había olvidado y que este libro me ha recordado es que Arcadi estuvo casado hace tiempo con Soledad Gomis, la hija del Gomis de El Ciervo.
¡Impresionante lo de Condón Uriz! No lo conocía (no es de mi quinta, aunque he puesto algunos que tampoco lo son, como Cedenilla o Pezón), pero lo sumaré enseguida a mi lista. Revisando por el google me acabo de topar con uno más reciente: Enríquez Negreira.
También hay que decir que hay gente que tiene apellidos idóneos para el arbitraje y que no lo han sido, casos de Lasanta Besada, Jardín de Flores o Lao Raboso.
saludos
¡¡Joder!!, me acabo de dar cuenta de que en la lista de árbitros he repetido el nombre de Soriano Aladrén. He pedido al webmaster de Kiliedro que me cambie la repetición por el nombre sugerido por Reinhard (gracias): Condón Uriz.
Horrach, algunos gloriosos( de memoria, me puedo equivocar) de los años 70:
Pes Pérez, Guruceta Muro, Crespo Aurré, Lamo Castillo(le robó a Rusia contra Brasil en el M82), Ausocua Sanz, Déz Frías, Sánchez Arminio, y.... García Carrión, sí, el de las Bodegas.
Me parece que era Jordá el que observaba en uno de sus artículos que la argumentación y el pensamiento político y social cada vez tiene más de hooligan futbolero.
Otro asunto y hablando de arte, este proyecto en vuestro blog, por si pudiera interesaros, es sobre Filosofía Oriental, más o menos:
http://garciaweil.blogspot.com/2007/06/cuerpo-fsico-y-cuerpo-mstico-en-el-arte.html
Un saludo.
Reinhard, a algunos los he conocido (empecé a tener conscienia de ver partidos a los 3 o 4 años), como al fallecido Guruceta Muro, José Donato Pes Pérez, o Díez Frías. Recuerdo que el Butanito les ponía a algunos motes divertidos, como 'Mr Rabillo' para el landista Andújar Oliver, 'Jimmy el rápido' para Mazorra Freire (porque desenfundaba las tarjetas más rápido que Clint Eastwood la pistola en 'Un puñado de dólares') o 'Monseñor' para uno de mis favoritos, el jesuítico Casajuana Rifá.
Joaquín, sí que es posible que Jordà hiciera algún comentario en este sentido, y además lo comparto: basta ver cómo se comporta el personal en el Congreso para no saber quien es el político y quien es el hooligan.
Le echaré un vistazo al link de tu blog.
saludos
Lo mejor de los árbitros ha sido siempre el tipo atlético que lucían, o lucen. Urío Velázquez, vizcaíno él, tenía toda la pinta del gordo vascongado que se harta de chiquitos y tapero.Ramos Marco, el mediático, tenía el aspecto de cura de españolada cinematográfica.
Aunque es de justicia reconocer que existe un árbitro que, parajójicamente, no es árbitro. Me refiero al inefable, incorruptible e inconfundible Rafa Guerrero: " No me jodas, Rafa".
Otra expresión célebre del Butanito era la del "trote cochinero", que se ajustaba a estos árbitros 'atléticos' que usted cita.
Ahora que recuerdo, creo que fue Soriano Aladrén el que, en el Carlos Tartiere se cabreó con el delantero local Carlos, al que acabó agarrando por las solapas. Sólo le faltó darle un cabezazo.
Excelente post sobre la evidente relación entre fútbol (y yo lo ampliaría al resto de los "deportes"(1)) y religión
Muy pertinente
(1)el entrecomillado no obedece a la casualidad. Creo que el deporte en la actualidad tiene que ver más con el espectáculo de orden religioso, que con una actividad física solo supuestamente saludable (repara en que los periódicos deportivos parecen, a veces, tratados médicos, detallando informaciones sobre las lesiones de los "oficiantes" del sacerdocio futboleril, si se me permite el palabro)
Exacto, lo que pasa con el fútbol no es algo exclusivo, sino que puede suceder con otros deportes. La diferencia es que el fútbol es el más mayoritario mundialmente y eso le da esa noción de totalidad.
saludos
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