sábado, 20 de noviembre de 2010

LA MUJER CTÓNICA (14). EL DISCURSO SUPLANTA LA REALIDAD

Miquel Llodrà

      Un discurso se impone en una sociedad no tanto por la fuerza de sus argumentos defensores como, fruto de su capacidad coactiva, por la cesión de los no necesariamente afectos, y el maximalismo de cierto feminismo ha seguido esta premisa para consumar su esfera de poder, aunque intuyo que su representación directa en la sociedad resulte de facto no tan mayoritaria como parece. 

         Un caso concreto de cómo se aplica este procedimiento de dominio de un discurso que altera lo real lo hemos podido analizar estas semanas en Mallorca, donde nadie, absolutamente nadie, está discutiendo que se incluya entre los casos de llamada 'violencia machista' una muerte que no cumple los requisitos mínimos para formar parte de la lista. Se trata de la muerte por atropello de Anne Wanjiru a manos de su todavía marido (aunque parece que en trámites de separación), Miquel Llodrà. La primera ráfaga ofrecida en los medios encajonaba el suceso entre las redes estereotipadas de casos ya conocidos: machista probado que tras años de vejaciones consigue asesinar sin piedad a su victimizada mujer. Luego, una lectura atenta del caso demostraba que nada en él se asemejaba al modus operandi conocido. Al contrario. El discurso no permitía expresar la realidad de lo ocurrido, pero eso no ha sido óbice para que los medios de comunicación y el Parlamento balear consumen una acrítica unanimidad (¡pleonasmo!) a la hora de calificar al crimen como 'machista'. Nadie se atreve a iniciar debate alguno sobre el caso, pues todos sabemos que, en el mismo momento en que eso se haga, el buenismo imperante pondrá en marcha la engrasada maquinaria de descalificaciones y condenas habituales cuyo fin no es otro que la liquidación civil del hereje en cuestión.

        Sin embargo, la ideología y el sectarismo no puede cambiar unos hechos que abren muchas incógnitas en los muros de la visión reduccionista del feminismo institucionalizado. Hay una muerte, como prueba la investigación policial, pero no se trata de un crimen de raigambre machista ni de algo premeditado. Porque Llodrà, 36 años mayor que su esposa y antiguo traductor de la ONU, no agredió nunca a su mujer. Ella, en cambio, sí: ¡lo apuñaló en el cuello, en 1999! Tras salir del hospital, él la perdonó. En efecto, había violencia doméstica en este caso, pero no en el sentido que se suele destacar. Para mayor fractura del corsé ideológico de nuestros 'maccarthistas' de guardia, él tampoco parece que la presionara física ni psicológicamente durante los años de relación. Al contrario, pues tras unos 20 años de vida en común se vio incluso obligado a abandonar su propia casa hace unos meses por la constante presión que ejercía ella en su contra (antes de partir, Llodrà llevaba muchos meses viviendo arrinconado en un cuarto de la residencia). Incluso el día de la muerte de Wanjiru la actitud de Llodrà no fue en absoluto la del maltratador que trata de planificar algo grave, pues no parecía tener en mente hacerle el más mínimo daño. Al contrario, Llodrà acudió a su casa, aquella de la que su mujer había conseguido expulsarle con unos malos modos ejercidos durante años, para hacerse con un busto de su hermana, fallecida un tiempo atrás. El anciano Llodrà, que vivía solo en el puerto de Pollença, añoraba la presencia de aquella hermana a la que quería mucho. Entonces decide coger el busto el martes de la semana pasada, y lo hace a una hora temprana, al parecer pensando que su todavía esposa permanecerá dormida. Quiere evitar discusiones. Sin embargo, ya en la casa, ella se despierta y se enfrentan muy acaloradamente. Wanjiru dice, según los medios: "No te vas a llevar nada de esta casa". La casa de él. Ni siquiera un objeto sentimental que pueda atenuar la soledad de un viejo de 86 años. Él consigue salir y, ya en el coche, ve como ella se arroja al suelo, histérica, delante de los neumáticos. Cruzan insultos y amenazas, y finalmente, muy afectado por la refriega, él aprieta el acelerador y la atropella. Enseguida, y junto con el hijo de ambos, la atiende y se la lleva con el coche a un centro sanitario, donde finalmente fallece. Esta es la historia del caso. Ella es la víctima porque es la persona fallecida, pero no suele suceder que se califique de víctima a esos hombres que, tras años de apalizar a sus mujeres, son muertos por ellas en medio de una refriega.

