(artículo publicado hoy en El Mundo-El Día de Baleares)
El gobierno Bauzá ha puesto sobre la mesa la intención
de reducir el marasmo legal que nos apabulla, con la idea de derogar
220 decretos y revisar una docena de leyes autonómicas. Primero de
todo, será interesante ver si acaba cumpliéndose este plan, porque
en el mundo de la política, articulada a partir del sujeto puramente
declarativo, el paso de las intenciones a los hechos es más
gigantesco que el mar de Júpiter. Nos tomamos tan en serio estos
anuncios que, cuando no nos gustan los criticamos como si ya se
hubieran aprobado bajo leyes en firme, y cuando sí los jaleamos sin
tener en cuenta que de momento no son más que palabras.
Pero en este caso de la reducción de leyes, nada sería
más aconsejable teniendo en cuenta nuestra situación, con un paro
instalado en el 26'7 %, y una sobredosis legal que es muy
contraproducente a la hora de crear empresas y, en consecuencia,
puestos de trabajo. España, sumando las leyes que emite el Estado y
los 17 miniestados que lo conforman, es un gigantesco elefante, lento
y pesado, que paraliza todo aquello que toca. Los datos de esta
hipertrofia regulatoria son espectaculares: 13.000 normas y 900.000
páginas de legislación entre Gobierno central y Comunidades
Autónomas; puesto mundial número 136 en apertura de negocios; el
100 en protección de inversores; el 44 en facilidad de desarrollar
actividad empresarial; el 70 en obtención de electricidad; el 64 en
cumplimiento de contratos, etc. Todo este delirio produce una
fragmentación caótica del mercado nacional, un exceso de cargas
administrativas y múltiples contradicciones. Uno se sorprende de
que, a pesar de todo, este país siga funcionando de alguna manera,
viendo las trabas que desde la política se erigen para su
desarrollo. Montar una empresa en este país es una labor de dioses
de la mitología griega, teniendo en cuenta lo dicho, además de la
dificultad de financiación que los emprendedores encuentran en los
bancos, que prestan más (con la mitad de interés) a las grandes
empresas.
Sin embargo, no desesperen, porque hay empresas que sí
funcionan. Por ejemplo los partidos políticos tradicionales, que
deben fortunas a sus acreedores, pero que sin embargo siguen gastando
cantidades faraónicas, sobre todo en periodo electoral. O los
sindicatos, con una UGT pluriimputada, y con CCOO, que acaba de
declarar un beneficio de 1'05 millones en 2012, nada menos que el
peor año de la Crisis. ¡Esto sí que es un ejemplo de empresa de
éxito! Ya vimos con el instituto Noos que los inventos “sin ánimo
de lucro” pueden alcanzar ventajosas posiciones de liderazgo. Sólo
les ha faltado cotizar en el Ibex-35.
4 comentarios:
Es esperanzador y muy positivo que desde el ámbito de la filosofía haya una voz diferente a la de siempre. Mientras la comunidad filosófica y humanística se entrega al sermón intervencionista, y sigue confiando en la ingeniería social mediante la imposición de normas, este artículo prueba que hay quien supera los lugares comunes, y además, con argumentos. Enhorabuena.
Soy argentino, habitante de un país en donde el gobierno actúa con ineptitud (en gran parte porque el sector corporativo no le da respiro), y la oposición (aquí en la graciosa Argentina lamentablemente la oposición al partido oficialista no es otro partido sino un grupo de empresarios que dirigen masas a base de mentiras y monopolio mediático) quiere hacer lo que le sale de los huevecillos y que nadie le diga nada. Es curioso que depende de donde lo mires, el paisaje cambia, para ustedes es una crisis para nosotros, el día a día, estamos igual, aunque tal vez por distintas razones. Pero aun así no pinta bien; quería comenzar pequeños negocios con españoles este año, pero la situación no da nada de confianza.
Ustedes con neoliberales, nosotros con socialistas. Se supone que el socialismo tiene que funcionar, pero no arranca. Del neoliberalismo no espero nada bueno.
Saludos.
Amigo Hayek, es usted tan amable como siempre (por su nick, imagino quién es). Sin duda es mi lector más entusiasta, cosa que le agradezco. un fuerte abrazo
Álvaro, bienvenido al blog. La verdad es que no sé si exactamente lo que ha funcionado en España es el 'neoliberalismo'; más bien, como lo llaman los de Fedea (un think tank interesante) es "capitalismo de amigos", o sea, una versión cerrada del capitalismo que beneficia a las cercanías y contactos de los partidos políticos de poder. Porque, ¿a quién beneficia que sea tan difícil montar una empresa en España? Pues obviamente a las grandes empresas ya en marcha y que tienen vínculos con los partidos de gobierno, que no quieren ninguna competencia. saludos
Muchas gracias por darme nuevamente la bienvenida, soy su seguidor desde hace un tiempo. Ha alumbrado bastante mi idea de la crisis española con su respuesta.
Tratando de ser preciso y breve acerca de la crisis argentina en lo relacionado con las corporaciones, la cosa es que: por mucho tiempo tuvieron plena libertad (libertinaje) y ahora que les ponen límites no les gusta y toman de rehenes a la población con un discurso mediante el cual se identifican como las víctimas, crean un falso vínculo con las masas y los utilizan a su antojo, porque, vamos, estar en contra del gobierno (sin importar de cuál se trata) siempre está de moda, y siempre se le encuentra alguna hilacha a cualquier gobierno, pero las empresas, ¡ah no, las empresas son perfectas!
Saludos.
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