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martes, 29 de mayo de 2007
LA MOMIA IRT-HOR-RU
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sábado, 26 de mayo de 2007
EL MUSEO BÍBLICO
miércoles, 23 de mayo de 2007
TEORÍA MIMÉTICA (7)
domingo, 20 de mayo de 2007
LA TEORÍA MIMÉTICA DE RENÉ GIRARD (Kiliedro)

jueves, 17 de mayo de 2007
BATAILLE Y EL CRISTIANISMO

Georges Bataille, en su libro sobre la terrible figura de Gilles de Rais (El verdadero Barba-Azul), plantea una paradoja que anima, según él, la esencia del cristianismo:
“Ese desorden [de Rais, que además era muy creyente] puede coexistir con el cristianismo más auténtico, siempre dispuesto a perdonar el crimen, aun el más atroz, aun el de Gilles de Rais. Tal vez, en el fondo, aquél exija el crimen, exija el horror: en cierto sentido, los necesita para poder perdonarlos. Así es, pienso, cómo debe entenderse la exclamación de San Agustín: Felix culpa! ¡Dichosa falta! Que alcanza todo su sentido ante el crimen inexpiable. El cristianismo consiente una humanidad cargada de ese exceso delirante, que sólo el propio cristianismo ha permitido soportar”.
lunes, 14 de mayo de 2007
PYONGYANG

- En demasiadas ocasiones se adjudica a las imperfectas sociedades capitalistas lo que Orwell describe en su 1984, cuando en realidad era en una dictadura comunista en la que estaba pensando, concretamente en la de la URSS. Y Corea del Norte no es más que una prolongación del modelo que Stalin puso en marcha tras la revolución bolchevique. El Gran Hermano practica la neolengua, su corazón late a la izquierda y su visión del ‘otro mundo es posible’ no se presta a ningún consenso.
- Delisle: “Corea del Norte es el país más cerrado del mundo. Los extranjeros entran con cuentagotas. No hay internet, ni cafeterías. En resumen, ninguna diversión. Resulta difícil salir del hotel, y conocer coreanos se revela prácticamente imposible”. Además, “es el país que más ayuda humanitaria recibe del mundo”.
- Delisle se pregunta lo que todos los visitantes de Corea, lo que todo aquel que reflexione sobre Corea se pregunta: ¿creen ellos en todo lo que se les hace tragar? Yo creo que sí, sobre todo porque no tienen otra opción, no sólo por el tema coercitivo, sino porque no poseen alternativas distintas. No saben quién es Kant, ni Heidegger, ni la Biblia, ni nada. Todo es la verdad del comunismo, la destilada por el Kim de turno. El entontecimiento y la homogeneidad es total y absoluta; toda individualidad es arrancada de raíz. Y el que, aún así, se sale del molde, hay mil maneras de destrozarlo, empezando por lo que le pueda pasar a su familia (sólo se deja salir del país a algún coreano siempre que tenga familia, ya se sabe), o por enviarlo a los campos de concentración, que, como en todos los países comunistas, se llaman ‘campos de reeducación’. Efectivamente, Chomsky, Manu Chao & co. tienen razón: otro mundo es posible.
- Para un simple traslado de un pueblo a otro cercano se requiere un visado...
- Museo (dedicado a Kim senior) del Palacio de las Amistades (dedicado a Kim junior): alejado de Pyongyang, está excavado en la roca de una montaña, y es a la vez un refugio antiatómico. La finalidad del invento consiste en hacer ver que la mayoría de países del mundo admiran el ejemplo de Corea y han colmado a su pueblo y a su líder con infinitos regalos. La realidad, pero, es muy distinta.
- Las consignas lo invaden todo, incluso paisajes de la naturaleza. En una ladera, por ejemplo, se esculpe una consigna en honor de Kim junior.
- En Corea no hay minusválidos. El punto de vista oficial es que todos los coreanos "nacen fuertes, inteligentes y saludables". Problablemente Kim junior lleve a cabo los mismos métodos de Hitler para erradicar a todos los discapacitados.
- En el Museo de Bellas Artes el 80 % de sus cuadros representan a los dos Kim.
sábado, 5 de mayo de 2007
TEORÍA MIMÉTICA (6)