        He aquí una prueba de cómo en ocasiones se incluyen en las listas de 'crímenes machistas' casos que no cumplen los requisitos, lo que permite falsificar esos datos que después enfáticamente nos ofrecen los profesionales del sector para justificar sus políticas discriminatorias. No se analiza críticamente cada caso, sino que todo se arroja en la picadora ideológica con el fin de utilizarlo ad libitum. Y al mismo tiempo que se produce este fraude, no se realiza ninguna investigación profunda sobre cuántos casos de entre los 3.000 hombres que se suicidan cada año en España (recordemos que se suicidan tres veces más hombres que mujeres, en prácticamente todas partes) puedan tener algo que ver con una situación deplorable propiciada por la impresentable (por discriminatoria contra el hombre) ley de divorcios que funciona en este país. 

17 comentarios:

Salva dijo...

Muy buena entrada, como todas las de la saga.

Por rebajar el tono del post, he recordado dos momentos vistos/leídos en los últimos meses y no quiero dejar pasar la oportunidad de reseñarlos (sin "spoilers", ojo): uno, en la tercera temporada de Breaking Bad (tercer capítulo, creo), donde Skyler -la mujer del protagonista- decide vengarse de él: qué despliegue de ctonismo...

Y el segundo, el final de "Quítame tus sucias manos de encima", la novela de Migoya, con Nancy haciéndose cargo del pobre John; también ctonismo puro.

Un saludo.

navarth dijo...

Si entras en el blog de Elena Valenciano verás cómo aprovecha esta noticia para lanzar una desaforada diatriba feminista:

”(…) la atropelló, haciendo que el coche le pasara varias veces por encima. ¡Cuánto odio acumulado! ¡Cuántos celos! ¡Qué egoísmo tan criminal! Detrás de esa cruel acción, están los siglos de posesión, de dominación de las mujeres por parte de los hombres.
“Eres sólo mía. Si no eres mía, no eres de nadie y si yo voy a morir pronto, no te quedarás aquí”…como la familia del faraón que se enterraba con él y con todas sus pertenencias. Maldito anciano cruel”
.

Es curioso en este caso lo siguiente. Elena Valenciano ha sido una de las escogidas para 'resolver’ el problema de Marruecos (mover papeles, poner cara de velocidad, y esas cosas), y el día antes de realizar esta entrada en el blog estaba en París para intentar fijar una 'postura común' con una delirante ‘agrupación de socialistas del Magreb’ Pues bien, hay que recordar que, precisamente, una de las acusaciones que se realizan al gobierno de Marruecos es haber atropellado a un ciudadano español. Así que Elena Valenciano desperdició una buena ocasión para denunciar, con igual contundencia, que Marruecos “lo atropelló, haciendo que el coche le pasara varias veces por encima”

navarth dijo...

Y no tiene nada que ver con la entrada, pero tenía ganas de comentarte esto. Supongo que conoces esta noticia:
http://www.elespectador.com/noticias/elmundo/articulo-235534-ya-son-tres-los-muertos-ataques-onu-haiti
Parece que calca lo que describe Girard sobre las persecuciones a judíos en la Edad Media: crisis social, crímenes estereotipados (acusan a la ONU de haber traído el cólera), violencia mimética…) Lo curioso es que en esta ocasión las víctimas, los elegidos para descargar la violencia unánime, no son los débiles, sino los fuertes: la ONU, los representantes del primer mundo.
Un abrazo.

Johannes A. von Horrach dijo...

Gracias Salva, y bienvenido al subsuelo.

Amigo Navarth, agradecido porque saques a colación lo de la Valenciano. He estado unos días fuera y no conocía este texto suyo que no es otra cosa que la constatación de lo que digo: el 'maccarthismo' feminista que todo lo mete en la trituradora para que adopte la forma que deseen. Codificar la realidad según el propio y esquinado criterio, y, lo más sonrojante de todo: que ese criterio se imponga ciegamente en la sociedad. Es terrible que personas tan mediocres y malintencionadas como Elena Valenciano tengan el poder que tienen en España.

saludos a ambos

Johannes A. von Horrach dijo...

En cuanto a lo de Haití, que tampoco conocía hasta hoy mismo, creo que sí se adapta perfectamente a las tesis girardianas. Parece incluso que la acusación típica sobre la exterioridad del contagio (en las sociedades subdesarrolladas, más a nivel mental que material, el mal siempre es un fenómeno que agrede desde el exterior) se ceba, de entre todos los cascos azules, con unos particulares en el sentido de tener poco peso específico de dominio: los nepalíes. Que una sociedad como la haitiana, entregada el delirio del vudú, manifiesta conductas tan sacrificiales no me extraña nada.

