jueves, 28 de diciembre de 2006

LA MUJER CTÓNICA (3)



INSECTÓNICAS


“La hembra de la mosca escorpión rehúsa aparearse con el macho que la corteja a menos que le traiga un regalo de boda sustancial, que suele ser un insecto muerto. Mientras la hembra se lo come, el macho copula con ella. Durante el apareamiento, el macho tiene agarrado el regalo nupcial, como si quisiera impedir que la hembra se fugase con él antes de finalizar la cópula. El macho tarda veinte minutos de cópula continuada en depositar todo el esperma en la hembra. Los machos han desarrollado la capacidad de elegir un regalo nupcial que las hembras tardan aproximadamente veinte minutos en consumir. Si el regalo es más pequeño y se consume antes de que la cópula haya terminado, la hembra expulsa al macho antes de que haya depositado todo el esperma. Si el regalo es mayor y la hembra tarda más de veinte minutos en comérselo, el macho completa la cópula y ambos se pelean por las sobras”.

La evolución del deseo, David M. Buss.

16 comentarios:

El Pez Martillo dijo...

Cambie usted el insecto-regalo por una buena cuenta corriente y el texto también vale para describir el comportamiento de esos extraños mamíferos que somos nosotros.

Anónimo dijo...

Aunque este comportamiento pueda parecernos a priori desmesurado y propio del mundo animal, en el fondo no es tan descabellado como parece aplicado desde una óptica antropológica.
Este tema, amigo Horrach, puede dar mucho de sí. Un saludo.
Desmelénate más.
"El músico fantasma"

Johannes A. von Horrach dijo...

Lo primero que hay que decir es que este texto de David Buss (ed. Alianza) me lo descubrió el amigo AS (Atleta Sexual), y que precisamente este mismo fragmento ya lo colgó él en su blog ('El aprendiz al sol', que está en los enlaces) y en el de Arcadi Esapada (ídem). Recurro a él de nuevo, junto con una explícita imagen del gran HR Giger (imagen que refleja la brutalidad de la cópula), el creador del bicho de Alien, porque me parece adecuado en este nuevo contexto ctónico. (seguro que el Rabino podrá ilustrarnos más profundamente sobre el alcance de esta iconografía gigeriana).

Amigos Pez y Músico (por cierto, ¿está usted emparentado con el Batería Mítico?), de acuerdo en que la analogía insectónicahumana se establece de forma inmediata, y no falta razón. Evidentemente hay que dejar de lado las diferencias, que no son pocas, pero hay allí un fondo que hermana las conductas, demostrándonos que existe algo que pertenece exclusivamente a la Naturaleza, algo que escapa a la voluntad de sus criaturas individuales o especies diferentes. Es la brutalidad amoral de lo evolutivo, y esa brutalidad la podemos ver en nuestras relaciones sexuales, ya impliquen a la mujer como al hombre. Siempre hay un fondo biológico-ctónico que tira de nosotros independientemente de lo que nuestra voluntad pretenda.

Johannes A. von Horrach dijo...

Vaya putada. Hoy aparece en el suplemento cultural del Diario de Mallorca, 'Bellver', una larga crítica de Nadal Suau sobre 'Sexual Personae' precisamente, algo insólito en la prensa, mallorquina y española. La putada es que no aparece el texto en la web del periódico y un servidor no tiene escaner para colgarla aquí. Amigo Pez, ¿puede usted escanear el artículo?

Johannes A. von Horrach dijo...

Bueno, al final lo he pesacdo en pdf. Empieza en la página 4:

http://www.diariodemallorca.es/media/suplementos/2007-01-04_SUP_2006-12-29_23_32_50_bellver.pdf

Anónimo dijo...

Y una reseña de Chester Brown en la misma página. Lo he enlazado en uno de los Mositos, gracias por la referencia.

Anónimo dijo...

Sobre las analogías, yo le echaría un vistazo a Las palabras y las cosas, para empezar. Y a Identidad y diferencia. Y este tipo en particular se engloban sin dejar mucho lugar a dudas en el darwinismo social, postura, siendo blandos, bastante discutible. El olor a falacia naturalista se siente, además, a leguas de distancia. ¿Nos damos cuenta de todo esto y seguimos a sabiendas, con un par, o paramos a tomar aire y echamos a andar de nuevo?

Johannes A. von Horrach dijo...