En la teoría mimética de Girard la esquizofrenia y la paranoia (que procede del griego paranous, un ‘estar fuera de la mente’) no son cosas que tengan un contenido autónomo, pues su génesis no permite diferenciar categóricamente a los que la padecen de los que no, sobre todo porque para Girard todos tenemos algo los mismos elementos que se desarrollan poderosamente en el paranoico. La diferencia entre un caso ‘normal’ y el de un paranoico sería sólo de grado, de intensidad de lo manifestado, no de esencia, por lo que estos casos extremos tienen un gran potencial para poder estudiar la psique humana. Y es que las características que en el paranoico se manifiestan de forma muy evidente y obsesiva caracterizan el funcionamiento de los mecanismos que permiten articular toda identidad, ya sea individual o colectiva.
Lo que más me interesa del mundo del paranoico es que en realidad se trata de un universo pleno de sentido, en el que nada escapa al azar y donde todo tiene su rigurosa aunque subjetivísima significación, su espacio férreamente determinado. El más mínimo resquicio para la incertidumbre es erradicado bajo la cosmovisión maniquea del paranoico: lo que es positivo y lo que es negativo está muy claro y su consideración es absoluta e intocable, no hay grises ni tonos medios. El signo más decisivo es el de la demonización de aquello que se considera fuera de lo propio. Pero, como se ha dicho, todos estos elementos no se dan únicamente en el paranoico; sólo su grado exagerado de manifestación escapa a las conductas 'normales'. La exclusión del otro (ya sea para demonizarlo o para santificarlo), la necesidad de sentido y el maniqueísmo son rasgos que todos compartimos y de los que nos servimos habitualmente. En el paranoico sólo están más exacerbados y su influjo es más constante.
En la biografía de Philip K. Dick que escribió Emmanuel Carrère, Yo estoy vivo y vosotros estáis muertos (se trata del mismo autor de El adversario), queda claro que paranoia e identidad van siempre de la mano: se da en ambos una auténtica obsesión por lo propio, por el yo, por el sujeto, por el Sí Mismo. Lo propio se considera como algo sagrado y en consecuencia debe ser siempre afirmado y, por ello, protegido de toda potencial agresión o perturbación. Por tanto, todo lo que está fuera del yo acaba convirtiéndose en una conjura, donde las amenazas son constantes; cualquier cosa, por inofensiva y azarosa que parezca, puede ser algo que desestabilice la estructura y el fijamiento de y en lo propio. La lógica del paranoico es la de la necesidad del sentido, que todos compartimos, y que siempre implica una mayor o menor desfiguración de lo real (que puede conducir a la manifestación de delirios autorreferentes y a una acusada monomanía). Las ideas fijas (necesarias para que el yo se imponga) se sistematizan y son absolutizadas. El mundo es el yo, el sujeto, por una lado, y todos los competidores y enemigos que lo amenazan, por el otro. Yo contra el mundo. Sólo contra todos. El típico esquema del victimismo.
En el paranoico Dick, en parte debido a su escasa autoestima y a las frustraciones padecidas, se dispara el mecanismo de proyección: de impulsos, fantasías, deseos o tensiones. Toda su vida fue un manojo de delirios, algunos enfermizos y otros francamente divertidos (como el de la supuesta conspiración para secuestrarlo y ‘quitarle’ el Nobel, en la que estarían metidos Nixon, los soviéticos, Polonia y el mismo Stanislaw Lem). Es curioso que el único momento en el que Dick consigue desligarse de sus manías obsesivas es cuando la realidad de los USA estaba presa, por el caso Watergate, de la paranoia. Siempre a la contra, Dick se convierte en alguien normal cuando todo su país enferma, para volver a caer en sus delirios persecutorios cuando las sombras políticas de la sospecha se disuelven, es decir, se resuelven en la certeza de la culpabilidad nixoniana.
(imagen: Philip K. Dick dibujado por Robert Crumb)
jueves, 3 de mayo de 2007
KAFKA Y LOS GRIEGOS

FRANZ KAFKA