De todas maneras, en la obra girardiana también hay casos antropológicos o de la historia occidental sobre la elección de víctimas 'fuertes' para el sacrificio o la exclusión. El caso de determinados reyes, por ejemplo. ¿Por qué sucede eso? Pues porque el mecanismo sacrificial busca la diferencia para ser ejercida, no necesariamente la diferencia representada por el débil. Se busca la diferencia para, gracias al sacrificio-exclusión, volver a reinstaurar la unanimidad en la comunidad, una homogeneidad absoluta que sólo puede propiciarse a través de la separación de una diferencia que se dibuja con tintes absolutos. Para esa operación el diferente puede ser también alguien superior que, en el momento desencadenante del sacrificio, se encuentre en posición de ser atacado criminalmente. Es el caso de los soldados de la ONU, que serán un ejército, pero que, fruto de la orientación judeocristiana de su existencia, no ponen en marcha la violencia que en teoría podrían desplegar. Es una fuerza que se bloquea a sí misma, lo que la hace una gran candidata a ser elegida como chivo expiatorio. Pasa lo mismo en la relación entre el islamismo fundamentalista y Occidente: el segundo es el fuerte, teóricamente, pero sin embargo se ha convertido en un perfecto chivo expiatorio.

abrazos

Johannes A. von Horrach dijo...

Por cierto, la valenciano, además de realizar una interpretación sectaria y torticera, miente en una cosa de la muerte de Wanjiru: Llodrà no le pasó varias veces con el coche por encima. La arrastró varios metros, y él realizó varias arrancadas, pero siempre con ella bajo el coche. Es decir, que eran arrancadas más propias del pánico ante lo que acababa de suceder que por una psicopática voluntad de irla triturando, marcha adelante y marcha atrás, de forma voluntaria.

Lectora dijo...

Bueno no se si este caso puede englobarse en los de malos tratos o no, pero desde luego un hombre se ha cargado a una mujer, eso es un hecho objetivo.

A lo mejor la Valenciano peca de subjetividad pero usted Horrach igual también "arrancadas propias del pánico"...dice.
Atropellar a una mujer que está sentada indefensa por muy borde que se haya puesta es un acto salvaje que no tiene descargo.

Si fue un arrebato insensato desde luego el ir soltando chistecillos en el juzgado después no ayuda mucho a esa versión.

También hay que decir que sentarse delante de un sujeto iracundo metido en un coche demuestra un instinto de supervivencia bastante nulo.

Siempre he pensado que en los casos de malos tratos se juntan el hambre y las ganas de comer, ambos sujetos padecen desequilibrios que se retroalimentan mutuamente de forma fatal.
No solo el hombre es el que padece una conducta alterada, ella también y no como fruto del matrato sino previamente, ese es el problema que parece no querer verse nunca.

Johannes A. von Horrach dijo...

Claro que 'un hombre se ha cargado a una mujer', ese no es el quid de lo que digo. El quid es que si en otros casos parecidos, pero con roles intercambiados (el caso que he dicho de mujer que, tras años de maltratos y en el contexto de una durísima refriega entre ambos cónyuges, acaba matando a su marido) la justicia aplica 'circunstancias atenuantes', en este no se está haciend igual, cuando ha habido agresiones muy serias (apuñalamiento incluso), denuncias y violencia psicológica. Que el objetivo de todas esas violencias, hasta el día del atropello, fuera el hombre y no la mujer no debería cambiar las decisiones tomadas por el juez instructor (en este caso, jueza). Pero sí se ha aplicado otro método, simplemente porque Llodrà es un hombre y no una mujer. No sólo parece que no se le aplican a su caso esas 'circunstancias atenuantes' que sí se dan en casos idénticos pero con mujer en el papel de Llodrà, sino que además, para colmo, se le aplica el 'agravante' de un supuesto machismo que habría guiado su conducta, y que sin embargo no aparece por ninguna parte. No tiene ningún sentido lógico, pero es normal si tenemos en cuenta que esta ley actual para el maltrato es menos lógica y justa que ideológica y sectaria (eso de que un mismo hecho en la mujer sea sólo falta y en el hombre delito clama al cielo).

En cuanto al atropello en sí, también veo una circunstancia atenuante más, y tiene que ver con la edad de Llodrà, porque no es lo mismo tener 86 años que 50 a la hora de controlar el manejo de tu vehículo en el contexto de una pelea violentísima. Estás en inferioridad evidente de condiciones con una persona que tiene 36 años menos que tú. Y lo de las 'arrancadas propias del pánico' no me lo invento yo, sino que se deduce de la narración de la propia policía reflejada en los medios, porque el atropello no se produjo como se inventa la mente calenturienta e irresponsable de Elena Valenciano (es decir, no fue el atropello peliculero del tipo que pasa por encima del cadáver varias veces, para irlo rematando), sino a partir de las varias arrancadas desesperadas tras la inicial, que buscaban desenganchar el coche del cuerpo. La Valenciano interpreta la situación como si Llodrà hubiera estado esperando en el coche a que su mujer saliera de la casa para pasarle por encima con saña y alevosía, y ya hemos visto que las cosas no sucedieron así, ni mucho menos.

saludos

Anónimo dijo...

