(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
Los españoles tenemos históricamente fama de recios y de ser gente confiable que posee firmes principios, incluso demasiado firmes. Pero eso es cosa del pasado, porque en las últimas décadas si nos caracterizamos por algo es por la volubilidad de creencias y la falta de convicciones. El chaqueterismo es la ideología mayoritaria entre nosotros, hasta el punto de que español y converso son casi sinónimos. No es por otra cosa que funcionan tan bien experimentos como el de Pablo Iglesias, sobre todo en esta última fase del mismo en la que se intenta travestir su evidentísima ideología de inicio con la aureola centrista que permita asaltar si no los cielos al menos la Moncloa.
Así
que gratis et amore ofrezco desde aquí a los podemistas isleños un
nombre para bautizar con fidelidad extrema su proyecto: nada de Podem
o Guanyem, sino Daixonem. Para los no iniciados en los arcanos de la
idiosincrasia mallorquina (ja te diré coses, fora problemes, tira
tira, etc.), el verbo daixonar es la piedra estructural de esta forma
fascinantemente confusa de ver el mundo, porque viene a significarlo
todo y nada a la vez. El colmo de la sutileza vaporosa llega cuando
combinamos la forma verbal con su sustantivo, “daixonem es daixò”.
Creo que nada más adecuado para el camino ambiguo de los apóstoles
de Iglesias que bautizarse en Mallorca de esta manera, sintetizando
con el lema “daixonem sa dallona” su completo programa electoral.
No
es para caer en derrotismos autocomplacientes (tan españoles, por
otra parte), pero hay que reconocer que vivimos en un país chocante.
¿Conocen ustedes muchos países o empresas privadas donde un
Secretario de Estado cobre más que su jefe, el Ministro del ramo? ¿O
que el Presidente del Gobierno, el hombre con más responsabilidades
políticas del país, tenga a 264 cargos administrativos por delante
con mayores ingresos? Es curioso, pero cuanto más te alejas de la
primera línea, mejor sueldo. Ideal para un país de lobbistas
opacos, agentes, asesores, muñidores en la sombra, etc. Como también
es ideal para esta gente que no tengamos constancia, ni con la
reciente (y más que estéril) Ley de Transparencia, de las visitas
que recibe en Moncloa el señor Rajoy. Hay que daixonarlo todo.
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