No le acabo de entender, ex-rabino. Su pregunta final aparenta dar dos soluciones, pero se queda en una, o sea, no hay opción. Y lo del darwinismo social y la falacia naturalista no sé de donde se lo saca. Explíquese un poco, por favor, y así podré contestarle. shalom.

Johannes A. von Horrach dijo...

No está nada mal la crítica de Nadal Suau, que no es fácil resumir en dos páginas las mil y pico con que cuenta el libro de Paglia. Primero, la valentía de deicarle la crítica semanal; y encima después destaca los puntos más importantes del libro y no se deja llevar por el espíritu prejuicioso que caracteriza a sus compañeros de profesión (bueno, en el caso de Suau, de segunda profesión, que la primera es la de profe de instituto). Bien por Suau!

(Una pena que no tenga el texto 'libre' para colgarlo aquí o en el blog de Arcadi. ¿Alguien sabe cómo se entresaca de un pdf de 8 páginas la 4 y la 5?)

Anónimo dijo...

>>>Y lo del darwinismo social y la falacia naturalista no sé de donde se lo saca. Explíquese un poco, por favor, y así podré contestarle.

Unas citas...

>>>Cambie usted el insecto-regalo por una buena cuenta corriente y el texto también vale para describir el comportamiento de esos extraños mamíferos que somos nosotros.

>>>Aunque este comportamiento pueda parecernos a priori desmesurado y propio del mundo animal, en el fondo no es tan descabellado como parece aplicado desde una óptica antropológica.

>>>la analogía insectónicahumana se establece de forma inmediata, y no falta razón. Evidentemente hay que dejar de lado las diferencias, que no son pocas, pero hay allí un fondo que hermana las conductas, demostrándonos que existe algo que pertenece exclusivamente a la Naturaleza, algo que escapa a la voluntad de sus criaturas individuales o especies diferentes. Es la brutalidad amoral de lo evolutivo, y esa brutalidad la podemos ver en nuestras relaciones sexuales, ya impliquen a la mujer como al hombre. Siempre hay un fondo biológico-ctónico que tira de nosotros independientemente de lo que nuestra voluntad pretenda.

...Y un enlace
y otro más.

Johannes A. von Horrach dijo...

Sigo sin verlo, ex-rabino. Como otras veces anteriormente, sacas unas conclusiones 'esencialistas' de comentarios que no tienen esa vocación, aunque tú creas verla. Ni yo, y creo que tampoco Pez Martillo, hemos absolutizado la lucha por la existencia hasta los límites del darwinismo social. Lo que digo, y eso es innegable, es que hay unos factores, biológicos, en este caso, que inciden en la conducta de la mosca escorpión y del ser humano, pero yo no digo que no haya otros, absolutizando estos. Las conclusiones de alcance "discutible" las sacas tú.

Y en lo segundo, considero que también te equivocas: si por falacia naturalista entendemos "Este tipo de falacia que en justificar la bondad de algo por el mero hecho de considerarlo 'natural'", pues tampoco considero haber cometido este 'pecado'.
Ni digo que lo natural sea bueno ni sea malo, sólo que existen un determinado tipo de estrategias.

Shalom.

Anónimo dijo...

>>>Su pregunta final aparenta dar dos soluciones, pero se queda en una, o sea, no hay opción.

La pregunta no "aparenta" las opciones. Las da.

Johannes A. von Horrach dijo...

No, sólo hay una salida. Entonces, es una pregunta con trampa.

Anónimo dijo...

>>>Como otras veces anteriormente, sacas unas conclusiones 'esencialistas' de comentarios que no tienen esa vocación, aunque tú creas verla.

Tienes razón en todo y yo estaba equivocado. Es mi última palabra en esta discusión. Y en las demás.

Johannes A. von Horrach dijo...

Bueeeeeeno, venga hombre, no te hagas la víctima, que esto no es un combate. Desde que te han cesado como Rabino estás menos simpático. :-)

Johannes A. von Horrach dijo...

Hay que reconocer que no soy el más indicado para ponerme a pontificar sobre según qué temas, más que nada porque me faltan lecturas, por ejemplo, 'Las palabras y las cosas' de Foucault, que llevo aplazando demasiado tiempo. O también su 'Arqueología del saber', que ayer encontré en la biblioteca. Así que, de momento, pausa al debate, avituallamiento del ciclista rezagado (myself), y luego a pedalear de nuevo.

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