En primer lugar felicidades por su blog y gracias por recibirme

Mirando la cara de Miquel llodrá me parece ver terror y expectación . No lo defiendo porque no tiene defensa, pero la cara es el espejo del alma.
Con 86 años, hay muchísima gente que tiene episodios de desorientación y agresividad, en mi trabajo he visto agresiones al personal, por parte de personas que se acercan o rebasan esa edad. Generalmente se lamentan, piden perdón, perdón por haber perdido los papeles, incluso lloran porque están avergonzados de sus actos ( el ultimo hace tres días). Son personas que no tienen demencia senil ni ninguna patología mental que sepamos, simplemente cualquier cambio brusco en su rutina, les produce esos episodios.
No me imagino ni de lejos lo que pudo pasar por la cabera de Miquel LLodrá.
Sinceramente yo no lo llamaría violencia machista, si doméstica, aunque no se si se debiera diferenciar.
No creo que sea un crimen de hombre a mujer ( que lo es), mas bien creo que es una tragedia de desesperación, en el que los dos son victimas.


Luisa

Johannes A. von Horrach dijo...

Es usted muy amable, Luisa. El caso Llodrà-Wanjiru, por lo leído estas semanas en la prensa, tiene todos los ingredientes de una novela de Dostoievski. El inicio de la relación ya resulta algo chocante: conocerse en Viena, un viejo del norte de Mallorca (65 años) y una joven keniata (29), en plena reunión de la ONU (creo que de una agencia sobre la cuestión atómica), ya tiene su miga. También que un señor ya al borde de la jubilación, y que parece que soltero de toda la vida, inicie un matrimonio con alguien 36 años menor (y de una cultura tan diferente), ya con un hijo de otra relación previa, tiene unos riesgos que seguramente él no debía contemplar en un principio. Viendo lo que siguió después, tras sólo unos pocos años buenos (con niño incluido), deja constancia del potencial explosivo que tienen historias de tensiones latentes que se emponzoñan con los años. Los vecinos dicen que se veía venir un final parecido, aunque ninguno llegó a pensar que se podría llegar a tanto.

saludos

Johannes A. von Horrach dijo...

A quien interese:

Elena Valenciano ha censurado un comentario que le dejé en su blog hace pocos días, en la entrada correspondiente al caso Llodrà-Wanjiru. Mi comentario era de lo más light, sin malas formas, y sólo le aportaba el link a esta entrada de un servidor, con el añadido de que así podría conocer detalles del caso que ella había ignorado hasta ese momento. Pone el listón muy bajo la señora Valenciano censurando cosas tan poco lesivas. ¿Alguien se acuerda de una cosa muy celebrada hace sólo un par de años, algo raro llamado TALANTE?

Le acabo de dejar otro comentario, en contestación a su censura, del que dejo constancia aquí antes de que sea borrado de nuevo:

"Señora Valenciano, compruebo con cierta sorpresa que me ha censurado un comentario que dejé aquí hace unos días. No entiendo que un texto que aportaba información a la historia Llodrà-Wanjiru (una información que usted dejó de lado a la hora de guionizar edificantemente la historia de marras) sea motivo de sanción tan drástica.

saludos cordiales"

SPQR dijo...

Le acabo de dejar un link a tu blog: Deberíamos informarnos de los hechos. Siempre es saludable.

"Tu comentario aguarda moderación"

No creo que la pase.

Anónimo dijo...

Lo de la señora valenciano es penoso, la argucia típica de la gran mayoría de políticos, que ademas suele dar resultado.
Son mas listos...

Luisa

Johannes A. von Horrach dijo...

... y sigue lo de la Valenciano!

Me sigue vetando, dejando en stand by mi último comentario. Lo curioso es que sí ha aceptado comentarios mucho más ofensivos, como uno en el que la llaman 'feminazi'. En cambio, el mío lo rechaza. Debe preferir que la insulten, tal vez porque así se pone más en evidencia el insultador que el insultado, antes que alguien educadamente le señale sus colosales e irresponsables lagunas (informativas y morales). En fin.

Juan Planas Bennásar dijo...

Excelente, Horrach;-)

Saludos

Johannes A. von Horrach dijo...

Gracias, Juan, encantado de verle por estos andurriales.

saludos

Johannes A. von Horrach dijo...

Como era de esperar, buenas noticias para Llodrá, aunque sorprende que lo hayan tenido tanto tiempo en la cárcel y sometido a medicación abusiva. No quiero ponerme a elucubrar sobre las intenciones de la señora jueza, pero es como para pensar mal.

http://www.diariodemallorca.es/sucesos/2010/12/27/forenses-dudan-miquel-llodra-tuviera-intencion-matar-ex-mujer-pollenca/631430.html

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